De pronto un juego titulado 'Mario + Rabbids' cierra este análisis con un 9/10. Inesperado, difícil de explicar, y a todas luces impredecible. La razón del éxito radica única y exclusivamente en el hecho de reunir a un puñado de personas que han sabido aprovechar una oportunidad. Davide Soliani se descubre como el primer responsable de este éxito en el rol de director creativo de Ubisoft Milan. Alejados de los grandes núcleos de desarrollo de la compañía francesa, este pequeño equipo afincado en Italia tiene a la cabeza a un ferviente fan de la marca de Kioto. Soliani confesó que, no sólo había crecido jugando a los juegos de Miyamoto, sino que también tenía una enorme deuda como diseñador de videojuegos con el genio japonés. Como todos la tienen, supongo.
El autor
Las oportunidades. Algunas veces las dejas pasar, otras veces sientes pereza, desazón, no te vuelcas, o te vuelcas demasiado. Todos los videojuegos dicen mucho de la gente que está detrás. Gearbox, por ejemplo, tuvo una oportunidad con Aliens que, no sólo dejó desaprovechó, sino que la llevó a una esquina un poco apartada para exprimir su fruto sin mayor piedad, y sin dar nada a cambio. Se oían las risas de Randy Pitchford en los alrededores. El mix de Sonic y Mario, la unión apoderada de los sueños húmedos de toda una generación, concluye en la pesadilla de los niños actuales con el esperpento reiterativo de "Mario y Sonic en los Juegos Olímpicos que primero se te vengan a la cabeza". Pero, Soliani sí supo aprovechar su oportunidad: "Cuando mi equipo y yo supimos que trabajaríamos con Nintendo en un juego que mezclaba Mario y Rabbids, inmediatamente supimos que era la oportunidad de nuestra vida".
La coherencia
El de Ubisoft muestra en 'Mario + Rabbids' tener en la cabeza la filosofía de la mejor Nintendo, que se fragua en lograr un acabado redondeado en sus videojuegos. Con mayor o menor complejidad, el nuevo título sobresale al lograr aportar coherencia allá donde parece imposible. Conjugar el universo chavacano de los Rabbids con el Reino Champiñón sin que desentone, incluso aportando un nuevo grado de personalidad a los conejos, que se convierten en protagonistas carismáticos de esta aventura. Soliani comprende los Rabbids como una caricatura maleable que decide llevar al universo de Nintendo. Así, los personajes toman el disfraz de los más reconocibles de la familia Jumpman, con un diseño abrumador, y también con momentos hilarantes que, de nuevo, de manera inesperada encajan. Desarrollando la aventura en el Reino Champiñón de Mario, la historia nos narra que por un experimento fallido el desastre se apodera de esta dimensión. Los Rabbids fusionados con los héroes de Nintendo, acompañados de Mario, Peach, Luigi y compañía necesitan devolver el orden.
Bajo esta premisa emerge un crossover desarrollado en el seno de Ubisoft, que consigue tener el sabor de Nintendo, no sólo en lo estético, sino también en el empaque y la solidez. Además, es valiente al descubrir un género nuevo para el mundo Mario: el combate de estrategia por turnos que hereda la tradición de 'X-Com'.
El pasado
Habría que echar la vista al año 1996. Squaresoft, por aquel entonces en la cresta de la ola del JRPG, llegó a un acuerdo similar con Nintendo para desarrollar Super Mario RPG en SNES, uno de los títulos incluidos en el catálogos de SNES Classic Mini. En aquel momento el objetivo era llevar el universo de Mario a las reglas tradicionales del JRPG contemporáneo, la misma ecuación que ahora se plantea con el género de la estrategia por turnos. 'Mario + Rabbids' no pretende, ni por un momento, romper los puntos básicos del género de la estrategia por turnos propio de los acercamientos occidentales. La intentona de Ubisoft resulta cercana al 'X-Com' de Firaxis que a los multiplicadores de combo de NIS y su 'Disgaea'.
