Un port para PC que responde con un notable a las promesas de Square Enix hizo tras el decepcionante resultado de 'Final Fantasy XIII' para esta plataforma. A nivel de jugabilidad, hay ciertos detalles técnicos mejorables en torno al control mediante gamepad. El juego detecta y asigna automáticamente las funciones del teclado a botones y joysticks, pero los diferentes mensajes de pantalla para interactuar con objetos, npcs o realizar diversas acciones en escenas quick time event (una de las novedades de esta entrega), aparecen representadas con los botones del teclado, no con los del mando. Te puedes llegar a acostumbrar, pero en las escenas más críticas de la historia un fallo puede suponer que perdamos la batalla y tengamos que empezar de nuevo. A diferencia de su antecesor, 'Final Fantasy XIII-2' incorpora una serie de opciones de configuración gráfica que, aunque limitadas, responden a las críticas del primer port. En esta ocasión podremos ajustar la calidad de las sombras, el antialiasing y la resolución de la pantalla e incluso seleccionar entre el doblaje original en japonés y el inglés. No obstante, no todo son buenas noticias ya que el juego sigue experimentando alguna que otra molesta ralentización que poco tiene que ver con su calidad visual. Los requisitos del juego son bastante elevados en comparación con los resultados gráficos, lo que denota una desastrosa optimización.
Rompiendo con la linealidad
Ahora, pasando al contenido per se de 'Final Fantasy XIII-2', en esta entrega regresamos al universo de Fabula Nova Crystallis con un estilo de juego alejado de la decepcionante linealidad del primer título de la saga. Con más elementos de exploración y un cambio en el reparto principal de actores bastante atractivo. Serah sustituye a su hermana, la eterna Lightning, como heroína principal de la historia, y como escudero inseparable en esta ocasión hace entrada en escena Noel, un extraño personaje que proviene de un futuro lejano devastado por las guerras. Lightning conoce a Noel por primera vez en Valhalla y le manda al pasado para buscar a Serah y cambiar el curso de la historia.
Resulta difícil adentrarse en el argumento de esta entrega si pensamos en todos aquellos lectores que no habéis tenido la oportunidad de conocer los diferentes y emocionantes acontecimientos de 'Final Fantasy XIII'. Una saga dentro de la franquicia en la que Square Enix reivindica su maestría a la hora de estructurar una narración de forma coherente, salpicada al mismo tiempo con toda clase de tintes emocionales que dan como resultado una experiencia envolvente. Como apuntábamos anteriormente, la trama de esta entrega rompe con el formato episódico lineal que nos impide volver sobre nuestros pasos. En lugar de eso, gracias a la excusa que presenta el viaje en el tiempo de Noel mediante el uso de los "portales", en esta ocasión podremos movernos libremente entre las diferentes fases del juego y volver a acceder a ellas en caso de que se nos hubiera olvidado algo.
La aventura principal en esta entrega, girará pues entorno a los "portales del tiempo" y al "Umbral de las Eras", un pasaje donde espacio y tiempo se pliegan permitiéndonos desplazarnos entre épocas. En esta ocasión, cada escenario ha sido dotado de numerosos elementos interactivos y rutas alternativas que incentivan el factor de exploración anteriormente mencionado. Del mismo modo, también hay repartidas por cada nivel misiones secundarias, algunas de las cuales nos obligan a regresar a otras épocas para poder completarlas. Completar tan sólo la historia principal del juego puede llevarnos unas 30 horas. Puzzles y minijuegos rematan la experiencia interactiva de los escenarios de nuestra aventura en la que el gran premio será reunir los 160 fragmentos disruptivos del tiempo y recoger ciertos objetos ocultos gracias a la ayuda de nuestro Moguri.
Mejoras para la batalla
No obstante, todos estos elementos sólo representan el valor añadido a aspectos que más o menos ya estaban reflejados en 'Final Fantasy XIII'. En cambio, sí resulta una verdadera novedad la incorporación de lances en las conversaciones. Las opciones entre las que podremos elegir tan sólo afectarán a las respuestas y a las reacciones de nuestro interlocutor. No tendrán ningún tipo de efecto sobre el desarrollo de la historia, pero aún así permiten al jugador involucrarse más en la aventura. Puede que en próximos lanzamientos de la franquicia este aspecto típico de los RPG tenga mayor relevancia y nuestras decisiones puedan marcar de forma decisiva el devenir de acontecimientos.
Ahora, pasemos al plato fuerte de cualquier 'Final Fantasy', el sistema de batalla. Aunque suene extraño, la buena noticia es que apenas hay diferencias con respecto a su antecesor (Active Time Battle). El Paradigm Shift sigue otorgando esa faceta táctica a las batallas permitiendo al jugador adoptar una formación más defensiva u ofensiva, según la situación lo requiera y, por supuesto, en tiempo real. El sistema de encuentros aleatorios con monstruos permanece casi inalterable, aunque en esta ocasión sus puntos de aparición hacen más difícil el poder esquivarlos. Entre las verdaderas novedades se presenta la posibilidad de reclutar monstruos para la batalla (hasta tres), que lucharán a nuestro lado de forma independiente. Sin embargo, nos tendremos que ocupar personalmente de subirles el nivel, otorgarles habilidades especiales y personalizarlos.
Otro de los elementos introducidos en la mecánica de batallas es el "mogurímetro". Un medidor que nos permite saber cuando un enemigo se encuentra desprevenido o en alerta a la hora de realizar el primer ataque, justo antes de entrar a la arena de batalla. Una ventaja que agradeceremos en caso de que los ataques de nuestro enemigo tengan un efecto de "desangramiento" sobre nuestro medidor de salud. Se trata de otra novedad, un estado que nosotros como jugadores también podemos hacer sufrir a nuestro contrario y que hace que el rival pierda vida constantemente a lo largo de la batalla.