Olvidar es humano, olvidar es vivir. La historia la escriben siempre los vencedores, y si queremos vivir más nos vale olvidar y creer: creer en las verdades oficiales, creer en las mentiras, creer en la reinvención de la realidad constante, en el olvido... Al fin y al cabo ¿No es eso seguir adelante? En "1984" el infame ministerio de la propaganda se encargaba de reescribir constantemente el pasado, de hacer ver a los amigos como enemigos y viceversa, y la gente simplemente lo aceptaba. Simplemente dejaba de recordar lo que había sido la verdad oficial hacía muy poco; olvidaba simple y llanamente.
Suena exagerado, pero es la verdad, en serio: la historia se escribe así. Nadie recuerda las promesas de los políticos después de la campaña, los pactos que se prometían imposibles se llevan a cabo y las verdades dejan de tener sentido, dejan de haber sido dichas: el mundo olvida por sistema. Nuestra sociedad está basado en ello.
'Heaven´s Vault' es una aventura gráfica compleja, y lo es por muchos motivos, pero quizás el más claro de todos ellos es precisamente ese: el hecho de que se basa en el olvido. En la obra de Inkle encarnamos a una arqueóloga espacial, una antigua ladrona reformada que ahora trabaja para la universidad de Inox. No sabemos casi nada de su pasado, pero sabemos algo de su presente en cuanto comenzamos a jugar: ha sido llamada por su antigua mentora, una mujer que claramente la detesta, para cumplir algún tipo de misión... y eso no le hace ninguna gracia. Aliya Elesra, que así se llama, es una fuerza de la naturaleza que hace mucho tiempo que no quiere tener nada que ver con las intrigas del imperio Inox y la llamada de Mylia trastoca eso más allá de lo razonable; sobre todo cuando nos envía a buscar a un antiguo colega suyo desaparecido.
Bienvenido a Inox, donde la injusticia es ley
Pronto descubrimos que en Nébula, el mundo retro-futurista en el que vivimos, el pasado juega un papel complicado: la situación política y social habla de feudalismo, de teocracia y de eras olvidadas, descubrir verdades no está en el calendario de nadie... y sin embago Aliya goza de una cierta libertad precisamente gracias a esa estado convulso. Los nebulanos creen en el "el gran círculo", un concepto que básicamente viene a decir que la historia se repite punto por punto cada cierto tiempo. Cada conversación, cada segundo de vida, cada persona y cada ser vivo han existido durante infinitas interacciones de ese mismo loop eterno, por lo que investigar el pasado (Por peligroso que pueda ser) es casi tanto como desentrañar el futuro... o al menos eso creen las clases dominantes, y el cinismo de Aliya le permite aprovecharlo.
Todo lo que os estoy contando se desarrolla mediante conversaciones, pequeñas interacciones jugables y charlas mientras andamos. 'Heaven´s Vault' es una aventura gráfica conversacional, un juego en el que lo que se dice y como se dice son la clave, y en el que la búsqueda de la interacción concreta con el objeto concreto brilla por su ausencia; pero que aún así se encarga de mantenernos pegados a la silla precisamente gracias a su jugabilidad.
El juego se basa en una serie de elecciones complejas, de carácter moral, filosófico y teológico; así como en un sistema extraño de jeroglíficos que deberemos ir descifrando. Descifrar el pasado no es tan fácil como lo pintan, y las mentiras y las falsas pistas están siempre presentes. El tiempo perdido, representado en un enorme cronograma (Con tramos que miden millones de años), nos asalta siempre que queramos pausar el juego y está siempre presente. Comienza vacío y más nos vale ir llenándolo.
Decisiones y más decisiones... y jeroglíficos, claro
La originalidad de este sistema de escritura es indudable. El hecho es que te hace sentir que realmente estás descubriendo acontecimientos, guerras, lugares antiguos, cultos olvidados... el antiguo imperio, ese que se extinguió y borró todos los registros de nada anterior a él, se encargó de que la gente olvidara el significado de esos símbolos; y ahora nosotros los recuperamos de entre el polvo. Pero no se queda ahí, no es un simple aderezo llamativo a una historia compleja y narrativamente muy rica, es realmente interesante, divertido y funcional. Los símbolos son pictogramas: a la forma de la escritura china una serie de trazos no representan un sonido, sino una idea completa. Es por esto que descubrir que determinados trazados componen el concepto "muerte" servirá para que replanteemos traducciones antiguas, pues ¿No será que esa palabra, que contiene sus mismos trazos pero en orden diferente, signifique "nacimiento"? ¡En ese caso entendimos mal aquel jeroglífico de las ruinas abandonadas! ¡Es un culto a la fertilidad, no a las cosechas!
