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Análisis de 'Hollow Knight: Edición Corazón Vacío' para PS4, obra maestra de altura

La obra de Team Cherry nos ha fascinado hasta el punto de atraparnos en los rincones ocultos de Hallownest. Os contamos por qué.

Por Daniel G. Astarloa 8 de Octubre 2018 | 20:00

Hay juegos que pueden llegar a tocarte el corazón sin necesidad de ser revolucionarios. Títulos que perfeccionan la fórmula de las mecánicas hasta alcanzar la cúspide de un panteón liderado por la nostalgia de los juegos que te marcaron como persona, que contenga una trama y unos personajes que no sabes cómo pero han conseguido conquistar tus pensamientos. No creí que un pequeño y aparentemente inofensivo personaje como el Caballero pudiera conquistar a este crítico de la forma que lo ha hecho, pero así ha sucedido: 'Hollow Knight' es toda una obra maestra.

La obra magna de los australianos Team Cherry lleva ya un año en el mercado, conquistado con paso lento pero seguro las diferentes plataformas que va alcanzando. Y tras una larga espera llega a PS4 y Xbox One con 'Hollow Knight: Edición Corazón Vacío', una recopilación que reune tanto el juego base como sus cuatro DLC que amplían el desafío y diferentes aspectos del lore tras el universo creado para el juego. Pero antes de entrar en ellos hablemos de lo básico. Viajemos hasta la superficie de Hallownest y descubramos a nuestro pequeño y encantador protagonista: el Caballero.

Contigo sí, bicho

La historia de 'Hollow Knight' da comienzo con una nota muda en el aire. A simple vista no parece que haya una trama detrás del misterioso insecto de ojos vacíos con el que jugamos, quien tras una larga caminata llega a un poblado abandonado colocado encima de un reino antaño grande. Quizás tardemos varias horas en comenzar a plantearnos lo que los escenarios y ligeros diálogos tienen que contarnos, pero antes o después cualquier jugador se dará cuenta de que en Hallownest pasa algo. Nuestro objetivo se marca de forma clara; es a través del silencio y la sutileza de la presencia de algunos NPC donde descubrimos la cultura y maravilla que se guarda en cada una de las ubicaciones del reino de insectos.

Descubrir la historia completa requerirá revisitar el juego varias veces o buscar ayuda externa al juego mediante comunidades y lugares de discusión, pero el resultado que finalmente tenemos es el de una trama llena de traiciones, emociones complejas y política entre caciques. Reinos enteros han caído y con ellos se han llevado figuras míticas, amores prohibidos y bastardos que han renunciado a recuperar lo que ya se ha perdido en el tiempo. Incluso la religión está metida de por medio, con diferentes clases de comentarios a los que debemos atender para comprender la magnitud del mensaje que se nos intenta transmitir.

Es una narrativa muy sutil pero a su vez muy grande. No es el primer videojuego que hace algo semejante, pero se trata de una manera apasionante de contar una historia sin tener que forzar horas de explicaciones innecesarias. Además es una trama que, por compleja que sea, ofrece muchos hilos de arranque para comenzar a hilar la telaraña que conforma su universo, algo que muchos jugadores encuentran muy complicado en otros juegos que también intentan seguir este tipo de historia. Lo mejor: descubrir estos detalles refuerza la jugabilidad, ya que al enfrentarte a un jefe que antes desconocías pero resulta ser una figura importante en el pasado de Hallownest ofrece una nueva serie de emociones con las que sentirnos atraídos.

Demasiado pequeño para un mundo tan grande

Hallownest no sólo es rico en cultura, sino también en su tamaño. El mapa del mundo que recorremos es gigantesco, con diferentes secciones dedicadas a clases de insectos diferentes que habitan sus lugares. Todos y cada uno de ellos son una maravilla visual para nuestros ojos, con dibujos hechos a mano a modo de gráficos, escenarios cuidados hasta el mínimo detalle para mostrarnos la flora y construcciones de cada ubicación. Lo mejor de todo es que para acompañar esto contamos con una banda sonora magnífica que nos ayudará a sumergirnos en estos bellos y aterradores recónditos subterráneos, o coger el ánimo para luchar contra algunos de los enemigos más duros a los que nos enfrentaremos.

