El 30 de Marzo 2019 | 17:00
Han pasado más de veinte años desde que 'Final Fantasy VII' llegara con la intención de asentar todo un género en territorio occidental. Durante más de dos décadas lo hemos visto aparecer en diversas generaciones y en esta ocasión tenemos la oportunidad de disfrutarlo por primera vez tanto en una consola de Nintendo, como en una de Microsoft. Posiblemente, la entrega más laureada de una franquicia que lleva la bandera del JRPG desde el 18 de diciembre de 1987. Hoy emprendemos —una vez más— una misión que comienza en Midgard, la ciudad en la que se ubica la sede de Shinra. Lo hacemos a los mandos de un Cloud Strife al que le sienta de maravilla jugar en una consola portátil: Nintendo Switch.
Nunca es tarde si la dicha es buena
He de confesar que me siento un poco ridículo debido a que no seré yo quien descubra 'Final Fantasy VII' en pleno 2019. Y es que poco se puede decir a estas alturas de uno de los mejores JRPG de todos los tiempos. Cloud, Tifa, Aeris, Barret, Red XIII... y Sefirot, entre otros. Hablamos de un título al que difícilmente no hayan jugado todos aquellos que gustan de los juegos de rol a la antigua usanza: mapamundi, combates por turnos, una infinidad de secretos y un conjunto fascinante formado por la unión entre historia y banda sonora. Además, no hay que olvidar que hay un remake en el horizonte del que no sabemos prácticamente nada, ni siquiera si algún día llegaremos a verlo ni, por supuesto, si lo haremos en una generación de consolas que, poco a poco, va acercándose a su recta final. Siendo así, ¿qué mejor manera de disfrutar del mito que dejándonos atrapar por él una vez más?
La versión del juego que tenemos disponible en Nintendo Switch nace a raíz de la que podemos encontrar en Steam. Sí, incluyendo el molesto bug que repercute en la calidad sonora del título, ese que hace que la pieza musical correspondiente a cada momento del mismo se reinicie desde cero cada vez que salimos airoso de uno de los incontables combates aletorios que nos toca enfrentar. Eso sí, hay que destacar el buen trabajo a la hora de suavizar los fondos pre-renderizados, así como los modelos de unos personajes que lucen sorprendentemente bien si jugamos en modo portátil, a pesar de que también se arrastra un pequeño problema que hace que algunas veces la pantalla de carga —un fondo negro, vamos— tarde un par de segundos más de lo que debería al pasar de una sección jugable a una cinemática. Esto no sucede con demasiada frecuencia y, personalmente tampoco me molesta demasiado, pero seguramente sea un aspecto que no habría costado mucho corregir.
En lo que a la traducción al castellano se refiere, podéis confirmar lo que seguramente ya sospechábais: es la famosa localización que ya conocéis y no está exenta de errores, aunque curiosamente ha desaparecido el mítico "Allé voy", junto con otras frases que desde hace muchos años se han convertido en meme gracias a su peculiaridad. Expresiones erróneas o fueras de lugar, alguna que otra palabra con faltas de ortografía... En fin, nada nuevo bajo el sol y que no supone un problema para disfrutar plenamente del juego, pero que no estaría de más que llegara el día en que se trabaje en una traducción a la altura del resto de un conjunto fantástico.
Añadidos que le sientan como anillo al dedo
Como viene siendo habitual en este tipo de remasterizaciones, el juego cuenta con mejoras de accesibilidad que, si bien es cierto que desvirtúan la experiencia original de 1997, resultan bastante interesantes de cara a que los usuarios menos acostumbrados al género se sientan cómodos a la hora de disfrutarlo. En este sentido, lo más importante de todo reside en una función de turbo que nos permite acelerar el rendimiento del juego multiplicando por tres el ritmo original. Esto no afecta a las escenas de vídeo, pero sí a la exploración de campo, diálogos cotidianos y, por supuesto, a los combates, que como ya sabéis son muchos y no se suceden precisamente con celeridad.
Porque es probable que en pleno 2019, ni los seguidores de la franquicia que ya conocen el desarrollo del título de memoria ni los nuevos jugadores dispuestos a embarcarse por primera vez en semajante viaje estén demasiado dispuestos a pasar largas horas derrotandoa enemigos simples que no suponen ningún desafío. Porque los tiempos cambian y el videojuego no se libra de ello y, hoy por hoy, resulta complicado lidiar con un ritmo demasiado lento y evitar compararlo con otras propuestas más renovadas y que han envejecido mejor. Es un gustazo pulsar el stick y activar la aceleración —algo de lo que somos informados mediante un icono en la parte izquierda de la pantalla— cuando decidimos volver a explorar una zona ya completada, farmear un puñado de guiles o, simplemente, agilizar trámites como la media docena de combates aleatorios ante enemigos simples que nos toca derrotar durante el trayecto de una localización a otra. La función de turbo es necesaria en este tipo de juegos que vuelven a la vida después de muchos años. En todos.
Al aumento de velocidad hay que sumarle un par de funcionalidades un que pueden ser interesantes, pero que no considero recomendables, al menos para una primera partida. En primer lugar, se trata de la posibilidad de eliminar de un plumazo todos los combates aleatorios del juego pero, ¿qué sería de un 'Final Fantasy' sin batallas? En segundo lugar, también podemos disfrutar de una barra de límite que se muestra rellenada al máximo de manera permanente, un elemento que reduce notoriamente la dificultad del título, por no decir que prácticamente la suprime en favor de una experiencia muy relejada en la que pocos sustos puede llevarse un jugador. A título personal, no recomendaría a nadie hacer uso de estas herramientas en favor de mantener la experiencia lo más fiel a la realidad posible, pero, para gustos...
'Final Fantasy VII' sigue siendo un mito del género
Nunca es mal momento para volver a disfrutar de un JRPG excelso de corte clásico. Porque los mitos nunca mueren y hay obras capaces de sobreponerse al paso del tiempo. 'Final Fantasy VII' sigue siendo una maravilla que todo aficionado al género debería jugar al menos una vez. Ahora es posible hacerlo en prácticamente todos los sistemas del mercado, incluidos Xbox One y Nintendo Switch. En el caso de la portátil de Nintendo y a pesar de los problemas de traducción y sonido, se trata de una oportunidad fantástica para aquellos que aún no hayan descubierto lo que esconde un viaje que comienza en Midgard y que se extiende más allá de sus fronteras para dejarnos una epopeya memorable. Porque hay videojuegos que nunca pasan de moda y la séptima entrega de la franquicia de rol japonés por excelencia es uno de ellos. Una obra maestra de ayer y hoy.
Square Enix pretende de hacer de 2019 el año de 'Final Fantasy'. Y es que no conviene olvidar que recientemente recibimos la remasterización de la novena entrega, ahora hacemos lo propio con la séptima y próximamente será el turno de 'Final Fantasy X/X-2 HD', 'Final Fantasy XII: The Zodiac Age' y 'Final Fantasy: Crystal Chronicles'.
Lo mejor:
- La posibilidad de disfrutarlo por primera vez en una consola de Nintendo.
- Los añadidos son más que suficientes para rejuvenecer la experiencia.
- La portabilidad le sienta de maravilla.
Lo peor:
- No se ha trabajado en mejorar la traducción.
- Algunos bugs relacionados con el sonido.