El 2 de Octubre 2020 | 15:00
Rara vez hablamos en el medio de videojuegos de autor. Existen, por supuesto y Fumito Ueda o Hideo Kojima son prueba de ello —y es que, pese a ser nombres recursivos en este tipo de discursos, no por ello resultan menos relevantes—, de la misma manera que también existen estudios con una marca imperecedera.
Porque sí, un análisis de 'Hades' invitaba a hablar sobre la mitología griega y todo lo que envuelve y da forma a esta entrega. Pero con un estudio como Supergiant a la cabeza de uno de los grandes títulos del año dudo de que nombres pueden ser más relevantes a la hora de hablar sobre el juego. Y es que, si algo es 'Hades', es Supergiant Games demostrando una vez más su capacidad para superar fronteras.
Llegando al Olimpo, un ascenso constante
Un estudio que se ha labrado su propio nombre a través de su habilidad camaleónica para cambiar de género, contexto y situación y seguir entregando obras capaces de adaptarse a aquello que ofrecen manteniendo un estilo único a modo de firma: su distintivo apartado audiovisual.
El RPG con sabor postapocalíptico de 'Bastion' daba paso a 'Transistor', una obra de un calibre más personal sustentada por la ciencia ficción que, a su vez, servía de antecesora de 'Pyre', su título más atrevido hasta el momento y capaz de jugar con el formato de la novela visual y el deporte bajo un imaginario centrado en el apartado más místico y espiritual. Tres títulos diferentes pero con ciertas conexiones y que desembocan ahora en 'Hades', una renovación completa de lo que nos ha ofrecido hasta ahora Supergiant y que demuestra la capacidad del estudio para enfrentarse a lo desconocido y salir victoriosos de ello.
Y es que el formato de 'Hades' encaja levemente en algunos de los pretextos de la compañía. En un combate acelerado de 'Transistor' con el frenetismo de 'Pyre' que, sin embargo, da vida a un estilo de juego completamente nuevo dominado por un torrente de fuerza y la efimeridad del roguelike capaz de extraer tonos que nunca han brillado antes en el género.
Descendiendo al Inframundo; el viaje de Zagreo
Un hecho del que Greg Kasavin se esgrime como culpable. El principal guionista del estudio nos pone esta vez en la piel de Zagreo, una de las figuras ocultas de la mitología griega que da vida y sentido a los sucesos de 'Hades', donde nos tocará ponernos en la piel del príncipe del Inframundo, no para ejercer sus deberes como tal, sino para poner punto y final a su historia en los confines.
Es así como el título aprovecha el potencial narrativo que su propio contexto le ofrece para convertir su historia, no solo en una excusa para llevarnos a enfrentar hordas de enemigos sin fin —como suele ser habitual en el género—, sino en uno de los platos principales del mismo. El principal carisma del estudio se ve reflejado, esta vez, en los motivos de Zagreo para escapar del hogar de su padre, en busca de una persona especialmente querida para él y desarrollando así una historia tan simple como funcional que irá mostrando sus cartas poco a poco, mientras morimos y resurgimos de nuevo.
Y es que 'Hades' tiene una escena especialmente particular a la que deberemos acostumbrarnos: Zagreo emergiendo del lago de sangre hacia la casa de Hades, recibiendo las irónicas felicitaciones de su padre e Hypnos, siempre complaciente, a la espera de nuestra llegada para recordarnos que hemos fracasado —una vez más— en nuestro intento. Un concepto que se expande, desarrolla y explota a través de cómo la obra toma para sí la mitología griega y sus iconos para darles una nueva forma y personalidad.
Casi como si de una versión actualizada de su imaginario se tratase, 'Hades' consigue no solo ilustrar a los dioses y antiguos guerreros en su mundo, sino que además les da voz y personalidad única. Las discusiones de Hades y Nicte —además, madre adoptiva y salvaguardia de Zagreo—, las conversaciones interrumpidas con Medusa o los consejos de veterano de Aquiles son solo una escasa fracción de todo lo que está por ver. Y es que los propios dioses del Olimpo tienen su espacio en 'Hades' y nos bendecirán a cada intento de huida, siempre con un mensaje propio de cada personalidad a la hora de ayudarnos a enfrentar nuestra tarea.
Un trabajo magnífico al que podríamos tachar de pura magia negra. Y es que el mundo de 'Hades' y sus conceptos es uno cambiante y capaz de adaptarse al jugador con una habilidad pasmosa. Cada nuevo intento activa conversaciones referidas a nuestra última caída e incluso las conversaciones con los dioses se ven afectadas por los encuentros anteriores. Poseidón, por ejemplo, reaccionará diferente si ya hemos sido bendecidos por Zeus que sí lo hemos sido por Atenea. ¿Lo mejor de todo? Cerbero tiene su oportunidad de demostrar que no hay perrete capaz de igualarle. No olvidéis acariciarle, lo merece.
Pese a ser la incursión del estudio en el género, cada paso que damos demuestra lo aprendido en sus anteriores trabajos, conformando un conglomerado creciente y con la increíble capacidad de hacer germinar su imaginario en nuestras mentes. Un punto que consigue que cada vuelta sea diferente, no tanto por la dimensión de su reto, sino por cómo su mundo y narrativa se adaptará a nuestros pasos.
