A estas alturas, a buen seguro que sois muchos los que estáis disfrutando —o lo habéis hecho ya— del remaster de 'Final Fantasy VIII'. Pero, muy probablemente, también serán otros tantos los que no se han decidido a dar el paso con esta revisión de Square Enix. Algo que puede haber sucedido por varios motivos, como el elevado precio al que ha llegado al mercado teniendo en cuenta que no viene con edición física, o las pocas novedades que, al menos aparentemente, lleva bajo el brazo. Sin embargo, nosotros hemos querido pasar muchas horas con él para poder exprimirlo y decidir si realmente vale la pena. Y aunque hay grises y sombras, como en cualquier remaster, la verdad es que hay algo de lo que no dudamos en absoluto: es la mejor versión posible que existe ahora mismo para un videojuego de culto.
Las brujas no mueren; FF VIII tampoco
En cualquier caso, 'Final Fantasy VIII' es un título que en su día dividió opiniones. Y eso es algo que, en mayor o menor medida, volverá a pasar aquí. Además, es una cuestión independiente de la época en la que vivimos, ya que podría pasar exactamente lo mismo con jugadores jóvenes que gusten del género JRPG, pero que se acerquen a él por primera vez en su vida. Pero eso no es bueno ni es malo, y tampoco lo es en esta remasterización. De hecho, si algo bueno tienen las novedades que introduce con respecto al original, es precisamente su capacidad de transformar algunos de sus defectos en virtudes.
Más allá del propio argumento, que es exactamente el mismo (igual que todo el juego en sí), lo que más dividió a los jugadores que lo amaron o que lo odiaron, fue el sistema de combate y de enlaces. Y también algunos momentos del juego más lentos o tediosos. Todo esto, ahora se puede llevar mucho mejor gracias a uno de los múltiples atajos que tiene esta remasterización. Básicamente, nos referimos a la posibilidad de activar la velocidad X3, que como su propio nombre indica hace que todo se mueva a cámara rápida. Sin embargo, lejos de lo que se podría esperar de este sistema, muy usado en emuladores o en recopilaciones de juegos clásicos, aquí funciona diferente.
Retoques mínimos pero efectivos
De entrada, utilizar la velocidad X3 —que en PS4 se activa pulsando únicamente el botón L3) no afecta a la música. De esa forma, nos permite utilizarla sin dejar de disfrutar de la acción. Y digo de la acción, porque más allá de la música, la velocidad X3 tampoco afecta a la propia acción. Es decir, que allá donde usar este sistema en otros juegos hace que controlar al personaje sea prácticamente imposible, aquí sucede todo lo contrario. En otras palabras, es posible dejarlo activado y correr con el personaje sintiendo que realmente tienes el control. Todo eso extrapolado a la solución de defectos que comentábamos, se traduce en la posibilidad de extraer magias sin aburrirse, o en la posibilidad de pasarse más rápidamente partes del juego más sosas.
Por ejemplo, el inicio del segundo CD, que es una de las pocas partes del original que ni siquiera a los amantes del juego —entre los que me incluyo— les apasiona. Y, sin embargo, en esta partida que he jugado para el análisis, me lo he pasado en grande vigilando las calles de Winhill con Laguna, dando vueltas por la repetitiva prisión del desierto, o incluso revisitando el jardín de Balamb con la amenaza del amo Norg. Es verdad que su sistema de combate puede seguir sin gustar a muchos, por el tema de los enlaces y la necesidad de extraer magias continuamente. Pero sigo pensando que las posibilidades de 'Final Fantasy VIII' son tan grandes, que si sabes adentrarte en ellas, las alternativas son todavía más numerosas.
Complejo pero divertido
Sin ir más lejos, si le dedicas algo de tiempo a la extracción de magias al principio, y sabes elegir bien las habilidades que los GF deben aprender, te será muy fácil ir consiguiendo magias más poderosas sin necesidad de extraer. Desde la posibilidad de convertir cartas y luego usar esos objetos para crear magias poderosas en una fase temprana del título, hasta descubrir puntos de extracción secretos del escenario, pasando por conseguir armas fuertes que te permitan usar más los ataques físicos (también con enlaces de ataques elementales y de estado) y no tener que abusar tanto de las invocaciones. Invocaciones cuyas animaciones, al fin y al cabo, podemos pasar más rápidamente con la velocidad X3. Eso sí, si lo hacemos, conseguiremos menos puntos con la habilidad de apoyo (lo de pulsar cuadrado repetidamente, como en el original).
