Hay una saga mimada por Intelligent Systems más que ninguna otra dentro de Nintendo. La desarrolladora ha trabajado con decenas de franquicias exclusivas de la gran compañía japonesa, pero ninguna puede hacer sombra a 'Fire Emblem' a sus ojos. Ya han desarrollado un total de diecisiete entregas y siguen con muchas ideas de cómo desarrollarla, hacerla evolucionar y dirigirla hacia mayores públicos. Y con cada juego abrazan mayor rango en el éxito comercial.
Lo sorprendente es que no se ha tratado nunca de una saga centrada en el continuismo. Todas las entregas son RPG estratégicos muy basados en el avance por turnos, pero su tono, su forma de hacer uso de las mecánicas y sus puntos fuertes y débiles ha variado mucho de un juego a otro. Algunos de los juegos se centran en personajes profundos como pocos otros para que la siguiente sea considerada como un mundo con mucha profundidad, pero protagonistas terribles.
Es el caso que ha golpeado de lleno a 'Fire Emblem Engage'. El lanzamiento de 'Three Houses' hace cuatro años marcó para muchos jugadores unas expectativas de cómo sería la saga de este punto en adelante. No es para el caso: Intelligent Systems ha vuelto a hacer el juego que han deseado desarrollar. El resultado es un juego que falla en muchos de los aciertos que logró aquella entrega, pero perfecciona otros elementos hasta ser de los mejores de toda la saga.
Emblemas, ¡fusión!
'Fire Emblem Engage' nos lleva de cabeza al mundo de Elyos, una tierra de guerras y conflictos entre las cuatro naciones que la componen. No es algo que nos debiera afectar en particular, pues tomamos el papel de Alear, vástago del Dragón Divino. Hace mil años entramos en un profundo reposo y no ha sido hasta ahora que hemos vuelto a la vida, aunque bajo circunstancias que escapan a nuestro entendimiento.
Sea por lo que sea que hemos despertado parece haber sido el momento correcto, ya que una de las naciones se ha rebelado contra la iglesia y ha invocado de vuelta al terrible Dragón Oscuro. Con él de su lado esperan derrocar todos los gobiernos y acabar con la religión de la que formamos parte. Nuestro objetivo será, por tanto, hacer frente a esta amenaza pasando por cada nación y reuniendo aliados de la nobleza que nos ayuden a volver a derrotar a esa amenaza.
La tierra de Elyos sirve como nueva tierra en la que establecer una historia alejada del resto de mundos que ya hemos visto en otras entregas. Los esfuerzos de 'Fire Emblem Awakening' por unificar la saga al completo se dejan de lado para presentarnos a los protagonistas de los juegos anteriores, sí, pero como leyendas y mitos en nuestra tierra. Su origen certero es algo totalmente desconocido y es la excusa para volver a reutilizar a los héroes clave del pasado con los que llamar la atención de los jugadores.
El esfuerzo de volver a traer de vuelta a estos personajes se traduce en la forma de Emblemas, la mecánica en la que enfatiza el juego. Existen en Elyos un total de doce anillos con un protagonista representativo de 'Fire Emblem' que espera a que nosotros, vástagos del Dragón Divino, despertemos su poder. Su poder es enorme y transforman por completo las unidades a las que los equipamos, convirtiéndolos en los guerreros más poderosos del campo de batalla al llamar a la batalla a Marth, Lucina o Celica entre otros.
La dificultad importa
Podemos pensar durante las primeras horas de juego que el sistema de los Emblemas está roto y es injusto. Puede facilitar mucho las batallas, las cuales comienzan poniendo las cosas fáciles a los jugadores. Los capítulos que sirven como tutorial nos sirven para aprender las bases del juego, la utilidad de estos interesantes equipamientos y otros aspectos con los que relajarnos. Y por supuesto, los personajes con un Emblema equipado se volverán fácilmente en nuestros guerreros más hábiles y sobre los que confiar todo el combate.
La crítica de que la dificultad de los 'Fire Emblem' desde el lanzamiento de 'Awakening' ha sido más bien baja no es algo que se le haya escapado a Intelligent Systems. Parece que tenemos el control sobre el escenario de batalla hasta que dan la vuelta a la mesa y nos obligan a replantearnos el juego al completo. El Dragón Oscuro también puede despertar el poder de los Emblemas, y cuanto más avancemos más líderes enemigos veremos con este poder de su lado.
Los descuidos comienzan a pagarse caros al superar el primer tercio del juego. Las unidades rivales con Emblemas de su lado son auténticos monstruos capaces de barrer nuestro ejército al completo si nos lanzamos a la batalla sin planear nuestra estrategia con varios turnos de ventaja. De hecho los propios desarrolladores aprovechan la confianza que el jugador toma en el sistema de juego para darle la vuelta y obligarle a activar un instinto estratégico más activo que en juegos anteriores.
'Fire Emblem Engage' es desafiante de una forma divertida. El reto que propone no es desmedido como el modo Lunático de otras entregas y exige un buen conocimiento de las mecánicas para salir airosos de sus complicados mapas. El mejor de los cambios viene en la efectividad del triángulo de armas, un clásico en la franquicia que se ha revisado para darle una vuelta de tuerca. No sólo ciertas unidades harán más daño en base a qué clase de arma usan contra otra, sino que provocarán rupturas y podrán evitar contraataques para sí mismos y el siguiente personaje que ataque esa unidad. De aquí nacen pequeñas tácticas que podemos aprovechar en combate y explotar en la medida de lo posible.
Muchos colores a nuestra visión
El apartado estratégico de 'Fire Emblem Engage' es uno de perfeccionamiento durante años, diseño de mapas brillante y un sistema de combate pulido y profundo. A esto podemos sumar una gigantesca cantidad de personajes jugables, lo que incentiva más a jugar con el modo de muerte permanente clásico de la saga. Estas características las cumple a la perfección: es uno de los puntos álgidos de la franquicia al completo.
Donde falla es en el resto de apartados que las anteriores entregas parecía haber bordado. La historia es plana y apenas presenta puntos de redención para sí misma, siendo uno de los argumentos más simples de toda la saga. El mundo de Elyos no se profundiza más allá de un par de trazos iniciales acerca de las cuatro naciones, y el trasfondo de los personajes es uno casi vacío.
El gran problema de 'Fire Emblem Engage' es intentar disimular estas faltas con su estilo. El apartado técnico es una mejora con respecto a 'Three Houses', pero el diseño de personajes y su aspecto pasteloso no juegan a favor del juego. Puede trabajarse en un juego de la saga menos serio y juguetón para atraer a públicos más grandes, pero no debería restar la complejidad interna de los protagonistas. Sus aspectos coloridos y extravagantes diseños no encajan y menos lo hace el guion, empobrecido por escenas y diálogos que restan la emoción de escenas clave.
Conclusiones
La llegada de 'Fire Emblem Engage' resultará controvertida para más de un fan de la saga. Su historia y el diseño de personajes no aciertan nada con los estándares ya impuestos por los juegos más recientes. En cambio, el inteligente sistema de combate, los fantásticos mapas y la profundidad del sistema de Emblemas hacen que jugablemente esta sea una de las mejores entregas de todo 'Fire Emblem' y una celebración de lo grande que es la saga ahora.
Pesará para jugador qué aspecto valora de la franquicia de Nintendo más que nada. Como fan de la estrategia este es un título que, incluso con sus faltas, es una recomendación garantizada.