*Con el lanzamiento del juego el equipo de desarrollo ha publicado parche del día uno en el que se promete una mejora técnica notable en consola. Este análisis se ha realizado sobre la versión sin parchear. Trabajaremos con el parche del lanzamiento, y revisaremos nuestro texto con las impresiones posteriores.
Octubre de 1970, nuestro protagonista, el detective privado Carl Faubert, se dirige a la recóndita región de Atamipek, al norte de Canadá. Allí nos espera nuestro cliente, el acaudalado William Hamilton quién ha recibido diversas amenazas por parte de sus vecinos debido a la actividad de sus minas en la región y a su despotismo como empresario.
Bajo esta premisa arranca 'Kona', el primer título del estudio canadiense Parabole y nos ofrece una aventura de misterio y supervivencia en la zona más fría de Canadá. Cabe explicar que 'Kona' no pone las cosas fáciles, bajo una ambientación que recuerda a títulos como 'The Long Dark' o a la serie 'Twin Peaks' transcurre esta aventura. Lo normal y lo paranormal confluyen en una desértica población nórdica asolada por un temporal de frío invernal devastador.
En la piel del detective
En 'Kona' encarnamos al detective Flaubert, mediante un sistema de juego en primera persona exploraremos el escenario en busca de todo tipo de materiales que podamos necesitar para ir resolviendo los puzles que el juego nos plantea. Y aquí radica uno de los fallos del título, su planteamiento es estrictamente cerrado y pese a que muchas situaciones ofrecen múltiples soluciones, el juego nos obliga a tomar la solución que sus diseñadores tomaron por buenas. Por ejemplo, si queremos entrar en una casa que está cerrada se nos requerirá una llave -lo normal-. Si en lugar de buscar la llave queremos aprovechar ese martillo que hemos encontrado para reventar un ventanal y entrar, el juego no nos dejará. Si necesitamos leña para encender un fuego y protegernos del frío, tendremos que coger un tronco pequeño ya cortado, no valdrá con usar el hacha que tenemos para cortar un árbol.
Todo ello obliga al jugador a seguir una pauta previamente marcada y excesivamente cerrada, lo que convierte a un juego de mundo abierto en una experiencia muy limitada. Sin embargo hay que comentar que se agradece la premisa de la que parte 'Kona', y es que no hay indicadores de ningún tipo que nos digan qué debemos hacer ni hacia dónde debemos ir. Las únicas ayudas de las que dispone el jugador son un narrador omnisciente que relata en tercera persona lo que sucede, cuál novela de misterio, y un cuaderno en el que el protagonista anota automáticamente los descubrimientos que vamos haciendo.
La investigación toma un papel fundamental en la trama ya que nada está a simple vista y debemos descubrir lo ocurrido en base a recortes de periódicos, diarios personales, anotaciones, cartas y a ciertos eventos paranormales que tienen lugar durante la historia. Unos eventos paranormales que beben del folclore rural canadiense de hace 50 años y que se centran en una bestia mitológica llamaba Wendingo, muy popular por los pueblos algonquinos de la región de los Grandes Lagos de Canadá. Se nota aún más la influencia de ese folclore en todo lo relacionado a los diferentes personajes, presentes y no presentes, que iremos conociendo a lo largo de la aventura. Jean François Fiset, director del juego, proviene de dichos pueblos y en la narrativa destaca su afán por crear un aura sobrenatural con el magnetismo suficiente para enganchar al jugador a una serie de acontecimientos que, de entrada, no tiene ni pies ni cabeza.
Un indie de lujo
Que nadie se lleve a engaños, 'Kona' no es una superproducción. Lo ha llevado a cabo un equipo de 7 personas y se trata objetivamente de un videojuego indie pero con una calidad por encima de la media. Es por ello que un servidor intenta ser mas permisivo con su pésima adaptación a consolas. Mientras la versión de PC ofrece un entorno gráfico potente para ser el tipo de producción que es, la versión de Playstation 4 que hemos analizado tiene un rendimiento especialmente pobre. A los gráficos de anterior generación hay que sumarle los constantes tiempos de carga, resulta inaceptable que en un videojuego de mundo abierto, precisamente en un mundo con tan poca vida, el juego se paralice durante 7 segundos para cargar la siguiente zona. A ello hay que añadirle una infinidad de bugs preocupante que esperemos se solucione con el parche del día 1, un clásico en esta industria.
En el apartado sonoro 'Kona' destaca con algunas melodías inquietantes en los momentos de más tensión y un doblaje a dobles, entre inglés y francés, de gran nivel que nos sumerge aún más en ese misterioso pueblo.
El control por otra parte resulta tosco y poco efectivo, el propio juego nos explica que debido al frío polar y a la bajada de temperatura de su cuerpo su resistencia física y mental mengua, de manera que nuestro personaje deambula errante y con la mirada borrosa por el frío, algo que se soluciona -en parte- cuando entramos en una casa y encendemos un fuego. Los fuegos sirven como puntos de control en los que guardar la partida y ayudan a recuperar temperatura y de paso algo de lucidez. El control de las diferentes armas que nos iremos encontrando tampoco mejora lo ya expuesto, por la descripción que se nos da del protagonista sabemos que es un ex marine por lo que no tiene demasiado sentido su nula habilidad con las armas de fuego que iremos encontrando. A dicha propuesta hay que añadirle que las casas y cabañas que iremos visitando son prácticamente los únicos puntos en los que encontraremos materiales y pistas para seguir nuestra aventura, convirtiendo el extenso mapeado en una helada estepa sin nada que explorar, apenas algún lobo hambriento que nos crucemos de vez en cuando.
Es por ello que 'Kona' da la sensación de estar vacío, de ser un cúmulo de buenas ideas mal llevadas a cabo, probablemente por falta de presupuesto. Toma ideas de aquí y de allá, elementos como el narrador omnipresente nos recuerdan a las páginas del manuscrito de 'Alan Wake', las mecánicas de deducción toman prestados elementos de la saga de videojuegos de Sherlock Holmes, pero en ningún caso se vislumbra el atisbo de genialidad que estos tenían. 'Kona' carece de alma en ese sentido, aportando poco más que una historia bien escrita. Si bien el guión es fundamental en un título de estas características no puedo evitar tener la sensación de que nos encontramos ante una obra que funcionaria mejor como novela de misterio que como videojuego en sí mismo.
Carece de una jugabilidad adictiva, de un apartado gráfico impactante y de un ritmo acorde a lo que el jugador busca, dejando todo el peso en una trama que sin ser mala queda a años luz de las escritas por estudios como Remedy, BioWare o Naughty Dog.
En conclusión podemos decir que 'Kona' tiene una buena historia y si el jugador es capaz de perdonar los fallos de los que adolece, algunos difícilmente perdonables en un videojuego, quizá pueda llegar a disfrutar de una historia de misterio entretenida, basada en una cultura bastante desconocida por estos lares y que sin duda merece una lectura. Los cuatro actos en los que está dividido ofrecen cerca de unas 7 horas de juego con una trama que mejora por momentos. Lástima que falle estrepitosamente en todo lo demás.