Aliya es una consumada estudiosa de estos antiguos garabatos, puede interpretar la intención general pero no su significado final sin nuestra ayuda. Al final todo se reduce a llevar a cabo teorías e intentar que los nuevos descubrimientos casen con ellas; y si no es así, a cambiar lo que teníamos por cierto. La historia se escribe letra a letra. Este sistema de pesquisas, que es en gran medida uno de sus puntos fuertes, desgraciadamente se acaba convirtiendo en ciertos momentos en una debilidad: empezamos con palabras sencillas, con ideogramas que incluso pueden resultarnos familiares, pero luego la cosa se complica y ya hay que hacer un esfuerzo en creer a nuestra protagonista.
Un vasto mundo que explorar, un lenguaje nuevo que aprender
Normalmente Aliya conjetura, teoriza sobre significados, pero cada cierto tiempo llegará una palabra clave que, de traducirla bien, asentará conocimientos: nos dará certezas en lugar de teorías. Estas palabras no tienen una explicación real, no hay ninguna excusa (ninguna piedra Rosetta) por la cual nuestra protagonista sepa que, en este caso, nuestra conjetura es incorrecta o correcta a diferencia de las anteriores. Nos limitamos al mismo pequeño juego de puzle que siempre, solo que en esta ocasión hay un resultado definitivo que antes no existía, y esto a mi a veces me sacaba de la historia. Me hacía pensar que me estaban tomando el pelo.
En el apartado gráfico hay luces y sombras, aunque para mí los focos deslumbran y la oscuridad es exigua. Las ilustraciones de los personajes son tremendamente bellas, aunque bidimensionales siempre, y los entornos en 3D resaltan con ellos. Hay realmente pocas animaciones, el movimiento de nuestra protagonista es intencionadamente a saltos (deja una estela, como un pasado, como un recuerdo... como otra forma más de recordarnos que solo el presente es inmutable) al igual que el del resto de los personajes, y si bien es algo extraño al principio pronto uno se acostumbra a ello. Estamos hablando de un juego con una estética claramente inspirada en obras como el planeta del tesoro: las naves funcionan con velas, el espacio es un inmenso río de corrientes luminosas y, si bien los robots y las máquinas nos dan una cierta apariencia de futuro, la vida cotidiana se hace en casas de madera y sobre caminos de tierra o piedra. Pero no solo es Disney de quien nos acordamos cuando jugamos a 'Heaven´s Vault', también tenemos que tener presentes los cantares turcos o las "Mil y una Noches", los cocoteros y las casas tienen esa extraña vida árabe que no es fácil de describir, pero sí de amar.
Una nave a velas, porque lo de los cohetes está pasado de moda
Pero bueno, hemos hablado de las luces y no se pueden quedar atrás las sombras: si algo hay que achacarle a 'Heaven´s Vault' es lo vacío de sus escenarios. El modelado 3D de los entornos cumple, pero demasiadas veces rozando el aprobado raspado. Hay ciertas texturas que se perciben como antinaturales, ciertas localizaciones que carecen de la vida que necesitarían, ciertas ruinas que dejan entrever un brillo demasiado nuevo como para ser perdonado. Es triste, pero te saca de la acción. Navegar por los ríos entre planetas es una gozada, gráficamente es simplemente hermoso, pero luego llegas al lugar en cuestión y... una parte de esa magia se desvanece. Da pena que sea así, especialmente con el trabajo tan bello que hay detrás del 2D, pero así es.
Finalmente, y como nota de cierre, creo que lo positivo eclipsa a lo negativo y con mucho. Una obra grande, muy grande, pero muy bien balanceada. Una historia simplemente digna de novela. Personajes fuertes, misterios complejos y un sistema que no te lleva de la mano, que procura que saques tus propias decisiones y que te mojes. Un acierto cubierto solo de pequeños fallos que, si se miran en conjunto, ni siquiera molestan.