Cuando uno se enfrenta a un mundo presentado como post-apocalíptico siempre piensa más o menos en lo mismo: edificios derruidos, criaturas mutantes y hasta zombies si nos insertamos en según qué imaginario. No se nos ocurre en ninguno de los casos que una purga pueda resultar sana para el planeta y que la Madre Naturaleza (o Dios, si le preguntamos a Josehp Seed) proveerá con el nacimiento de nueva vida. Al final, sea quien sea, siempre hay una entidad superior que es la que hace que se mueva todo y el condado de Hope ha sido el primero en averiguar que el fin del mundo no significa, necesariamente, el fin del mundo.
'Far Cry: New Dawn' estalló en colores durante The Game Awards 2018, cuando se presentó casi de manera improvisada. Muchos esperaban una entrega completamente nueva, pero la historia de 'Far Cry 5' daba todavía algo más de sí ahora que todo lo que había ya no está. La zona se ha recuperado, ahora con un aspecto completamente diferente y las amenazas ya no provienen de los evangelistas que prodigan la palabra de Dios por encima de todas las cosas. Ahora todo es más mundanal, visceral y trivial como la hegemonía del más fuerte.
Una jungla marrón, rosa y verde
No soy especial fan de la saga 'Far Cry', pero sé que a lo largo de sus ya muchas entregas ha sabido sorprender a los jugadores por las temáticas e historias que por su perfil jugable. Es decir, estamos ante un shooter en primera persona que es mucho más por lo que cuenta que por lo que hace. En el caso de 'Far Cry: New Dawn' es exactamente igual, solo que ahora además da gusto moverse por un entorno que está volviendo a nacer y que tiene una perspectiva muy diferente de las consecuencias de un apocalipsis a la que tienen otros muchos juegos del mismo corte.
La historia de esta secuela nos lleva 17 años tras la desaparición del condado de Hope tras la lluvia nuclear. En cierto modo, la profecía de Joseph Seed se ha cumplido y ahora la Puerta del Edén ha terminado con su labor. Por todo ello, el foco ahora se pone en otro punto: los supervivientes. Durante los años transcurridos entre ambos juegos, la naturaleza ha seguido su curso y se ha adaptado al panorama que la humanidad dejó en su afán por autodestruirse y también por acabar con todo lo que le rodea. En el origen todo era verde, pues ahora vuelve a serlo, pero se le ha sumado nueva vida en color rosa que le da un toque distópico y desenfadado que hace que el juego sea una maravilla visual.
El jugador encarna a uno de los pocos que puede ayudar a que el condado de Hope pueda reponerse, pero no será tan fácil, ya que en tierra virgen, los conquistadores son los primeros en aparecer. En este caso conquistadoras, ya que las gemelas Mickey y Lou son las que harán más difícil que Prosperity y el condado de Hope lleguen a buen puerto.
Lucha por lo que es tuyo
Las gemelas que acabo de mencionar son las líderes de una banda llamada los Salteadores, unos gamberros, por usar una palabra suave, que se dedican a quedarse con todo lo que les apetece, aunque no sea suyo. Su reciente llegada al condado ha hecho que Prosperity, el único fuerte donde se pueden resguardar los supervivientes de la hecatombe, acabe casi desmantelado y sin apoyos. Nuestra llegada será clave y a modo de verdadero profeta, tendremos que hacer que el lugar prospere (nunca mejor dicho) al mismo tiempo que vamos expulsando a los malechores de todo Hope. Ubisoft ha construido una buena analogía ahora que nosotros somos la última esperanza que le queda al lugar.
Para que el fuerte que se ha levantado pueda mantenerse, habrá que reclutar a expertos en diferentes áreas para que presten su conocimiento para nuestra causa. Un sistema de reclutamiento que ya se ha visto en otros juegos, ya que habrá que recuperar recursos y conquistar algunas zonas como parte del progreso real de la historia. Habrá momentos en los que para avanzar solo hay que acumular recursos con los que alcanzar un nivel óptimo de Prosperity. Esto, en ocasiones, se puede hacer verdaderamente tedioso, ya que el mapa es grande y algunas tareas de recolección son repetitivas hasta la saciedad.
Una de las más importantes es la de obtener combustible, el bien más preciado cuando todo lo demás se ha ido al carajo. El etanol será clave para casi cualquier actividad importante del juego, aunque no para poder conducir cualquier vehículo. Paradójico. Las actividades para obtener este oro líquido son muy limitadas, por lo que se acentúa esa repetición a la que nos tenemos que someter para avanzar.
Dispara y no pienses en nada más
Como buen shooter que es, 'Far Cry: New Dawn' brilla absolutamente en lo que a armas se refiere. Y no solo hablo de que el sistema que caracteriza a la saga es tan sólido ahora como antes, sino que en Ubisoft parecen tener un especial talento para crear todo tipo de artilugios que se pueden usar como armas. Desde pistolas más estándar hasta verdaderas aberraciones francotiradoras pasando por un lanzasierras que rebotan y un lanzamisiles de temática circense.
Pero las que se empuñan no son solo las únicas armas que aparecen en este título. Los salteadores no se andan con chiquitas y mejor ir acompañado que solo cuando se trate de enfrentarse a estos salvajes herejes. De esta forma, conforme se avance en la historia y a través de misiones secundarias, se pueden reclutar unos ayudantes que serán la mar de útiles cuando haya que asaltar depósitos de etanol o acabar con algún animal que se nos quiera comer. Habrá de todo: perros, cerdos, humanos. En la guerra, cualquier agujero es trinchera.
Conclusiones
La línea de 'Far Cry' es continuista y en Ubisoft no tienen motivo para trastocar las bases de una jugabilidad que funciona bastante bien. Quizá deban plantearse pasar a otra cosa, olvidarse por completo de 'Far Cry' y emprender nuevos caminos, aunque quizá estoy pidiendo un imposible, por que hablamos de la misma compañía que lleva más de 10 años explorando casi anualmente una saga de asesinos que ahora ha conseguido recomponerse un poco.