Lejos queda el Tártaro
Pero si su formato metamórfico en lo narrativo es uno de sus puntos más destacables, su apartado mecánico no queda, en absoluto, alejado de su capacidad. Un paso agigantado para un estudio que si bien despuntaba en la narración y estilo, siempre quedaba rezagado en lo mecánico pero que ahora da un golpe sobre la mesa con la intención de hacer temblar al infierno.
Porque Supergiant Games ha sabido entender el roguelike. No es algo complicado, desde luego, pero el estudio hace suyo el género y, sin necesidad de convertirlo en algo más complejo de lo que debería ser, lo adapta y eleva allí donde mejor coexiste la idea de luchar hasta el final de nuestras fuerzas. El infierno. 'Hades' es, en esencia, un título rápido, agresivo y voraz, pero también es un juego que pide una concentración elevada y que no se conforma nunca con que aporreemos los botones y lancemos golpes a diestro y siniestro.
No importa si nos enfrentamos a los enemigos más sencillos o a un jefe final. Cada uno tiene sus particularidades y un único descuido puede suponer un paso más hacia el final de nuestro viaje. Para superarlos, sin embargo, contaremos con un amplio abanico de posibilidades. Las viejas armas de Hades se encontrarán a nuestra disposición —las podremos desbloquear a lo largo de nuestra aventura—, cada cual con un estilo único y particular que se verán afectadas por las bendiciones de cada divinidad para originar una nueva forma de abrirnos paso. Arrollador y aleatorio, el combate en 'Hades' se encuentra siempre condicionado por nuestras elecciones pero son las primeras muertes las que nos muestran como afrontar sus desafíos y la importancia del posicionamiento. Cada muerte es una pequeña victoria al descubrir como usar las trampas del escenario en nuestro favor, a lanzar los golpes por la espalda, a arrinconar y aplastar contra las columnas...
Así el diseño de mazmorras, alterado por un algoritmo aleatorio, y la aparición de sus enemigos no se corresponde nunca con un patrón en concreto, por lo que cada enfrentamiento trae consigo la duda y la sorpresa. Cada bendición aboga por un estilo de juego diferente e incluso nos veremos ante la tesitura de decidir entre el favor de dos divinidades, teniendo que enfrentarnos a las hordas de aquella a la que rechacemos. Un punto que genera una impresionante libertad de acciones y movimientos para el jugador o jugadora, haciendo de cada combate una danza de muerte donde solo quien empuña el arma comprende los pasos que da y sus efectos sobre la pista.
Un nuevo dios se alza
Supergiant ha alcanzado un nuevo hito con 'Hades'. Yo mismo me resigné ante la propuesta entendiendo que el título abandonaría las pretensiones del estudio al abrazar el roguelike. No podía estar más equivocado. 'Hades' es todo lo que fueron sus antecesores, pero también es mucho más. Es el camino de Zagreo, que es —a su vez—, el del propio estudio. Una demostración de fuerza y capacidad que se dibuja en una obra casi perfecta en todo lo que se propone.
La puesta en escena de sus personajes y su crecimiento, además del trasfondo con el que cuenta se une a un sistema de combate endiabladamente divertido pero que requiere siempre de concentración y capacidad para no acabar siendo traicionado por su agresividad. Sus diálogos cambiantes y su capacidad para resultar ácido e irónico se corresponden con la ternura que se lee entre líneas cuando el título lo requiere. Incluso su trabajo sobre la mitología griega consigue sentirse fresco y moderno con la adaptación que realiza el título.
No quedan atrás su aspecto visual, capaz de ir mucho más allá del trabajo que realiza con sus personajes, dando vida a cada palmo y rincón de su mundo. Transformando el hogar de Hades, el Tártaro, los Prados Asfódelos y mucho más. Junto a ello, un punto ineludible al hablar del estudio, su apartado sonoro y musical. Una experiencia marcada por cada tono y cada nota que corre a cargo, por supuesto, de Darren Korb —que además da voz a Zagreo, no os lo perdáis— y que parece cargar consigo mismo la evolución de su trabajo desde el nacimiento de 'Bastion'. El propio Logan Cunningham regresa dando voz al Señor del Inframundo, mientras que Ashley Barrett consigue aportar una imposible serenidad a algunos de los temas más especiales del juego. ¡Incluso Masahiro Aoki se atreve a ofrecer una dosis infernal de punteo!
En esencia 'Hades' es el resultado de dejar al alumno aventajado demostrar todo su potencial en una única asignatura. Es aquí donde el estudio consigue por fin dar forma a sus ambiciones mecánicas y unirlas a su ya destilado apartado narrativo para conformar una de las obras más rompedoras que, posiblemente, veremos este año. Un título que derrocha carisma y personalidad, que nos atrapa en un solemne baile marcado por los riffs y bajos del heavy metal a través de las estancias del Inframundo y que se siente capaz de cambiar el tono, cuando lo siente necesario, para atraparnos en una balada donde las pausas marcan el desarrollo de una historia personal. 'Hades' es todo cuanto podríamos pedir a Supergiant y en estos momentos, esa es su única pega, el saber que no hay nada más allá.
Lo mejor:
- Una de las mejores muestras mecánicas del género
- Su capacidad para sostener su historia dentro de un roguelike
- Libertad de movimientos y posibilidades casi completa
- Puesta en escena y caracterización de personajes fuera de serie
- El apartado audiovisual, una de las maravillas recurrentes de Supergiant
Lo peor:
- Puede sentirse recursivo en algunos puntos
- Raramente, sus desafíos pueden verse afectados por movimientos errantes de la IA