Nuestra forma de desplazarnos a lo largo y ancho de Hallownest dependerá de las habilidades que obtengamos. Esto es un metroidvania, lo que significa que tendremos que obtener movimientos concretos para desbloquear la siguiente zona y poder obtener premios por exploración en las anteriores. Pero esto es sólo la mitad de cierto: una vez llegado a cierto punto de la historia se rompe la linealidad del juego y se nos invita a explorar a nuestro gusto y paciencia el mundo completo, sin necesidad de seguir una línea concreta ni tampoco nadie que nos diga adónde debemos dirigirnos.

De hecho la exploración se ve muy recompensada en el título. Experimentar con nuestras habilidades y querer llegar adonde nadie lo ha hecho antes tiene como premio acceder a nuevas ubicaciones, marcadas en el mapa o no, donde podemos encontrarnos con una gran cantidad de terroríficos jefes finales opcionales que nos hagan temblar o hacernos con coleccionables que nos reforzarán de forma activa, como los medallones. Estos sirven para que nos los equipemos en los puntos de guardado y así obtener mejoras especiales para nuestro personaje, siempre con un límite al que debemos atender para no hacernos demasiado poderosos. Esta fantástica idea permite un gran grado de rejugabilidad para probar nuevas combinaciones en el futuro o encontrar las mezclas ideales para situaciones más complejas que otras a las que ya hayamos hecho frente. Un sistema balanceado por sí mismo que, aunque está muy bien planteado, a veces se excede consigo mismo y exige que ciertos elementos deban ser equipados, como una brújula para nuestro mapa... Si es que nos hacemos con él, porque no podremos siquiera comenzar a dibujar las nuevas secciones a las que accedamos si no compramos uno al cartógrafo escondido por la zona.

El desafío tras el telón

La aventura principal de 'Hollow Knight' puede durarnos perfectamente una media de 30 horas de juego, una extensión mucho más que considerable para el género al que pertenece. La dificultad es ajustada y en muchas ocasiones muy desafiante, pero quien persevere logrará terminarlo sin problemas. Algo que desde Team Cherry debieron pensar que no debía ser suficiente, pues los consecuentes DLC se centran en dar un salto demencial hacia el infierno.

'Sueños Ocultos' y 'Saviavida' se centran en ampliar y ajustar algunos aspectos de la aventura principal, por lo que no se aprecia en exceso este desafío. Podemos acceder a nuevos jefes ocultos, lograr nuevos medallones y apreciar más la narrativa oculta tras nuevos personajes. La auténtica pesadilla comienza con 'La Compañía de Grimm', una misión alternativa que nos lleva a conocer a una nueva clase de insectos que ha llegado a Hallownest con la intención de convivir con el resto. Deberemos enfrentarnos a dos complicadísimos jefes finales nuevos a cambio de su apoyo para salvar estas tierras, pero pese a todo es un desafío que podemos superar con práctica.

Si andamos ojo avizor, estos DLC incluyen una sección secreta y harto complicada llamada Sendero del Dolor. Si logramos encontrar este misterioso lugar nos enfrentaremos a un desafío plataformero digno de los denominados kaizo, plataformas harto imposibles que ponen las habilidades de los jugadores a un límite prácticamente demencial. Y es esta misma filosofía la que se aplica a 'Buscador de Dioses', el cuarto DLC que nos anima a enfrentarnos a diferentes panteones a modo de boss rush con versiones más poderosas de todos los jefes a los que ya hemos hecho frente en el pasado. La locura viene al desbloquear el quinto, el cual exige la nada desdeñable tarea de derrotar a los más de cuarenta jefes finales seguidos, sin descanso, y hacer frente a un nuevo desafío final que desbloquea un final alternativo que en teoría conduciría a la futura expansión del juego. Ninguno de estos desafíos debería ser planteado a los jugadores que sólo busquen pasar un buen rato.

Conclusiones

'Hollow Knight' es toda una obra maestra que todo el mundo debería experimentar al menos una vez en sus vidas. Es el metroidvania perfecto, hecho con una dificultad exigente pero justa, siempre y cuando excluyamos la locura insertada en el contenido opcional de los DLC. Indiferentemente de ello, enamorará incluso al más escéptico de los críticos, y logrará lo que muchos creímos una vez imposible: enamorarnos de un bichito.