Siempre que hablamos de Tango Gameworks, hacemos referencia, por supuesto, a su fundador, Shinji Mikami, creador de sagas míticas como 'Resident Evil' o 'Dino Crisis', pero en el caso de 'Ghostwire: Tokyo', tenemos que hablar de Kenji Kimura, una cara mucho menos conocida. Kimura, director de este título, trabajó en el guión de 'Metal Gear Solid 4' y como diseñador gráfico en multitud de juegos, mayoritariamente en Bandai Namco. 'Ghostwire' se aleja de su anterior -y único- trabajo, 'The Evil Within', y deja atrás el terror por un thriller de acción paranormal en primera persona.
'Ghostwire: Tokyo' tiene lugar, como no podría ser de otra manera, en Tokio, en un momento en el que todos sus habitantes se han desvanecido menos uno, Akito. Nuestro protagonista se salva gracias a que es poseído por el espíritu de un detective llamado KK. El villano secuestra a la hermana de Akito para hacer las cosas que hacen los villanos: acabar con el mundo. A partir de aquí, nos toca perseguir a este tipo misterioso con una máscara muy chula (una máscara hannya, para más señas, porque en 'Ghostwire' se aprende muchísimo de la cultura nipona).
La relación entre ambos protagonistas es la esperable y no por ello deja de ser decepcionante. Akito se encuentra completamente perdido y es la mitad bondadosa de la relación, mientras KK es el poli malo, que no deja transpirar sus sentimientos. Poco a poco, ambos van confiando el uno en el otro, aunque quizás demasiado paulatinamente, porque la duración de la historia es bastante corta para lo que estamos acostumbrados.
Sin entretenerse demasiado, las misiones principales pueden completarse en 8-10 horas. Y no me quejo de que la historia dure poco, más aún en el momento en el que nos encontramos con 'Horizon: Forbidden West' y 'Elden Ring' a nuestras espaldas. Un mundo abierto corto y directo es realmente lo que necesitan los jugadores ahora. La problemática es que el ritmo está muy mal planteado, da la sensación de que les dieron un toque en un momento y tuvieron que cerrar todo rápido y con prisas. A finales del cuarto capítulo, el juego acelera (literalmente, en una moto) y en una hora ya da todo por terminado. Tampoco es que Tango Gameworks cuente nada excepcional, es mucho más interesante todo lo que está a su alrededor.
Las misiones secundarias tampoco son nada del otro mundo en general, con algunas excepciones. La dinámica es casi siempre la misma: ayudar a un espíritu que se ha quedado estancado en este mundo, normalmente eliminando a una serie de enemigos o simplemente capturando a un yokai. Algunas de éstas se salvan y son más interesantes, como una en la que tenemos que hacer uso de nuestras dotes de detective u otra que expande el trasfondo de una de las compañeras de KK.
Más allá de las misiones principales y secundarias, hay mucho más contenido que completar en la capital nipona. La purificación de casi todas las puertas torii es prácticamente obligatoria y lo haremos durante la historia. Esta acción es necesaria para limpiar la niebla mortal que puebla toda la ciudad y que nos impide explorar libremente -de manera algo artificial-. El número de toriis es algo excesivo y entorpece un poco el ritmo de la historia, aunque no es lo único excesivo. Como toda la población tokiota ha desaparecido, sus espíritus han quedado varados y hay que recogerlos y mandarlos a través de una cabina telefónica. A cambio, recibimos dinero y experiencia. Después de 18 horas de juego, hemos llegado a capturar un poco más de la mitad de estos.
No son los únicos coleccionables que encontramos en Tokio. Tenemos estatuas jinzo a las que rezar, tanukis transformados en objetos cotidianos, yokais que nos da una magatama si los capturamos y un sinfín de elementos de la cultura japonesa (netsuke de nurikabe, plato koimari, momia inugami, dokyo...). Y es que, si eres un apasionado de todo lo que rodea a Japón, en 'Ghostwire' vas a disfrutar de lo lindo. El propio juego funciona como una pequeña enciclopedia de tradiciones, costumbres, gastronomía y más sobre Japón, y funciona incluso como punto de partida para seguir indagando y buscando más información fuera.
No sólo se nota el amor por Japón en estos pequeños detalles, sino en la recreación de Tokio. Es una gozada simplemente pasear por la ciudad por la noche, una sensación incluso mejor que lo que ha conseguido durante muchos años la saga 'Yakuza' con la zona de Kabukicho. Los coleccionables se convierten en una excusa perfecta para pasear por sus calles... y sus tejados. La exploración vertical es toda una sorpresa. Los tengus nos permiten agarrarnos a ellos y subir arriba del todo. Es más, hay una habilidad que nos deja invocarlos en cualquier lugar, lo cual multiplica exponencialmente nuestra capacidad de exploración. Nuestro personaje tiene la habilidad de planear (y de agarrarse a cualquier saliente también) que hace que podamos recorrer todo Tokio por los tejados.
Cuando no estamos dando brincos y explorando los rincones oscuros de Tokio, estamos luchando contra espíritus demoníacos, con la forma de salarymen con paraguas, maids o colegialas sin cabeza. La variedad de los enemigos no es muy grande, pero sus diseños son impecables. Esto es un buen resumen del sistema de combate, porque es espectacular y vistoso, aunque no demasiado profundo ni complejo. Tenemos únicamente tres hechizos (viento, fuego y agua), un arco y una serie de talismanes que no son muy útiles. Volvemos a tener la sensación de que se ha recortado contenido. Cabe destacar que los enfrentamientos con los jefes son pocos, pero hacen todo lo que pueden para ofrecer algo diferente con las pocas herramientas que el juego tiene a su disposición... y tiene éxito.
Conclusiones
'Ghostwire: Tokyo' es difícil de analizar y condensarlo todo en un único número porque es un juego de muchos contrastes. Cuando brilla, lo hace con mucha fuerza, pero las sombras oscurecen también el conjunto. ¿Te gusta Japón, su cultura, su idiosincrasia, sus calles? Vas a disfrutar mucho simplemente paseando y capturando yokais. ¿Quieres una historia que te atrape y unos personajes memorables de los que enamorarte? Aquí no lo vas a encontrar. 'Ghostwire' es divertido de jugar y explorar, pero le falta profundizar más en aspectos tan importantes como lo que quiere contar.