A falta de 'Rise of the Tomb Raider' (y saber qué pasa con su "exclusividad"), bueno es este 'Lara Croft y el Templo de Osiris', segunda entrega de una subsaga que parece ya asentada como la mayor expresión de la faceta aventurera de la mítica arqueóloga, frente al mayor énfasis que se hace en la Lara superviviente en la saga principal. 'Lara Croft y el Guardián de la Luz' fue un acertadísimo experimento de Crystal Dynamics, presentando una aventura en perspectiva isométrica con una gran mezcla de plataformas, puzzles y acción, cosa que no es sencilla de equilibrar, pero que junto a un divertido modo cooperativo local hizo que este título fuera toda una sorpresa y en parte, infravalorado seguramente por el hecho de ser un título solo descargable.
La mayor potencia que ofrecen PlayStation 4 y Xbox One, además de, por supuesto, el PC, ha permitido a la desarrolladora implementar un cooperativo incrementado para hasta cuatro jugadores, en un modo que lejos de ser un relleno, es la base de este juego que tratamos. Es más, si no fuera por el carisma de la protagonista y por este multijugador, podríamos estar hablando de un juego del montón, pero... no es el caso.
El argumento de 'Lara Croft y el Templo de Osiris' nos lleva, obviamente, a Egipto, una ambientación curiosamente poco explotada en esta y muchas franquicias basadas en contextos históricos de relumbrón, a pesar de su innegable atractivo. Durante la secuencia de introducción somos testigos de cómo Lara se encuentra con su rival de profesión Carter Bell al llegar al país de los faraones, ambos en busca de un tesoro de gran valor en el interior del templo. Como es habitual, las complicaciones no tardan en surgir, y el dios Seth resucita con la única idea de acabar con el mundo conocido, aunque a ambos protagonistas se les unen Horus e Isis, hijo y esposa respectivamente de Osiris para evitarlo. En resumen, tenemos cuatro personajes perfectamente equilibrados para una aventura en compañía, ingrediente imprescindible para que sea algo disfrutable al 100%.
En compañía se disfruta mejor
Y de lo mejor que se puede decir de este multijugador es que su desarrollo cambia según la cantidad de jugadores: aumentando la cantidad de enemigos, adaptando el diseño de los puzzles, etc... Estos últimos solo requieren del uso de la masa cerebral (tampoco mucho) en el caso de jugar en solitario, mientras que si se hace en compañía, la cooperación y sincronización es clave en algunos de ellos. Sin duda, una muestra más de que el multijugador cooperativo no está añadido con calzador sin más, sino totalmente adaptado a la jugabilidad.
Los puzzles están en su mayoría formados por un interruptor que hay que activar aquí para que se abra una puerta de más allá, pero a medida que avanzamos su suma el uso de bombas de detonación remota, grandes bolas que explotan al cabo de unos pocos segundos y que habrá que arrastrar al lugar adecuado, el uso de un bastón que lanza un rayo que rebota en los espejos, etc... No son excesivamente complicados y tampoco dan por hecho que el jugador es "torpe" (por usar un eufemismo), lo que es de agradecer, pero no son especialmente novedosos respecto a lo visto en 'Lara Croft y el Guardián de la Luz', y en este sentido, se podría haber arriesgado un poquito más.
Un aspecto que se ha visto disminuido en peso es el de la acción. No es para quejarse, ya que para pegar tiros ya hay otros juegos, pero hay una pequeña incongruencia. El arsenal de Lara es demoledor: pistolas, pistolas automáticas, subfusil, escopeta, lanzagranadas, etc... Sin embargo, ni los enemigos son especialmente numerosos ni las situaciones en las que se requiere el uso de la fuerza son excesivamente frecuentes, con lo que eso de contar con un armamento de ese calibre para tan poco canta bastante. Aún así, un punto muy positivo es el hecho de que para derrotar a algunos de estos enemigos no sea suficiente solo con disparar: en ocasiones es necesario usar estrategias concretas, incluso elementos del entorno, algo que se hace más patente en los enfrentamientos con jefes finales, sin duda, de lo mejor del título.
Ante tanto puzzle, salto y tiroteo, se agradecen en ocasiones los clásicos momentos de tensión que tiene que tener toda buena historia de Lara que se precie, plasmados en forma no solo de jefes finales, sino también de huidas de un entorno que se desmorona, por ejemplo. No le falta ningún factor para ser considerado una gran aventura, incluidos momentos más relajados en la sala central, donde canjear las gemas conseguidas a cambio de un botín más o menos generoso.
En base, 'Lara Croft y el Templo de Osiris' es un arcade, y lo que nos vamos a encontrar es un juego no demasiado largo, pero sí muy rejugable. Esto no es un título gratuito, porque ¿qué juego no es rejugable siempre que te haya gustado la primera vuelta?. El caso es que de verdad apetece darle una segunda, consiguiendo tesoros ocultos (hay una cantidad de coleccionables considerable), abriendo cofres que la primera vez es imposible o mejorando nuestros marcadores, ya que todo el juego está orientado a obtener puntos. De hecho, al principio de cada tumba se nos muestran una serie de objetivos a cumplir y que probablemente dejaremos a medias la primera vez. Es entonces cuando tocará volver a repasarlo aumentando la dificultad, con un amigo que se haya animado a jugarlo junto a nosotros... Si el juego nos agrada, cosa que no es difícil, lo más probable es que no lo juguemos solo una vez.
A nivel gráfico
Gráficamente, 'Lara Croft y el Templo de Osiris' estrena motor para la nueva generación, y esto se nota en unos escenarios más detallados a resolución 1080p, unas animaciones notablemente mejoradas y buenos efectos de partículas en explosiones, incendios, derrumbamientos de estructuras (bastante frecuentes)... En general, la progresión respecto a la primera entrega es evidente, aunque tiene lagunas a la hora de plasmar escenas cinemáticas o entre actos, donde el nivel no es el mismo ni por asomo. Un defecto asumible, no nos engañemos. También la cámara podría situarse a veces desde una perspectiva más favorable, sobre todo a la hora del plataformeo, pero de nuevo, es otro defecto que en un título de estas características es complicado de corregir salvo haciéndola libre al gusto del jugador.
En definitiva, nos encontramos con un juego que, al igual que su predecesor, no conviene minusvalorar por el hecho de pertenecer a una subsaga de spin off, ya que se trata de un título divertido que satisfará a cualquier tipo de jugador gracias a su acertada mezcla de géneros. Si se va a jugar en compañía, sobre todo en cooperativo local, la diversión se multiplica y se convierte en prácticamente un imprescindible para quien busque una buena aventura para compartir. Lo único reprochable es el escaso riesgo que se ha corrido con esta entrega a la hora de implementar elementos más innovadores, ya que es un estilo de juego que lo pide a gritos. De todas formas, 'Lara Croft y el Templo de Osiris' ha sabido encontrar su hueco en el mercado, en una época que una vez pasados los grandes lanzamienos otoñales, puede sacar provecho fácilmente. Queda aún mucho para 'Rise of the Tomb Raider', pero Lara vuelve a demostrar que lejos de haberse ido, nunca ha dejado de estar presente en nuestras vidas, siendo (casi) siempre sinónimo de calidad y diversión.