El 28 de Enero 2019 | 20:00
En ese mundo, la oscuridad prevalecerá y la luz se extinguirá
- Maestro Xehanort
Llevo más de quince años atendiendo a cada uno de los movimientos de 'Kingdom Hearts', una saga que comenzó en 2002 y que desde entonces se ha tomado su tiempo para desarrollar cada acto de su historia. Una historia por la que se la ha criticado bastante, ya que la irregular ejecución de sus diferentes melodías ha ido haciendo más complicado disfrutar de todo el conjunto. A pesar de ello, Tetsuya Nomura siempre ha tenido la batuta de una orquesta que sabía perfectamente lo que hacía. Quizá se tomaban unos descansos demasiado amplios, pero siempre tenían en mente a dónde se dirigían. Y sé perfectamente que el propio director de orquesta ha reconocido estar perdido en algunas ocasiones, pero hasta los más grandes héroes pierden el rumbo a veces, solo tienen que encontrar la luz en la oscuridad.
'Kingdom Hearts III' es la promesa que los seguidores de esta ópera llevan esperando muchos años y digo promesa porque son muchos años esperando y porque, sobre todo, queremos un desenlace a la altura del imaginario que se ha creado. No se trata solo de volver a viajar entre los mundos y de encontrar nuevos compañeros de viaje, sino de encontrar la llave que lleva al final de esta aventura. Tal y como yo hice cuando comenzó a sonar la música en la escena inicial del juego, déjate llevar, porque esa es la mejor forma de satisfacer al portador de la Llave Espada que llevas dentro.
Aluvión de sensaciones
Como cuando bebes agua fría si tienes mucha sed, 'Kingdom Hearts III' se disfruta de principio a fin debido, precisamente, al interés con el que se le lleva esperando desde hace tanto tiempo. Parece que fue hace una eternidad cuando Sora salió despedido de las Islas del Destino y nosotros, los jugadores, no veíamos la luz al final del túnel. Esta obertura sonó tan fuerte entre las paredes del videojuego que los siguientes movimientos no tardaron en llegar. La sinfonía mágica de los corazones ya nos había conquistado sin darnos cuenta. Desde entonces, hemos tenido más ruido que otra cosa, pero ya se ha levantado la batuta para comenzar un recital que por segundos es intenso, dramático y alegre al mismo tiempo.
'Kingdom Hearts III' comienza exactamente al contrario que el resto de historias. En esta, ya conocemos cuál será el final: habrá una batalla entre la luz y la oscuridad, pero lo que realmente interesa es todo lo que hay en medio. Sora, Donald y Goofy; Riku y Mickey; Kairi y Axel. Las piezas están casi todas posicionadas en el tablero, pero todavía tienen que aparecer algunos actores más para comenzar a cruzar una serie de puertas con el objetivo de conocer la verdad que se esconde tras ellas. De esto va el nuevo 'Kingdom Hearts', de descubrir las verdades ocultas que se esconden en los corazones de todos los personajes. Cerrar el círculo, abrir otros nuevos, pero llegar a la meta habiendo sido sufridor de todas las emociones y sensaciones que ofrece el camino.
La maestría con la que Tetsuya Nomura ha unido todos los hilos refleja que siente puro amor por la saga que él mismo se encargó de dar a luz. Más que una batuta, parece tener una varita mágica que le permite recorrer cada punto de su compleja obra y hacer verdaderos malabares con personajes y hechos. Esto se debe, también, a la ayuda de Tai Yasue, su eterno mano derecha que le ha ayudado a levantar una obra que pasará a la historia por su impacto narrativo, la profundidad de sus personajes y los valores y emociones que emanan de todos ellos. Cierto es que se ha visto obligado a recurrir a algunos vacíos dentro de su propia creación para salir de algunas encrucijadas, pero no hay nada que su brillante mente no pueda solucionar.
Opciones multiplicadas
El punto más fuerte de 'Kingdom Hearts III' es, sin duda, su narrativa, pero no hay que olvidarse de que se trata de un juego de acción también, por lo tanto, la jugabilidad tiene un papel esencial en este título. Square Enix se arriesgó mucho a la hora de ofrecerle al jugador un combate libre basado en el uso de una Llave Espada, un arma que, entre sus cualidades, estaba la de poder abrir o cerrar el corazón de cualquier ser vivo (incluyendo los mundos). Para darle variedad y no caer en una mecánica que se consumía de manera instantánea, Nomura y su equipo le ofrecieron al jugador la posibilidad de cambiar este arma al conseguir otras nuevas conforme se avanzaba en la historia. Esto ha quedado muy desfasado y en el equipo de desarrolladores estaban más que al tanto.