Siguiendo con las novedades de este 'Final Fantasy VIII Remastered', cabe decir que la velocidad X3 no es el único atajo que se ha incluido. Ahora también es posible facilitar las cosas a base de trucos que ya hemos visto en otras reediciones de algunos 'Final Fantasy' como el 7 o el 9. Estos consisten en la posibilidad de mejorar los atributos de nuestros personajes, poder usar los límites en cualquier momento, o incluso eliminar las batallas por turnos. Sin embargo, una vez más, Square Enix lo ha dispuesto de un modo más inteligente y eficaz que de costumbre. Básicamente porque lo podemos hacer como con la velocidad X3; es decir, pulsando algunos botones con el mando y activando y desactivando cada comando en cualquier momento.
Para veteranos e inexpertos
De esa forma, no solo no tendremos que esperar a ir al menú para poder activar o desactivar en cualquier momento (por ejemplo, durante una batalla), sino que la sensación es de que es más difícil caer en la tentación de usarlo si eres un veterano al que le disgustan este tipo de opciones. Sin embargo, facilita enormemente la experiencia a aquellos que simplemente quieran disfrutar del argumento de 'Final Fantasy VIII', que dicho sea de paso, sigue siendo fascinante a día de hoy. Algunos personajes siguen sin estar a la altura, pero eso va en favor de darle el protagonismo a otros como Squall, Rinoa o Edea. El resultado es una historia con múltiples giros, personajes muy profundos que cambian con el paso de las horas y sobre todo teorías que siguen dando que hablar más de 20 años después.
Para terminar con las novedades de este remaster, que al final es lo que verdaderamente importa en este análisis, encontramos las mejoras gráficas que se han realizado y las cuales le han valido esa categoría de remasterización. Seguramente habéis leído que el contraste entre los personajes, totalmente renovados, y los fondos, que siguen igual, es demasiado marcado. Pues es algo totalmente cierto. Sin embargo, cabe decir que no todo es malo en eso; al final, comparando con el original, te das cuenta que había escenarios en los que eso ya ocurría en menor medida, incluso con los personajes de esa versión. Es algo que ocurría debido a que algunos personajes secundarios aparecían a veces como parte de los fondos prerrenderizados y no como personajes. Eso por un lado. Por otro, también había ya ciertos fondos que eran más pixelados que otros.
Unas batallas espectaculares
De todas formas, es cierto que aquí se nota más. Algo que no impide que, a las pocas horas de estar jugando, cada vez te importe menos. Además, la calidad artística de los escenarios es tan buena, que difícilmente te acaba importando. En cambio, todos los personajes lucen de maravilla. Incluso aquellos que han cambiado radicalmente, como el propio Squall. Ver la cara de cerca a Quistis, Edea o Seifer es algo que realmente deja impresionado al jugador y en ningún momento sientes que te han cambiado ese juego que tanto amabas. Donde sí que no hay ni un solo "pero" es en las batallas. Ahí los personajes mejorados se mantienen, pero también se ha retocado a los enemigos, el menú de combate, e incluso los fondos. Todo se ve de maravilla y se mueve mejor. Invocar es un espectáculo, pero también disfrutar de los límites, las magias o los diferentes planos que ya tenía el original y que aquí tienen aún más sentido.
Por último, es importante mencionar que la BSO no se ha retocado. Y aunque podría ser un punto negativo para algunos, ya que la mejor opción suele ser introducir tanto la nueva como la antigua, para que cada uno decida, la calidad de la música de 'Final Fantasy VIII' es tan indiscutible que realmente se agradece. Sin ir más lejos, creo que en otras remasterizaciones de la saga donde se ha hecho, ha sido más bien un punto negativo (por ejemplo la de 'FF X'). Eso sí; no habría estado mal añadir nuevos efectos sonoros. Pequeños detalles que habrían llamado la atención del usuario y que habrían justificado algo más el precio de lanzamiento.
No todo es oro lo que reluce
Ahora que tocamos el tema del precio, no es mal momento para hablar de las novedades que se han quedado a medio camino o de algunos pequeños errores que, ni siquiera estaban presentes en el original. De hecho, al menos jugando en la versión de PS4 y en una consola estándar, he sido testigo de un par de ocasiones en las que, tras una batalla contra jefes, la pantalla se ha quedado completamente en negro, siendo imposible avanzar sin reiniciar el juego. En esos casos, la música seguía sonando, pero no había manera de avanzar. Un error que, viendo el contexto de cada caso, podría tener relación con batallas que nos dan GF. Una era la batalla contra los GF Hermanos, mientras que la otra era el momento de extraer Rubí a las Gárgolas de la parte final del primer CD.
