El 29 de January 2024 | 19:00
Ichiban está de vuelta. Unos pocos meses después de 'Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name', la saga 'Yakuza' carga de nuevo hacia adelante con su siguiente entrega numérica. En occidente le han quitado el 8 del título, pero Japón deja claro que las nuevas aventuras de Kasuga son el camino central que va a seguir la franquicia. Y lo hace con el juego más ambicioso de toda la historia de Ryu Ga Gotoku.
Es normal en las franquicias que normalmente los desarrolladores apunten a títulos más y más grandes. Pero este no es un caso ordinario. 'Like a Dragon: Infinite Wealth' se quiere representar a sí mismo con el infinito y maldita sea si no consigue algo muy cercano a ello. Para este análisis hemos dedicado cien horas entre la historia principal, misiones secundarias, gestión de isla turística, decoración, minijuegos arcade de Sega, karaoke, mazmorras aleatorias y combates de monstruos de bolsillo mejores que 'Palworld'.
Lo único que hemos sido capaces de completar de esa lista es la historia. Así de gigantesca es la nueva obra magna de 'Like a Dragon'.
Sin galletitas saladas no hay paraíso
La trama nos lleva a tres años después de los eventos de 'Yakuza: Like a Dragon'. Ichiban Kasuga ha conquistado el sueño americano y ha abandonado vivir en la calle para establecerse en un piso propio, con un trabajo estable, una mascota fiel como ninguna otra e incluso un interés amoroso en el horizonte. La vida le sonríe después de las hostias que le dio con el enfrentamiento a Arakawa, y su objetivo es ahora algo mayor que él: repartir ese bienestar a los demás. Ayudar a otros ex yakuza a encontrar su sitio en la sociedad y no recaer en las malas tendencias del mundo criminal.
Ichiban tiene un corazón de oro como ningún otro protagonista en esta saga. Sus alegrías y dramas se sienten muy cercanas con lo fácilmente identificable que es el personaje. Su espíritu optimista se contagia sin resistencia al resto del elenco principal y, sobre todo, a nosotros como jugadores. Kasuga te inspira a ser mejor persona, poner la otra mejilla y querer aprender a ser más social. Es un contraste gigantesco con respecto a Kiryu.
El cual, por cierto, está de vuelta tras su cuarto retiro. El Dragón de Dojima reaparece en la vida de Kasuga para ayudarle a encontrar a una persona muy importante en su vida. Su actitud más estoica y los años de experiencia que les separa sirve como contraposición a la actitud amable de nuestro chico. Su papel, eso sí, es meramente secundario hasta la segunda mitad de la aventura. Hay que invertir mucho tiempo en la forma de ver el mundo de Ichiban en caso de estar aquí sólo por Kiryu, y quizá eso ayude a muchos a ver las bendiciones de nuestro héroe.
Esta es una historia que gracias a sus dos protagonistas sabe mantener el ritmo de principio a fin. Las amistades que hacemos por el camino y las traiciones que vivimos sorprenden a nivel personal y ponen toda la carne en el asador para abrirse camino al corazón de los jugadores. Los últimos capítulos tienden a perder un poco el hilo con algunas subtramas, pero el centro del conflicto está fijado y es fácil seguir los eventos y teorizar en el camino sobre qué está pasando tras escenas. Incluso nos ofrecen algunos villanos nuevos fantásticos como Yamai, quien robará más de un corazón con su actitud helada.
Japón se queda pequeña
Por primera vez en la franquicia los eventos principales no se dan en Kamurocho, Sotenbori o Ijincho. Estas ubicaciones siguen presentes en gran medida en la historia, pero el foco se pone ni más ni menos que en Hawái. Tras las primeras horas de juego Ichiban cruza la frontera con la idea de cerrar un ciclo a través de una persona de su pasado, pero las complicaciones le van a seguir de cerca en el viaje.
