El estudio danés Logic Artist ha publicado este año 'Expeditions: Viking', la segunda entrega de una nueva saga que nació en 2013 con 'Expeditions: Conquistador'. No hay que ser muy avispado para darse cuenta de que este nuevo capítulo traslada la acción a la cultura vikinga, llevándonos concretamente al año 790 d.C.; tomamos el papel del descendiente directo del jefe de un clan vikingo que, cómo no, muere nada más empezar el juego. De hecho lo primero que tenemos que hacer en 'Expeditions: Viking' es ser el anfitrión del funeral de nuestro padre. Casi sin tiempo para secarnos las lágrimas, las rencillas ocultas entre las familias que conforman el clan comienzan a aflorar en pleno banquete. Una mera excusa para dejarnos claros desde el primer momento que aquí, como jugadores que somos, tomaremos el control supremo de todo lo que ocurra a lo largo de la partida.
Pero antes de todo eso, lo primero que tenemos que hacer es crearnos nuestro propio vikingo: no hay muchas opciones de personalización física, pero es que en realidad el juego tampoco destaca por su detallismo gráfico, así que nos conformamos con lo que nos dan. Género, color de piel, peinado, complexión, ropaje, colores del clan... Hasta ahí todo bien, dentro de lo normal, el problema llega cuando la personalización pasa de lo físico y nos piden distribuir puntos de habilidad para conseguir mejoras que todavía no sabemos muy bien en qué consisten. No hablo de las típicas características básicas (como velocidad, fuerza, inteligencia...), sino que además de eso pide que seleccionemos atributos muy concretos sobre aspectos de un juego al que ni siquiera hemos empezado a jugar. Puede parecer un detalle tonto, pero en realidad para muchos esto puede suponer una fuerte barrera de entrada, una decisión chocante que es muy fácil de evitar.
Cargado de tópicos
Una vez superado este paso previo, nos adentramos de lleno en el juego como tal. Al empezar se nos pone en contexto sobre nuestra situación actual a través de una cinemáticas que repasan todos los tropos de la cultura vikinga: guerreros barbudos, pescadores barbudos, herreros barbudos... Incluso aparece la típica escena del funeral vikingo en la que lanzan una flecha en llamas a una barca en la que va el cadáver de una nuestro padre. Es una historia tremendamente genérica, cargada de estereotipos, y no hace el más mínimo intento por alejarse de ellos. Como he dicho anteriormente, nuestro papel es el de recoger el testigo de nuestro padre en la dirección del clan, una tarea para la que no estábamos del todo preparados. Sin embargo, nuestro progenitor ha emprendido su camino al Vallhala antes de tiempo, por lo que el traspaso de poderes se ha visto acelerado.
¿Qué tenemos que hacer? Pues lo de siempre: demostrar que somos dignos sucesores del trono de madera. Es un momento de agitación y por ello surgirán casualmente diversas situaciones que requerirán de nuestra mano izquierda. Aquí es cuando empezamos a verle las costuras a 'Expeditions: Viking', aquí es cuando empezamos a darnos cuenta de que el juego va a forzar situaciones con dos únicas vías de escape -pacífica o violenta- y va a esperar de nosotros que la resolvamos a golpe de click en frases predeterminadas. Los diálogos son líneas de texto superpuestos en una caja negra que ocupa media pantalla de las cuales nosotros tendremos que escoger una cuyo desenlace está indicado a la derecha con un pequeño símbolo. No hay sorpresa.
'Expeditions: Viking' es un juego anclado en el pasado, sin ninguna intención de aportar nada al género al que pertenece. Eso no es necesariamente malo, puede encontrar su público y ser un referente más que digno, pero a causa de esa decisión se encuentra con limitaciones autoimpuestas que no le vienen para nada bien. Por ejemplo, su narrativa está completamente capada, impidiendo escenas espectaculares. Al parecer eso el juego no lo sabe. Se empeña una y otra vez en intentar crear momentos de clímax que terminan siendo cinemáticas cutres cuyos actos ya habíamos leído antes en la caja de diálogos.
Está claro que siendo vikingos no todo va a ser hablar. Una buena parte del videojuego está centrada en el combate, por no decir la mayoría. La mecánica de acción de 'Expeditions: Viking' gira alrededor de los turnos y las casillas, de los numeritos y de las posiciones en un tablero improvisado en mitad de un pueblo, de un camino o de una isla del mar del norte. Su perspectiva isométrica nos ayuda a pensar que estamos moviendo fichas en un juego de rol de mesa: podemos controlar no sólo a nuestro personaje, sino a todo un equipo de vikingos aliados que variará según nuestras relaciones y decisiones en el juego.
Un combate soporífero
En el combate de 'Expeditions: Viking' hay cosas buenas y cosas malas. Como aspecto positivo tenemos la interacción con el entorno, la riqueza de las habilidades de los luchadores y la agilidad que presentan sus mecánicas, pero por otra parte también presenta repetitividad en las batallas, desigualdad entre oponentes, mala gestión de la inteligencia artificial y, sobre todo, extrema lentitud en el desarrollo de los turnos. Para ser un videojuego que basa su avance en las peleas no he mantenido ninguna contienda que no me haya acabado pareciendo tediosa y aburrida; no por ser un sistema de combate por turnos, que me encantan, sino porque en general no están bien llevadas, son lentas e incluso caóticas.
Otra mecánica que destaca dentro del conjunto es la de la exploración del mundo del juego, que se desarrolla en un mapa en el que se marcan determinados puntos de interés entre los que podremos ir moviéndonos para avanzar tanto en las misiones principales como en las secundarias que se desprenden de ellas. La idea inicial era que cada traslado de un punto a otro supusiera un momento clave para el jugador, que tuviera que pensar bien cada paso gestionando los recursos y el equipo necesarios para completar el viaje, sin embargo el resultado final es bastante más descafeinado que eso. He de reconocer que cuando empecé el tutorial sobre cómo moverme por el mundo 'Expeditions: Viking' me asusté un poquito. No sabía muy bien dónde me estaba metiendo. Pero al final era todo mucho más sencillo de lo que parecía, y no porque fuera intuitivo precisamente, sino porque todo eso que me habían prometido se había disipado: la mecánica de viajes se había olvidado de suponer un reto para mí.
Conclusión
Mis pensamientos finales sobre 'Expeditions: Viking' van a arrojar un poco de luz y esperanza sobre su propuesta, al contrario de lo que indica el resto del texto. Es cierto que a mí no me ha gustado mucho el conjunto, es cierto que le he visto muchos fallos y que no he disfrutado mucho de lo que estaba jugando. Sin embargo también es cierto que no soy un gran fan de este tipo de juegos, y aunque me cuesta ver las bondades de una obra como esta, entiendo que haya personas a las que les gusten sus formas y puedan pasar por alto las imperfecciones que presentan. Si me preguntan a mí diré, como he dicho antes, que 'Expeditions: Viking' es un juego anclado en el pasado que no se esfuerza por buscar el más mínimo ápice de innovación. Es como jugar a un juego de estrategia bélica de los años 90. Pero si te preguntan a ti, lector, que ha venido buscando una crítica de un juego que sin duda te llama la atención -¿de qué otra forma habrías llegado hasta aquí si no?-, seguro que tu valoración de esta obra de Logic Artist termina siendo mucho más positiva que la mía.
VERSIÓN ANALIZADA PC