Así, el primer punto de discusión emerge de la profundidad del propio sistema de combate, sobre el que el envoltorio colorido nos terminará llevando a equívoco. La aproximación de 'Mario + Rabbids' al género no resulta compleja en absoluto, haciendo de él una buena puerta de entrada, sin embargo, ofrece el reto suficiente como para satisfacer al habitual. Se apoya, en este caso, sobre el dominio de un número limitado de unidades aliadas, cada una con sus ataques principales, habilidades y potencialidad, a las que debemos combinar a elección en un grupo de tres. Nuestro grupo también evoluciona a través de un árbol de habilidad y, sobre todo, por medio de la adquisición de nuevo armamento. Así, la gestión de unidades se convierte en una parte primordial en el progreso de la aventura, sin convertir este apartado en un bucle infinito de menús.
La filosofía
Surge, en 'Mario + Rabbids', la idea básica de que estamos ante un juego directo y divertido, pero no banal o simple. La verdadera potencialidad se esconde en el diseño de los escenarios para los encuentros cara a cara. Normalmente de un tamaño reducido, pero compuestos de diferentes alturas, atajos y pasadizos, interpelen a la obligación de manejar el entorno en el que se desarrolla la partida para aventurar los pasos futuros del oponente. Juega más, 'Mario + Rabbids', al dominio de un número limitado de piezas y reglas manejables para el jugador, que a la necesidad de estar constantemente añadiendo novedades y matices, que, recurriendo a 'Disgaea', terminan por abrumar.
De esta forma, los combates se desarrollan en base a turnos rápidos, y de manera dinámica. La capacidad de movimiento de cada unidad es lo suficientemente libre como para sembrar de acción las partidas, mientras que entre el elenco de enemigos se acude también a una amplia variedad de modelos, cada uno con sus patrones de ataque predeterminados.
Mención aparte merecen los enfrentamientos final de fase, que recogen en muchos casos las viejas reglas de los juegos de plataformas, según las cuales presentan un patrón de ataque muy determinado ante el que debemos poner en marcha estrategias específicas para lograr acabar con ellos.
Todo ello concluye en un juego asequible, que no fácil, en su desarrollo principal, pero cargado de contenido extra y secundario, que esconde el verdadero reto.
Explorar
Si bien las batallas son el componente principal de 'Mario + Rabbis', la verdadera guinda del juego está en su componente de exploración. Soliani sabía que quería aprovechar el universo de Mario, y al profundizar en el título no sólo se topan con elementos estéticos, sino que también se esconden ideas de los juegos principales de la saga. Los final bosses comentados son un ejemplo, pero las fases de exploración son un filón a explotar. Entre los combates nuestros héroes tienen capacidad deambulatoria por escenarios en los que la interacción es en realidad mínima: apenas manejar algunos mecanismos. Sin embargo, los laberintos que forman cada mundo están cargados de secretos, cofres, y coleccionables, que nos permiten mejorar nuestro equipo. No sólo eso, sino que el backtracking entra en acción.
Con 'Metroid: Samus Returns' picando a la puerta, el backtracking se cuela en 'Mario + Rabbids' como la excusa perfecta a la rejugabilidad. Hay zonas de los escenarios inaccesibles en la primera vuelta, lo que nos obliga a volver a rejugar cada mundo al disponer de nuevas habilidades. Así se llegará a acceder a nuevas partes a explorar, opciones y contenido para completistas.
Y conclusión
La intención de Soliani y su equipo con este giro se reafirmaba en la necesidad de "proponer un acercamiento diferente, pero al mismo tiempo presentar algo creíble en el universo de Mario", y de ahí radica la mezcla de estrategia y exploración. Realmente, la combinación de estos elementos, con algún puzle sencillo y con un sistema de batalla sorprendentemente solvente, da en conclusión el carisma de este juego. Su pecado radica en bordear con lo repetitivo en ocasiones, lo que intenta combatir dando alivio en esas fases de exploración. 'Mario + Rabbids', para mi sorpresa, no sólo se convierte en un juego atractivo para introducirse en el género de la estrategia por turnos, sino que representa un juego interesante para el veterano. Sin duda, uno de los mejores crossover que Super Mario ha visto pasar, que impone la necesidad que esta extraña unión entre Nintendo y Ubisoft mantenga continuidad en el futuro.