No soy un hombre de carreras. Cuando era joven me gustaban los juegos de conducción y la Fórmula 1 tanto que llegué a quemar títulos de 'Need for Speed' y 'Burnout' como si no hubiera un mañana, pero con el tiempo me fui alejando de esta clase de títulos a medida que se volvían más realistas, exigentes y mis gustos cambiaban para centrarse más en otra clase de juegos. Pero por algún motivo 'Gear.Club Unlimited' me ha recordado a aquella época, me ha transportado a un momento diferente de mi vida como jugador y ha hecho que mi batería se agotara en más de una ocasión durante viajes de metro.
No os equivoquéis lo más mínimo, 'Gear.Club Unlimited' no es el primer juego de conducción en la híbrida de Nintendo como muchos están señalando: ese honor debemos concedérselo a otros títulos que es bien sabido que se salen del género de manera tradicional. Este es el primer juego convencional en el género para la consola. Y hay que tenerlo claro a la hora de juzgarlo y entender qué tiene que pueda enganchar a sus jugadores.
Venido de otro mundo
La historia de 'Gear.Club Unlimited' es inexistente. Nada más arrancar la primera partida nos vemos introducidos en una carrera y tras nuestra victoria logramos el dinero suficiente para adquirir nuestro primer coche. Contamos con un mánager y una mecánica que nos ayudan a mejorar en nuestra vida como conductores indicándonos algunas pistas y tutoriales, pero más allá de eso no encontraremos líneas de diálogo, subtramas opcionales ni tampoco eventos especiales para conocer a los personajes.
Esta extraña decisión de diseño provocó que levantara una ceja dubitativa al ver que no me esperaba por delante ni tan siquiera una motivación de fondo como derrotar a nuestro rival jurado o rescatar al príncipe de turno. Es cierto que un videojuego no necesita un argumento para ser exitoso, pero a estas alturas de la industria es perjudicial no ponernos un objetivo por delante que perseguir por mínimo que sea. De no ser así el jugador puede acabar cuestionándose para qué está luchando y si merece su tiempo, ya que nada parece estar avanzando en dirección alguna.
Estamos aquí para las carreras, para nada más. Los personajes ni siquiera se molestan por preguntarnos por nuestro día o pedirnos misiones secundarias. Pocos títulos hacen esto, sólo aquellos que quieren ser un pasatiempo de sacar la videoconsola y distraernos cinco minutos, como en un juego de móvil. Y quizás ya hayáis captado el mayor problema del juego: este es un título de móviles directamente convertido para la consola de Nintendo.
Naturaleza poco oculta
No es que un juego dedicado a plataformas móviles no pueda dar el paso a las grandes plataformas: podemos encontrar muchos ejemplos de títulos que han dado el paso y pueden encontrar un gran éxito entre los jugadores, como el magnífico 'VOEZ' sin movernos siquiera de la propia Nintendo Switch. Pero existen ciertas normas no escritas con las que debe cumplirse, un mínimo de conversiones que hacen falta para motivar al jugador. La historia es una de ellas.
Otra de las normas es que el título intente ocultar sus raíces como juego móvil, cosa que 'Gear.Club Unlimited' no se preocupa por hacer. Entre carreras, campeonatos y misiones debemos lograr dinero, el cual se podrá invertir directamente en comprar nuevos vehículos y mejorar nuestros coches ya guardados en el garaje. La situación es que estas mejoras son significativas y constantes, llegando a exigir que pasemos por el taller casi entre cada carrera y, peor aún, que farmeemos para lograr nuestros objetivos.
No es que el dinero sea limitado, pero sí puede ser molesto de lograr. Además de por estos medios habituales también podemos conseguir algo a través de logros artificiales y misiones secundarias básicas, como derrapar cierto número de metros o realizar varias mejoras a un coche. Otorgan muy poco dinero en comparación con las carreras, lo que me hace sospechar que no se ha ajustado con respecto a la versión de móviles, mientras que el dinero regular logrado cada vez que superamos una pista sí ha sido aumentado. Al final las misiones secundarias no nos otorgan nada, ni tan siquiera la satisfacción de ser completadas ya que tienden a repetirse al poco tiempo después.
Pero esta naturaleza no es tampoco completamente perjudicial. Las raíces de móvil provocan que cada carrera sea rápida y efectiva, con una duración ajustada de entre uno y dos minutos. El juego está ideado para ser jugado, distraerse durante vaios segundos y así haber matado el tiempo de un trayecto de metro entre carrera y carrera. Y lo logra con éxito, ya que la naturaleza apresurada y directa del título acaba haciendo que olvidemos aquello que tenemos a nuestro alrededor. En este aspecto funciona a la perfección en su modo portátil y no en el de sobremesa.
Tampoco es que debamos destacarlo en su paso a ser visto en una gran pantalla, ya que los coches y las pistas pasan entonces a mostrar que el potencial gráfico no es tan impresionante como parece en una pantalla pequeña. Algunos edificios pueden llegar a mostrarse demasiado poco convincentes, y de fijarnos en los detalles de nuestro alrededor se nos puede caer más de un mito. Pero en una carrera constante podemos quedarnos impresionados por lo bien que corre el título, sin ninguna caída de FPS y con un brillo constante de un sol cegador que ilumina nuestro camino.
Al menos hasta que entramos en el apartado del multijugador. Es aquí donde el juego, para poder arrancar con hasta cuatro pantallas a la vez, da un bajón en su motor tanto en su rendimiento con los gráficos como con sus pistas. Podemos llegar a apreciar algunas veces la pantalla congelada por un segundo, una bajada en los FPS e incluso problemas de físicas que aparecen de repente y no se encontraban en la campaña para un jugador, como un coche que tras chocar con un muro puede salir volando por los aires.
Además de ello, los números no terminan de ser impresionantes. El número de coches disponibles sí puede dejarnos sorprendido, los cuales se encuentran divididos en diferentes categorías y potencias para saber en qué clase de carreras participarán; pero las pistas son poco numerosas, pequeñas e incluso repetitivas. Podemos encontrar extractos y zonas de una localización copiados y pegados en otra diferente, lo cual demuestra los problemas que tiene en su desarrollo. El jugador puede acabar con la sensación de estar repitiendo las mismas fases una y otra vez, incluso cuando técnicamente está corriendo en una nueva pista.
Todos estos problemas vienen disimulados en su sistema de mejoras y adquisición de vehículos constante, lo cual provoca que el jugador quiera seguir jugando para lograr la siguiente pequeña actualizacion en el taller. Es una manera de incentivar al usuario, y mientras no existan micropagos se puede considerar inofensivo, pero no hace más que señalar su plataforma de origen.
Conclusiones
Si debiese expresar cómo es 'Gear.Club Unlimited' en una palabra sería como un pasatiempo. Dedicarle algunas horas de tu tiempo puede ser divertido y distrayente, pero no logrará aplicar nada nuevo en nuestras vidas más allá de no aburrirnos durante un viaje. No logra destacar sobre otros juegos en la plataforma híbrida de Nintendo ni tampoco lo pretende. Es, simplemente, un título de móviles conversionado.