Por otra parte, los trofeos/logros del juego se quedan cortos. Es una verdadera pena que, teniendo en cuenta lo buenos que son algunos (sale hasta el minijuego del lago Aubert), luego otros no aparezcan por ningún lado. ¿Qué sentido tiene disponer de uno de los mejores minijuegos que se han hecho jamás si no lo aprovechas? Hablamos del juego de cartas, el Triple Triad, cuyos trofeos se limitan a derrotar a la Cofradía del Jardín de Balamb y poco más. Y lo mismo ocurre con otros secretos o sidequests del juego, que se quedan sin premio. ¿Por qué hay logro para derrotar a Ente Omega pero no otro para hacer lo mismo con Ente Artema? Siendo esta última, precisamente una de las mazmorras opcionales más divertidas de todas.
Triple Triad
Como habéis visto, el análisis se ha centrado más en el remaster que no en el juego original. Y aunque ya tendremos tiempo un día de analizar todas y cada una de las piezas que hacen de este título un juego especial, no quería terminar el análisis sin destacar una en particular. Evidentemente, el Triple Triad al que hacía referencia hace un momento. Es una de las facetas que no dividió a nadie en su día, y difícilmente lo hará ahora. No habría estado mal añadir alguna regla en el remaster, pero la verdad es que se trata de uno de los minijuegos de la saga más profundos, divertidos y adictivos. Su grandeza radica en una base tremendamente simple y la cual puede entender todo el mundo, pero con una serie de reglas, variantes y posibilidades que hacen de cada partida algo único.
En el tablero solo caben 9 cartas y cada contrincante tiene un total de 5 con la que jugar cada partida. Por su parte, cada carta tiene cuatro bordes. En cada uno de esos bordes encontramos un número del 1 al 10 (A). El objetivo es competir con las otras cartas dentro del tablero para girarlas. Sin embargo, la cosa se complica en función de las reglas o los elementos que se van introduciendo poco a poco. No es lo mismo jugar una partida en Abierto, donde podemos ver las cartas del oponente, que hacer lo mismo sin verlas. Tampoco es lo mismo una partida en la que haya casillas con poderes elementales (que pueden variar los números de nuestras cartas a favor o en contra) o en la que podamos girar cartas con las reglas igual y sumar. Además, las cartas juegan un montón de roles en el juego: desde la posibilidad de coleccionar, hasta varias sidequests o incluso la posibilidad de transformarlas en objetos beneficiosos.
Un juego muy especial
En definitiva, con sus luces y sombras, 'Final Fantasy VIII' es historia viva de la industria de los videojuegos. En su día tenía la difícil labor de superar a 'Final Fantasy VII' y la por aquel entonces Squaresoft fue capaz de arriesgar e innovar en prácticamente todos sus apartados. Si lo odias, nada de lo que diga cambiará tu opinión. Pero si no es tu caso —y deberás descubrirlo, por lo menos—, te encontrarás con uno de los títulos de esta magnífica saga más diferentes y especiales. Sus gráficos mezclan el realismo con el futurismo de una forma magistral, tiene personajes memorables, la banda sonora es de auténtico escándalo y como JRPG es indiscutible con una gran cantidad de menús con los que experimentar y unos combates cuanto menos espectaculares.
Por si fuera poco es un juego bastante largo de por sí y el cual amplía considerablemente su duración a base de secretos, minijuegos y mazmorras opcionales de gran calidad. También es uno de los 'Final Fantasy' más agradecidos con los jugadores a los que no les gusta que levear sea una obligación, y además su argumento y el lore están muy bien cuidados. Puede que las novedades de esta remasterización sean pocas, pero todas ellas son eficaces e inciden más en nuestra partida de lo que creemos. Aquellos que ya tienen el juego original encontrarán la forma más cómoda y divertida de rejugarlo, mientras que los nuevos jugadores tendrán a su disposición facilidades y atajos para centrarse en lo que realmente les importa: la historia. Su precio es algo elevado teniendo en cuenta que solo llega en formato digital, pero nuestro veredicto es claro: la remasterización vale enormemente la pena.