El 2 de Noviembre 2017 | 19:15
Otorgarle a Atlusel distintivo de "El Rey Midas" seguramente sea algo excesivo, y quizás podría resultar incluso una falta de respeto para aquella Squaresoft de antaño, que era capaz de sacar al mercado juegos como 'Vagrant Story', 'Front Mission 3' y 'Final Fantasy IX' en un mismo año -y con pocos meses de diferencia-, y convertirlos en oro puro. Pero hay algo que resulta completamente imposible de obviar. Es una de las compañías que, con un ritmo de lanzamientos y un presupuesto menores, es capaz de ofrecer múltiples títulos con un mismo denominador común: profundidad y buen hacer a partes iguales.
Otro más para Europa
Así es, al fin y al cabo, 'Etrian Odyssey V: Beyond the Myth', la nueva entrega de una de las sagas Dungeon Crawler más predilectas por los fans. Un juego que, sin aportar grandes novedades de peso en la saga, y sin revolucionar el género o llegar a un público de masas, hace bien absolutamente todo lo que se propone. No es 'Persona 5', y habrá quien incluso no lo entienda como un lanzamiento triple A para portátil, pero tampoco importa teniendo en cuenta que va a satisfacer a todo aquel que esté buscando un título de mazmorras, exploración y buenos combates de rol clásico.
Resulta evidente que para Atlus, 'Etrian Odyssey' es una de sus franquicias más importantes, algo que después no se traduce en las ventas pero sí en el mimo que ponen en cada nueva entrega -y ya van unas cuantas, contando entregas principales, remakes, y hasta spin-off. Desde los inicios se han mantenido fieles al estilo de la franquicia, y eso no cambia en absoluto para esta quinta entrega numerada: unas mazmorras profundas, con multitud de elementos interactivos, con muchos combates, mucha exploración y sobre todo con un reto capaz de poner a prueba los más avispados y veteranos en el género. De ahí que, desde mi humilde punto de vista, entienda que 'Etrian Odyssey V' -de ahora en adelante 'EOV'- no es un título para nada accesible a un público más general.
Un grado de personalización único
Si antes he comentado que esta quinta entrega numerada no conlleva grandes revoluciones ni para la saga ni para el género, ahora hay que decir que eso no impide que sea capaz de explotar con mayor acierto todo aquello que los anteriores ya hacían bien. Y seguramente, lo que más gustará a los que quieran "algo más" será el nuevo grado de personalización del juego. Y eso, se notará desde el mismo comienzo de la aventura. Donde tendremos que elegir no solo al personaje principal, sino también su raza, su clase (son dos cosas distintas, pues cada raza tiene varias clases) e incluso su voz o aspecto físico. Y lo mismo con todos los acompañantes.
En este juego no existe un argumento guiado, en el que se vayan uniendo nuevos personajes a la causa. Aquí, los podemos crear todos desde el principio (en el grupo, como máximo nos llevamos 5 a las mazmorras), e incluso ir cambiando ciertos aspectos de los ya creados (como su clase). En total, hasta cuatro razas distintas y múltiples profesiones cada una, para crear un grupo que no será igual en prácticamente ninguna de las partidas que podamos imaginar. Lo divertido, es que a medida que avanzamos, la excelente -pero también puñetera- curva de dificultad se encargará de que experimentos para el bien de nuestro grupo.
Una curva sinuosa
No será tan sencillo como escoger y punto. Seguramente nos daremos cuenta de que a veces no solo será importante subir de nivel, sino también desarrollar un grupo equilibrado y aprender las habilidades correctas. Subir de nivel implicará conseguir puntos de habilidad, que servirán para aprender o mejorar todas aquellas habilidades derivadas de nuestra raza y de nuestra clase. Pero no todas serán habilidades puramente combativas o defensivas; también las habrá de "profesión", para darle una vuelta de tuerca a la exploración y a las fantásticas mazmorras del título. Como dotes para la pesca, la minería o la cocina. Son solo unos ejemplos de habilidades que nos permitirán explotar muchos puntos de la mazmorra para obtener beneficios a cambio.
