El 25 de Marzo 2020 | 17:00
Hace unos años, vivimos la época de los shooters, un momento en la historia de los videojuegos que no hacían más que aparecer títulos de acción, disparos y explosiones. En estos casos, como en cualquier corriente artística o moda pasajera, algunos intentan aprovechar las ansias de los jugadores por más y más pólvora y metralla, mientras otros apuestan por acercamientos algo más diferentes, intentando destacar en algún aspecto por encima del resto. Algunos llegaron hasta lo más alto, como 'Bioshock', mientras otros pasaron más desapercibidos, aunque también tenían muy buenas ideas, como 'Singularity'.
La saga 'Metro' nació en ese punto, intentando alejarse del ritmo frenético y de los fuegos de artificio para combinar elementos de terror y supervivencia en un shooter que se apoya mucho en una ambientación post-apocalíptica. Todo esto basado en la novela del mismo nombre de Dmitry Glukhovsky. Después de haber lanzado una trilogía bastante sólida en líneas generales, 4A Games ofrece la oportunidad de disfrutar de las dos primeras entregas en Nintendo Switch. Si queréis conocer nuestro punto de vista de 'Metro Redux' cuando llegaron a PS4 y Xbox One, podéis echar la vista atrás a hace seis años en nuestro análisis de 'Metro 2033' y 'Metro: Last Light'.
Sobrevivir bajo un mundo devastado
La temida amenaza de una guerra nuclear que vive nuestro mundo desde tiempos de la Guerra Fría (ahora sólo olvidada por una pandemia) se hizo realidad en 2013, dejando gran parte de la Tierra inhabitable. La Humanidad, o lo poco que queda de ella, se ha visto obligada a irse a vivir al subterráneo para sobrevivir. El silencioso protagonista es Artyom, quien se ve obligado a salir de la frágil seguridad de su hogar en la búsqueda de su compañero Hunter.
En este nuevo mundo se ha creado una sociedad plena, con las limitaciones que tiene vivir en vías y estaciones de metro. Esto es probablemente uno de los ejercicios más interesantes que realizó el autor de la novela y que 4A Games ha sabido trasladar al plano virtual. No sólo se han construido colonias para permitir la subsistencia de sus habitantes a través de la solidaridad y el trabajo colaborativo, sino que también se han formado otros grupos, de carácter más violento y nada amistoso.
Mientras vamos experimentando el presente de la situación del momento en el metro, la historia de los últimos veinte años se cuenta a través de los diálogos de sus habitantes, de la forma de vida creada bajo tierra e incluso de las propias armas que llevamos, claramente improvisadas y con un aspecto casero. Toda esta filosofía se traslada a la jugabilidad. En un universo gobernado por la escasez, la munición es un bien muy preciado, lo que obliga a pensar bien cómo gastarlas y cómo afrontar cada uno de los enfrentamientos. Las balas no son los únicos objetos que hay que saber gestionar, sino que también hay que controlar los filtros de la máscara para los escasos momentos en los que nos vemos obligados a salir al exterior.
No llega a ser un 'Resident Evil' en el mayor nivel de dificultad en cuanto a racionamiento, pero sí que tiene esos elementos más característicos del survival horror. A esto hay que añadirle los monstruos que ha creado el apocalipsis nuclear, otro aspecto que ayuda a crear esta sensación constante de tensión y miedo por nuestra vida. Por otra parte, aquellos que prefieran una experiencia menos dramática, tienen la opción de seleccionar el modo Espartano, que potencia más la acción y acelera el ritmo. Aunque siempre es de agradecer cuanta mayor libertad tenga el jugador, este título pierde toda su esencia y razón de ser de esta forma. Si alguien busca una experiencia diferente, lo que tiene que hacer es buscar un juego diferente, no cambiar el ADN del mismo.
Estamos hablando a rasgos generales de ambos juegos, porque comparten prácticamente todo a niveles jugables (por motivos obvios, no vamos a contar la historia de 'Metro: Last Light' para spoilear el final de 'Metro 2033). La segunda entrega tiene una mayor carga de acción y amplía considerablemente el mundo, aunque no llega al extremo de 'Metro: Exodus'.
¿Cómo ha llegado 'Metro' a Switch?
Cualquiera podría pensar que el largo camino que ha seguido 'Metro' hasta llegar a Switch le pasaría factura a nivel de rendimiento y resultado final, ya que estamos hablando de un título que apareció por primera vez en las consolas de la pasada generación, luego fue remasterizado para las actuales y, por último, se ha realizado el port para la híbrida de Nintendo. La consola tiene un largo historial de versiones y hemos podido ver unas mejores y otras peores. En el caso de 'Metro Redux', el trabajo realizado en esta conversión ha sido remarcable, sin llegar a ser perfecto. El framerate se mantiene sólido en los 30fps reglamentarios (no llega a los 60fps de sus compañeras) y la resolución es muy similar a las otras versiones. Las diferencias tan sólo se aprecian en los pequeños detalles y en texturas muy concretas que hay pararse, acercarse y fijarse para darse cuenta. El mayor problema son las pantallas de carga (particularmente en 'Metro 2033'), cuya duración es más alta de lo normal, aunque por suerte no hay demasiadas durante el juego y están bien repartidas entre capítulos.
'Metro Redux' no es el típico juego que, cuando llega a Switch, pensamos que es perfecto para la filosofía de la consola, combinando su modo de sobremesa y su modo portátil. La verdad es que cuesta pensar en jugar a 'Metro' mientras vamos en el metro (perdón por el juego de palabras) o en algún lugar en el exterior. No sólo por el tipo de juego que es, sino por su ambientación y su oscuro aspecto gráfico. Cualquier reflejo en la pantalla puede hacer imposible navegar por los subterráneos de Rusia y pierde por completo uno de los mejores puntos del título.
Conclusiones
'Metro Redux' llega a más gente y eso siempre es una buena noticia. El mimo con el que se ha hecho esta versión se ve a simple vista en su apartado técnico. En el resto, 4A Games ya hizo un trabajo notable en su día y aquí se sigue manteniendo. Ni la jugabilidad ni el control han envejecido durante estos últimos años (no como 'BioShock'). Eso sí, 'Metro Redux' no resulta interesante para aquellos que ya lo hayan jugado porque no trae ningún añadido ni novedad, a no ser que quieran volver a vivir la historia de Artyom y compañía, algo totalmente comprensible.
Lo mejor:
- La ambientación post-apocalíptica.
- El ritmo tranquilo y bien medido.
- Dos juegazos en un pack.
Lo peor:
- No llega a 60fps.
- El modo portátil de la consola queda desaprovechado.