El 29 de Octubre 2019 | 20:30
No es fácil heredar el testigo de una entrega de la que han disfrutado más de quince millones de jugadores. Y menos todavía si se trata de una saga con casi dos décadas de historia a sus espaldas. 'Ghost Recon: Breakpoint' llega en un momento complicado: la competencia es feroz, las propuestas de mundo abierto nos dejan varias alternativas cada mes y su antecesor triunfó a largo plazo gracias al boca a boca de los usuarios. Con esta nueva entrega, Ubisoft pretende situar a la propiedad intelectual a la altura de otras como 'Assassin's Creed' o 'Far Cry', entre otras que atraviesan un fantástico estado de salud. ¿Lo conseguirá? Seguid leyendo, pero debéis ser conscientes de que lo tiene muy pero que muy complicado...
Una fórmula que resulta familiar
La combinación de acción, mundo abierto y sigilo no es nueva en la franquicia. De hecho, es algo que durante los últimos años se ha extendido a otras propiedades intelectuales de Ubisoft, una de las compañías que más títulos han lanzado durante el último lustro. 'Ghost Recon: Breakpoint' repite los pasos que dio 'Ghost Recon: Wildlands', aunque lo hace con matices. Para empezar, en esta ocasión nos emplaza a un entorno ficticio que atiende al nombre de Auroa, un lugar que irradia belleza en todos y cada uno de sus rincones, con cierto aire paradisíaco en gran parte de su región, que consta de una gran diversidad de biomas: montañas nevadas, junglas, zonas rurales, algún que otro emplazamiento urbano... Todo ubicado en una enorme isla situada en el Océano Pacífico.
El primer vistazo a la región de Auroa es muy prometedor: el juego luce fantásticamente bien y el mapa nos invita a pensar que estamos a punto de explorar un lugar muy rico y repleto de cosas que hacer. Un primer vistazo algo engañoso, ya que más allá de una bonita fachada se oculta uno de los escenarios peor aprovechados de los muchos que hemos explorado en la presente generación de la mano de la compañía gala. El culpable de esto no es más que la falta de inspiración que lastra constantemente al grueso del conjunto, y eso es algo muy complicado de remediar.
Curiosamente, este problema contrasta con un elemento en el que 'Breakpoint' es superior a su antecesor: la historia y sus personajes, que cumplen de manera notable con respecto a lo que solemos encontrar en títulos de este corte, habitualmente condenados a que el hilo argumental se disperse y los personajes que lo protagonizan aparezcan una y mil veces en pantalla para pasar sin pena ni gloria por una historia interesante, que incluso se guarda algún que otro giro de guion capaz de mantenernos en vilo hasta el final. Y es una verdadera pena que los problemas jugables ensucien un trabajo más que correcto en este sentido.
Quien mucho abarca...
¿Cuál es el problema del juego? Sin lugar a dudas, la imposibilidad para rendir con solvencia en todo lo que pretende abordar un conjunto que se presenta con mucha ambición, pero que no es capaz de brillar en ninguno de los aspectos de los que presume. Porque el componente de exploración hace aguas en cuanto vemos que la extensión del escenario no está bien aprovechada o nos adentramos en entornos interiores genéricos que comienzan a repetirse a corto plazo. Una superficie muy atractiva, que no esconde nada especial en su interior.
Lo mismo sucede con la faceta de sigilo del título: promete mucho, pero la experiencia se ve arruinada en cuanto la inteligencia artificial enemiga muestra su verdadera cara. Hay que decir que 'Ghost Recon: Breakpoint' da —o lo pretende— mucho protagonismo a la infiltración: podemos aplicar barro a nuestro cuerpo para mimetizarnos con el entorno, reptar entre las hierbas o planear nuestro próximo movimiento gracias al dron, que nos permite estudiar cada situación desde un lugar seguro antes de hacer un movimiento en falso. Sobre el papel, todo esto resulta muy interesante... hasta que la inteligencia artificial nos invita de manera forzada a desenfundar el arma y liarnos a tiros contra todo lo que se mueve.
Y esto es algo que se extiende no solo a las misiones principales, sino a prácticamente cualquier partida rápida en la que optemos por dar una vuelta por Auroa en busca de recursos: campamentos enemigos o diferentes situaciones y actividades secundarias en las que llegamos, inspeccionamos y procedemos, habitualmente optando por la acción pura y dura debido a que el componente estratégico es más una promesa que una realidad. Sin olvidar que todos estos elementos están sujetos a una pequeña dosis de rol y supervivencia, ya que el juego requiere que progresemos y mejoremos las aptitudes de nuestro personaje conforme obtenemos puntos de experiencia y avanzamos en la historia principal.
Aunque es cierto que hemos enumerado diversos problemas que no son moco de pavo, 'Ghost Recon: Breakpoint' es capaz de conseguir lo mismo que el resto de títulos de Ubisoft: divertir. Porque sí, el juego puede llegar a ser muy divertido si optamos por rebajar nuestras exigencias y somos capaces de olvidar algunas de las cosas que promete y no es capaz de cumplir. Al fin y al cabo, sobrevolar la jungla en un helicóptero, protagonizar persecuciones al timón de un yate o recorrer la isla en una motocicleta mientras borramos del mapa a un sinfín de enemigos siempre da lugar a una experiencia muy disfrutable. Por supuesto, jugar en compañía de uno o varios amigos lo hace todavía más divertido, a pesar de que en esta ocasión el juego no nos obliga a ser acompañados y podemos jugarlo completamente en solitario, sin otros jugadores y sin aliados controlados por la CPU.
El principal problema de 'Ghost Recon: Breakpoint' es que el título que le precede ha logrado convertirse en un juego muy popular entre un gran número de aficionados a largo plazo. Y eso da lugar a que lo tenga muy complicado para sorprender, especialmente si tenemos en cuenta que falla en la ejecución de varias buenas ideas y además no ofrece absolutamente nada que no hayamos visto una y mil veces. Un lanzamiento complicado lastrado por sus propios errores, que debería invitar a la reflexión en lo que al futuro de la saga respecta. Tal vez sea el momento de descansar y plantearse volver a los orígenes...
Un paso atrás que nadie había pedido
'Ghost Recon: Breakpoint' no es lo que la mayoría de aficionados de la saga esperaba ver. ¿Es un mal videojuego? No, pero tampoco cuenta con argumentos suficientes ni para atraer a nuevos jugadores —algo que sí consiguió 'Ghost Recon: Wildlands'—, ni para convencer a los que deseaban encontrar una evolución natural después de una entrega que, poco a poco, consiguió crear una auténtica legión de seguidores. El planteamiento es similar, pero la ejecución de las nuevas mecánicas no es acertada y la falta de inspiración a la hora de dar una vuelta de tuerca a las ya existentes no es suficiente como para justificar una secuela que llega demasiado pronto, en mitad de un calendario en el que la competencia es feroz y sin motivos por los que pueda considerarse superior a su antecesor. Ubisoft debe reflexionar sobre el futuro de la propiedad intelectual y trabajar para dar lo mejor de sí misma en su siguiente intento, que tendrá lugar en la próxima generación.
Lo mejor:
- Auroa es un escenario muy atractivo.
- El carisma de algunos personajes.
Lo peor:
- Más que evolucionar, la saga da un paso atrás.
- La inteligencia artificial enemiga.
- Diseño de interiores muy poco inspirado.
- Demasiadas mecánicas mal aprovechadas