El 3 de Marzo 2017 | 20:13
Después de haber pasado unos cuantos años en la universidad, la gata Mae Borowski vuelve a casa de sus padres en Possum Springs, el pueblo en el que nació, creció y se divirtió. Pero también en el que sufrió. La razón por la que ha vuelto es un misterio, ni siquiera sus propios padres saben el motivo que ha hecho que Mae abandone sus estudios antes de tiempo para regresar a casa. Sin embargo todos la reciben con los brazos abiertos, como si nada hubiera cambiado, pero el hecho es que sí. Todo ha cambiado.
Esa es la premisa de 'Night in the Woods', el nuevo juego que Alec Holowka, Scott Benson y Bethany Hockenberry han creado bajo el sello del estudio Infinite Fall. Este título ha sido editado por Finji después de que sus creadores consiguieran financiar el desarrollo a través de Kickstarter. Su creación no ha sido un camino de rosas y ha sufrido varios retrasos. Pero ya está aquí, con nosotros, y ya podemos jugarlo.
Antes de empezar tengo que reconocer que hacer un análisis de un juego como 'Night in the Woods' es probablemente el reto más difícil al que me haya enfrentado en todo el tiempo que llevo escribiendo sobre videojuegos. Es un juego que me ha tocado tan de lleno que me resulta complicadísimo ponerme a emitir juicios de valor sobre él; cuenta una historia muy personal con una narrativa que destila una naturalidad realista, quizás es por eso por lo que me ha resultado imposible no empatizar tanto con su protagonista principal como con el resto de personajes. A pesar de la dificultad de este reto me apetece planteármelo, porque reflexionar sobre él es la única forma que tengo de conseguir entender su mensaje.
¿Me prestas un sentimiento?
Porque si hay algo que importa a la hora de enfrentarte a este juego es tu propia experiencia vital: por alguna razón todos las personas con las que he hablado sobre 'Night in the Woods' me han dicho que al jugarlo se han sentido tan identificados que el juego les ha calado fuertemente. Y da la casualidad que la mayoría somos jóvenes de unos veinte años -eso que algunos llaman 'milennials'- y/o que hemos tenido experiencias de retorno al hogar. No es que haya hecho una investigación exhaustiva, pero si te encuentras dentro de esos grupos sociales, amigo mío, 'Night in the Woods' te va a golpear fuerte en los feels.
Quizás llegados a este punto alguien se está preguntando qué es lo que hay que hacer en el juego, y ciertamente es una pregunta difícil de responder. En 'Night in the Woods' lo que hay que hacer es vivir; una vez que has llegado a Possum Springs tienes la opción de ir a un lado y a otro, de escalar y hacer equilibrios por el tendido eléctrico, de hablar con los habitantes del pueblo y ver su reacción, de descubrir lugares secretos... Eres libre de hacer lo que te plazca.
Real como una torta en la cara
En el universo de 'Night in the Woods' los días pasan inevitablemente, como en el nuestro, así que es tu decisión hacer que esos días cuenten. Dependiendo de lo que decidas hacer o no la trama se irá ramificando de tal modo que puedes perderte una buena parte de la experiencia si no estás al quite. No quiero que se interprete esto como un punto negativo, todo lo contrario, de este modo el juego no sólo gana en rejugabilidad sino que también lo hace en naturalidad. Los días pasan y no puedes hacer todo lo que quieres; cada vez que quedas con un amigo le estás diciendo que no a otro, lo que dará como resultado una partida propia, diferente a la de cualquier otro videojugador.
Todos y cada uno de los personajes están construidos de una forma exquisita, con personalidades creíbles que no parecen propias de seres ficticios. Y vamos a notar esa personalidad en todas las interacciones que tengamos con ellos, sea por el medio que sea. Al tener un diseño tan bueno, las relaciones entre los personajes también derrochan ese realismo del que hace gala constantemente 'Night in the Woods'. La pandilla de Mae es como cualquier grupo de amigo que podríamos tener cualquiera de nosotros.