El combate ha evolucionado de manera inversa a lo que lo ha hecho Sora, a decir verdad. El protagonista ha perdido parte de su fuerza, pero todo ese poder parece haber ido directamente a su Llave Espada. La capacidad de transformar la Llave Espada dota a los encuentros con enemigos de una agilidad y de una rapidez extrema. Cuando probé la demo disponible en la Madrid Games Week reconozco que me resultó hasta incómodo tanto frenesí de chispas, pero no podía estar más equivocado. La danza de movimientos y las posibilidades que ofrece el combate es la expresión máxima de lo que se comenzó en 2002 con 'Kingdom Hearts'. Si entonces nos resultaba todo bastante acartonado (o por lo menos con la perspectiva del tiempo), ahora todo respira vida, es orgánico y no se le ven las costuras por ningún lado.
La inclusión de las llamadas atracciones y los comandos de acción en equipo ayudan a aligerar encuentros que, de otra forma, serían pesados y muy largos y son una vía de escape para infligir el mayor daño posible en una escena que ha alcanzado una escala varias veces más grandes de lo que era antes. Los nuevos instrumentos han aportado, así, frescura y novedad a un aspecto que se estaba quedando atrás con respecto al resto de los componentes de esta obra.
Mundos sin límites aparentes
La alineación definitiva de mundos que compondría 'Kingdom Hearts III' ha sido, durante todo este tiempo, uno de los aspectos del juego que más ha llamado la atención. El hecho de escoger unos u otros siempre es motivo de debate, pero Nomura ha seleccionado concienzudamente qué protagonistas iba a tener este título conforme a la propia partitura que quería ejecutar. Además, no es tanto su propia identidad lo que llama la atención como su tamaño, algo en lo que jamás se ha reparado y que es, realmente, una de las características que hace de este juego algo grande, en términos de tamaño.
Desde Villa Crepúsculo hasta La Torre de los Misterios, y sin pasar por los verdaderos protagonistas de este destacado, los mundos han adquirido más planos de profundidad, son más grandes y también verticales. Esto, por tanto, afecta directamente a la forma de afrontarlos y también al tiempo que lleva acabar cada uno, ya que no estamos en Ciudad de Paso, donde para ir a cada distrito había que estar cargando pantalla cada dos por tres. San Fransokyo bien podría ser una décima parte de todo 'Breath of the Wild' y El Caribe se atreve a ofrecer tramos subacuáticos y otros en alta mar al más puro estilo 'Assassin's Creed IV: Black Flag'. La variedad de acciones y de opciones en cada mundo es prácticamente una locura. Ninguno es igual y todos tienen sorpresas escondidas para todos los que decidan cruzar esa barrera.
Todo esto es posible gracias a ese lapso temporal en el que 'Kingdom Hearts III' ha estado en desarrollo y también a ese cambio de motor gráfico. Se decidió dejar Luminous Engine para usar Unreal Engine, lo que ha dotado de una viveza hasta ahora nunca vista a todo el imaginario de 'Kingdom Hearts'. Bien es cierto que se trata del primer juego desarrollado específicamente para consolas de nueva generación, pero os brillarán los ojos solo al ver los efectos y la luz que tiene hasta la mismísima oscuridad en este juego.
Enfrenta tus lágrimas
Como una ópera magnífica que es, 'Kingdom Hearts III' no ha descuidado en absoluto su apartado sonoro. Hikaru Utada se encarga de ponerle la voz a 'Face My Tears', el tema principal de este juego (junto a Skrillex) y Yoko Shimomura repite en el papel de la maestra de ceremonias para ambientar una aventura que empieza siendo épica desde el primer momento. Cada sonido, cada melodía nos mantiene atados a un mismo universo, ese de los corazones y los mundos. Ese que cree que la amistad y las conexiones con los demás son las que realmente mueven la realidad. Shimomura, como compositora y músico que es, ha sabido crear una galaxia de sinfonías que despiertan en cada uno una sensación o emoción diferente. La música en 'Kingdom Hearts' está hecha para conmover, motivar y agitar los sentimientos.
Conclusiones
'Kingdom Hearts III' es mucho más de lo que los jugadores y fans de la saga podían esperar. Un título que ha tardado mucho en ver la luz, pero que lo ha hecho en el mejor momento posible, por lo menos en cuanto a capacidades técnicas. Toda esta expectativa puede volverse en contra de Square Enix, pero sin duda el maestro Nomura ha desplegado todo su talento para cerrar una puerta, que no todas. Queda bastante 'Kingdom Hearts' por delante, pero a partir de aquí sois vosotros los que tenéis que decidir.
Lo mejor:
- Una historia apasionante, llena de momentos intentos, emotivos y dramáticos
- Despliegue técnico soberbio: jamás se ha visto así 'Kingdom Hearts'
- Jugabilidad potenciada al límite con las transformaciones de la Llave Espada y las atracciones
- Combate ágil y frenético
- Banda sonora inmejorable
Lo peor:
- Pequeños huecos en la historia no resueltos de manera coherente