En su momento reflexioné acerca del choque de las antiguas religiones con el folklore moderno; el libro 'American Gods' de Neil Gaiman y su notable adaptación a serie de televisión fueron el catalizante, y si se me permite la recomendación de primero lo hago de corazón. La creencia en seres divinos superiores se está dejando de lado para colocar el mismo aura en otra clase de divinidades, como nuestra idolatración a los dispositivos móviles o la confianza ciega en la celebridad de turno. Siempre hay personas que señalan lo incorrecta que es esta situación, pero es fácil acallarlas con el ruido de todos los creyentes frente a una pequeña voz.
Reflexionando en esta sociedad moderna y en cómo estamos cegados por ello llega el roguelike 'Neon Abyss'. Una sorpresa que ya me habían recomendado con fuerza durante su early access en PC, pero que admito que ignoré largo tiempo. Y no debería haberlo hecho. La obra de Veewo Games no sólo es una fantástica propuesta en la que invertir cientos de horas mejorando poco a poco, sino una interesante reflexión acerca de dónde se encuentra la sociedad contemporánea.
Dioses caerán
Hades no está nada contento. Se ha visto reemplazado por los nuevos dioses, productos manufacturados por los Titanes modernos; ya no hay respeto por el señor del inframundo cuando todo el mundo adora al payaso de la comida rápida que o la moneda virtual que te puede hacer rico en poco tiempo si tienes confianza ciega. Nada de esto es aceptable. Y ahí es donde entras tú, parte de la fuerza especial Grim Squad.
Los miembros de este escuadrón no son simples mortales. Cada uno de ellos se especializa en diferentes características del combate para hacer cada una de tus partidas algo más única. Los dos iniciales a tu disposición son el estándar más sencillo que vas a encontrar, pero a medida que avances y desbloquees los siguientes aprenderás la utilidad de cambiar a controlar katanas, carecer de vitalidad a cambio de todo escudos o incluso centrar toda su defensa en esquivar al enemigo con habilidades de movimiento.
Más que los guerreros sobre los que tienes control, el juego realmente está protagonizado por aquellos que debes destruir: los dioses. Cada uno de ellos sirve como jefe al final de cada nivel, decidiendo de forma aleatoria contra quién lucharás en cada partida a excepción de tus objetivos principales. Estos representan a dioses griegos clásicos actualizados como Zeus o Argón, reimaginados como el dios de la electricidad o el de la Internet Oscura respectivamente. Sus combates son épicos, frenéticos y aceleran tu corazón cada vez que te enfrentas a ellos, especialmente por ir sumándose unos a otros para las siguientes partidas cuando son derrotados; es difícil quitártelos de la cabeza después de un tiempo, pues acabas amaestrándolos de forma activa.
El abismo te espera
Los divinos esperan al fondo del subsuelo, al cual sólo se puede acceder desde la discoteca de Hades, el Neon Abyss. Es allí adonde vuelves tras cada partida, un pequeño lugar en el que descansar y preparar tu siguiente vuelta antes de liarte a tiros. Aquí es donde cambias de personaje que controlas, mejoras tus habilidades en el árbol de habilidades a cambio de los puntos recolectados en el abismo o ajustas el nivel de dificultad al que quieres hacer frente entre cuatro opciones. Es un hub sencillo en el que podemos sentirnos como en casa por un momento.
La mazmorra, por otra parte, es un lugar que te rechaza de lleno. Sus paredes vacías y luces de neón ya nos indican desde el momento en el que entramos por primera vez que no estamos en territorio amistoso, y a medida que nos adentramos más en sus profundidades más claro nos queda con su estética. Los niveles a los que hacemos frente, aunque llamativos, son artificiales, extraños y atacan a los ojos. Quizás suene extraño entonces que la mayor crítica al respecto sea lo bonitas que son las salas especiales como tiendas o la habitación del desafío del piano, lugares que en vez de amoldarse a lo que hemos visto en el resto de la mazmorra deciden tomar una estética fija y mucho más reconfortante. Da un mensaje de seguridad que te hace bajar la guardia, sí, pero una integración más natural se hubiese agradecido a largo plazo.
Aunque pueda criticar estas salas por sus problemas estéticos lo cierto es que son uno de los puntos más agradecidos de cada vuelta que recorres. El esquema de niveles es en principio muy repetitivo, centrado en entrar una nueva habitación, limpiarla de enemigos y recoger los premios; estos sitios rompen esas normas y te obligan a cambiar de chip por un momento para jugar a un desafío en el que saltar sobre teclas de un piano concretas, jugar con el gancho de una máquina para agarrar el mejor premio posible o resolver un sencillo puzle rápido. Evitan la repetitividad de forma regular y motivan al jugador a avanzar rápido por el árbol de habilidades para desbloquear más de estas habitaciones lo más pronto posible.
Realidad de neón
Tus armas principales para hacer frente a los nuevos dioses es la misma tecnología que han abrazado. En cada vuelta debes buscar equipamiento inmediato para reforzarnos, principalmente categorizado en tres aspectos: una buena pistola con la que disparar a todo lo que veamos, objetos pasivos que nos ayuden a reforzarnos tanto a nosotros como al arma seleccionada y finalmente, huevos. Como suenan.
Este último es el más llamativo, no sin razón. No pegan mucho con la temática de 'Neon Abyss', pero los huevos son uno de los elementos más característicos del título. Cada cierto tiempo encontraremos y recopilaremos huevos sorpresa que se abrirán al azar al acabar una habitación. De ellos puede no salir absolutamente nada o, con un poco de suerte, puede nacer un ayudante especial con su propia barra de salud, y si jugamos bien nuestras cartas hasta evolucionarán a nuevas fases en las que darnos un mayor soporte para el combate. Decenas de almas pueden salir a nuestra ayuda: desde amables cactuses flotantes hasta Donald Trump, quien nos puede robar las monedas de una sala en contra de nuestra voluntad para darnos objetos indeseados. Sí, al igual que el propio hecho de si un huevo se abrirá o no, el hecho de si uno de estos matones nos ayudará o irá en nuestra contra con el armamento a nuestra disposición es puro azar.
Son las susodichas armas las que quedan un poco más al margen pese al hecho de lo útiles que pueden resultar. Por mucho que queramos hacer frente a la adversidad sólo podemos llevar con nosotros un arma a la vez, por lo que cada vuelta se vuelve en algo diferente a medida que toque adaptarnos, pero una vez nos acostumbremos a ese arma no hay necesidad de cambiar por otra. De hecho, ser recompensados con una nueva en una sala puede parecer un desperdicio por no haber recurrido a otro tipo de objeto mejor. Alguna alternativa predeterminada como poder combinar armas hubiese hecho un favor al título.
Conclusiones
Como roguelike moderno, 'Neon Abyss' cumple de maravilla con su propuesta: cada partida es frenética, motivadora y energética. Tenemos contenido para decenas de horas, y siempre hay una razón para volver y seguir intentándolo gracias a su variedad y el árbol de habilidades que lo acompaña. Además, por el precio al que viene se trata de un indispensable para nuestros buenos ratos. Es un trato que no podemos rechazar.