Retazos de una vida
Sin embargo ese grupo lleva un tiempo sin ser lo mismo; Mae se fue y de alguna manera todos se quedaron trastocados. Con su vuelta intentarán volver a ser como antes, pero las rencillas del pasado siguen estando ahí y ahora vuelven con más fuerza que nunca. Aquí presenciamos el enfrentamiento entre varios niveles de madurez humana -humana, sí, aunque los personajes sean animales antropomórficos-, ya que la protagonista casi no es consciente de la suya propia por la simple razón de que la ha ido percibiendo paulatinamente, mientras que la de sus amigos la siente como un choque de realidad para el que quizás no estaba preparada. La paja en el ojo ajeno y la viga en el propio. Sentimientos de nostalgia y de falta de pertenencia al grupo se combinan aquí con relatos personales que a pesar de su dureza son tratados con humor gracias al envidiable empaque de los personajes protagonistas.
No me quiero poner muy pesado con la naturalidad realista de 'Night in the Woods', pero es que una vez más sus diálogos están construidos de una forma muy creíble que propicia la empatía tanto con los personajes como con la propia trama. Son jóvenes hablando como hablan los jóvenes, con sus memes y todo. Eso sí, el juego está únicamente en inglés, por lo que se requiere un conocimiento medio del idioma para entender las conversaciones. El caso es que en algunas partes de algunas conversaciones podremos escoger entre varias opciones de diálogo, pero eso no transformará demasiado la línea interactiva de los personajes, sino que simplemente ayuda a conectar un poco más con Mae. Las decisiones en 'Night in the Woods' tienen otro formato.
Jugabilidad sorprendentemente atractiva
El simple hecho de pasear por Possum Springs es una verdadera delicia. A su precioso apartado gráfico se le une la fluidez de los movimientos de Mae, que hacen de 'Night in the Woods' el único juego en el que ir saltando todo el rato no sea algo ridículo. Los movimientos de la protagonista no son sino otro rasgo más que nos deja ver su desinhibida y pasota personalidad, al igual que los colores de los escenarios nos dejan claro lo que se nos quiere transmitir con ellos: tonos anaranjados que acrecientan la sensación nostálgica, cálida y bucólica del juego, mientras que en ciertos momentos oníricos de la trama presenciamos cómo los mundos ficticios toman tonos oscuros, llenos de azules infinitos.
Otro aspecto de su jugabilidad que me ha gustado bastante es la cantidad de mecánicas adicionales que tiene. Además de su núcleo jugable 'Night in the Woods' presenta de vez en cuando, en situaciones excepcionales, mecánicas que el jugador sólo va a utilizar en ese instante y quizás nunca más. Podemos tocar el bajo con los amigos como si fuera 'Guitar Hero', podemos luchar a cuchillazos limpios con nuestro mejor amigo, podemos soñar con romperle los cristales a los coches de los vecinos... Mae hace cosas concretas porque no es un personaje de videojuego cuyas acciones están limitadas a los cuatro botones de los que dispone el mando, Mae es un personaje real, como nosotros, y nosotros no hacemos las mismas cuatro tonterías durante toda nuestra vida... ¿verdad?
Me gustaría pararme aquí, antes de acabar, para alabar un aspecto del que quizás no soy el más indicado para hablar pero que me ha parecido que trata de una manera muy adecuada: la homosexualidad fluye en el mundo de 'Night in the Woods' sin esperpentos ni estereotipos molestos. Está ahí, es real y, una vez más, natural. Igual que todo el universo del juego.
Conclusión: es inolvidable
En definitiva, 'Night in the Woods' es un juego excelente. Una experiencia existencialista que te mira a la cara y te dice "prepárate para enfrentarte a tus fantasmas". Quizás es algo dura de jugar si has pasado por situaciones similares a las de Mae, pero merece la pena porque supone en última instancia un viaje introspectivo hacia lo más profundo de tus sentimientos. Si 'Night in the Woods' no consigue esa conexión contigo, disfrutarás de una aventura muy bien trabajada en un ambiente precioso y con una jugabilidad que, a pesar de no ser lo que más destaca, hace un papel importantísimo en la experiencia final. Sin duda es uno de los mejores títulos que he probado nunca y del que empiezo a pensar que ninguna crítica podrá hacerle justicia. Hay que jugarlo.
Lo mejor:
- La naturalidad y profundidad de su trama.
- El buen diseño de personajes.
- Su acabado artístico es adorable.
- La jugabilidad sorprende, entretiene y narra.
Lo peor:
- No está localizado al español.
- Me ha destrozado la vida.