Sin refuerzos, dinero americano o ni siquiera conocimientos básicos de inglés nuestro protagonista debe abrirse camino entre las mafias de la ciudad para encontrar a ese alguien importante. Por suerte su don de gentes juega a su favor para ganar nuevas amistades que le ayudarán en combate, como un taxista medio japonés llamado Eric Tomizawa o una misteriosa limpiahogares de nombre Chitose Fujinomiya. Con ellos a su lado podrá destapar una trama de corrupción internacional que se está cociendo en la isla y que implica a toda clase de criminales.
Esto es 'Yakuza', y por supuesto eso significa que el idioma universal para entenderse entre todos sigue siendo el mismo: las tortas. Ichiban y compañía saben que cualquier problema en su camino se soluciona con violencia, sea a tiempo real o amablemente por turnos. En esta ocasión retomamos el sistema pausado de 'Yakuza: Like a Dragon' y nos obligan a pensar nuestra estrategia en composición de equipo, habilidades e incluso ubicación. El combate se ha perfeccionado con respecto a aquella entrega y se centra en sus puntos fuertes con limitaciones necesarias, como la capacidad de movimiento por el escenario o los combos que podemos acompañar con nuestros aliados o el entorno.
Las señas de identidad de aquel título siguen presentes, pero esta vez se nota que Ryu Ga Gotoku ha tomado la experiencia que necesitaba en este género. Tienen muchas más ideas para ejecutar con efectividad jefes interesantes y los trabajos de combate son mucho más divertidos de gestionar. Más esencial que todo ello es que con cabeza y estrategia no hace falta detenerse a entrenar activamente en ningún momento. No hay picos de dificultad injustos que rompen el juego por la mitad y te obligan a retroceder, sino que sabe cómo orientar al jugador para que no se atasque de forma tonta y maneja mejor las estadísticas.
Hasta el infinito y más allá
'Like a Dragon: Infinite Wealth' es como una excelente tarta. La historia es una base esponjosa y sólida, el sistema de combate principal es el relleno con sabores conocidos y sorprendentes, y la guinda del pastel es no encontrar la susodicha. Porque encima del relleno hay al menos otras diez capas de rellenos de sabores distintos y no puedes ver lo más alto de este dulce.
A cada capítulo que pasa nos sorprenden con cada vez más y más sistemas de juego. Cuando crees haberlo visto todo te espera otro minijuego más de veinte horas que puede consistir en recrear tu isla perfecta al estilo 'Animal Crossing'. Que, espera, porque dentro de la misma puede haber varios capítulos de desbloqueables con expansiones, colecciones de bichos y peces, e incluso combates Sujimon al estilo 'Pokémon' únicos que no encontraremos en Hawái. Sí, ese es otro de los modos de juego, combates Sujimon de tres contra tres para conseguir medallas de gimnasio y atrapar las 150 criaturas. Algunas incluso evolucionan entre sí.
No puedes dejar de sorprenderte con las opciones jugables que hay en esta entrega. A todo esto hay que sumar varios juegos arcade clásicos de Sega que están completos a nuestra disposición en diferentes espacios, los minijuegos multijugador como póker o, sí, el regreso del mahjong. Y se suman cada vez más cosas, como explorar la ciudad en busca de conversaciones opcionales, adentrarnos en mazmorras infinitas generadas aleatoriamente para rescatar a gente, jefes secretos y las locas aventuras secundarias, que te harán reír y llorar por igual.
Conclusiones
Las expectativas con 'Like a Dragon: Infinite Wealth' eran altas para este analista. Todas han quedado arrasadas en cien horas, y mucho esfuerzo necesito hacer para no volver con la consola para completar el juego. Este es el más grande de todos los juegos de la franquicia, la mejor obra de Ryu Ga Gotoku y el punto álgido de la historia de Ichiban Kasuga.
Es el primer contendiente a GOTY de este 2024 y apenas estamos en enero.
Lo mejor:
- Historia emocionante y fantástica.
- Infinidad cantidad de modos de juego.
- Mejoras importantes en el sistema de combate por turnos con respecto a la anterior entrega.
- Fantástica localización al castellano, aunque con fallos de QA.
Lo peor:
- Dificultades y nueva partida plus tras DLC de pago.
- Kiryu se ha retirado cuatro veces y no le dejan jubilarse.