Por otra parte, las mazmorras merecen un punto y aparte en este análisis. Si hay algo que los grandes juegos son capaces de conseguir, es aquella sensación de que la jugabilidad está guiada, pero de que existe la profundidad necesaria como para que el jugador experimente, y se dé cuenta de que hay muchas formas de pasarlo bien. Y la exploración es algo que este 'EOV' se toma muy en serio. Desde los retorcidos laberintos que suponen cada una de las mazmorras -separadas por pisos dentro del árbol en el que se ambienta el juego-, hasta la posibilidad de ir trazando un mapa en la pantalla táctil de la portátil (no solo para el recorrido sino también para los puntos de interés), o por supuesto las distintas misiones secundarias o elementos interactivos o de puzles que hay en cada rincón.
Con los cinco sentidos
Los decorados están llenos de trampas, obstáculos y pequeños eventos que le dan una variedad mayor, si cabe. Pero hay que dejar claro que estamos ante un Dungeon Crawler completamente clásico igualmente. Es decir, que la visión es en primera persona, y lo único que nosotros hacemos es ir avanzando en un sistema de "cuadrículas" que no lo parece visualmente pero que funciona así a la práctica (nos movemos hacia una de las cuatro direcciones posibles). La gracia, es que aunque los combates son aleatorios -y por turnos-, tenemos una especie de "brújula" que se va rellenando a cada paso y nos avisa de cuándo llegará el próximo. Aquí es, sin lugar a dudas, donde llega el punto más interesante de todo el juego.
Los enemigos son muy duros de roer. Y nos obligan a hacer un buen uso de cada uno de los turnos que tengamos. Hará falta no solo tener un grupo equilibrado y una formación correcta -delante o detrás de la fila-, sino también repetir una y otra vez aquellos pisos que ya hayamos visitado para ir mejorando los personajes, comprar nuevas armas y objetos en el poblado principal, o simplemente subir de nivel para enfrentarnos a los grandes F.O.E.s. Los F.O.E.s son los jefes finales del título, que campan a sus anchas por los niveles -los únicos que no son aleatorios-, tienen un diseño realmente espectacular, y suponen la guinda del pastel para el sistema de turnos. Ofrecen combates largos, elaborados, estratégicos y apasionantes. Con una banda sonora deliciosa, y todos aquellos estandartes que la época dorada de los RPG puso de moda en la era de 32 bits.
La perseverancia tiene premio
Por todo eso, 'EOV' es un juego poco accesible a un público general. Aquí el avance es lento. No basta con encender la consola, jugar media hora y dejarlo. Más bien puedes tirarte 10 horas jugando y haber avanzado un par de pisos. Es como un 'Monster Hunter', en el que primero hay que aprender su funcionamiento, y después volver una y otra vez a las mismas mazmorras hasta descubrirlo todo y ser capaz de eliminar al enemigo puñetero de turno. Lo bueno, es que engancha como pocos a la hora de ir mejorando nuestros parámetros y habilidades. Lo que hace que volver al pueblo sea siempre divertido: vendemos objetos raros para fabricar nuevas armas, aceptamos misiones secundarias a realizar la próxima vez que volvamos a la mazmorra...
Otra de las novedades que nos ha parecido más interesantes dentro de la saga ha sido la inclusión de las Union Skills. Algo así como los límites de los personajes en batalla, pero que funcionan de forma individual y grupal al mismo tiempo, añadiendo una nueva capa de profundidad a la estrategia. Cada personaje tiene su barra de Union Skills, representada por un porcentaje. Pues bien, solo cuando está al 100% podemos usar esa habilidad. Si lo hacemos, podremos escoger entre varias opciones que requerirán de la ayuda de otro personaje, de dos o incluso de más. Cuantos más personajes intervengan, más potentes serán esas habilidades, pero también bajará el porcentaje de todos los que participen. Desde ataques dobles, hasta curaciones múltiples... Como decíamos, los combates de este juego son de lo mejor que se ha visto en el género en mucho tiempo, y no es exagerar, pues es la gran virtud del cartucho y el motivo principal para seguir empujado a seguir hasta el final.
Una mágica pero pobre historia
Porque si tuviéramos que depositar todas nuestras esperanzas en el argumento, seguramente tendríamos que buscar en otras producciones de Atlus. 'EOV' tiene una historia disfrutable, que gustará a los fans de la franquicia por presentar algunos misterios y resolver algunas dudas de los juegos anteriores. Pero carece totalmente de profundidad, y la narrativa no tiene absolutamente ningún punto realmente destacable. Es un mero espectador de lo que realmente importa: la exploración, la mejora constante de nuestros personajes, y los fantásticos combates. Y ahí entra en juego el arma de doble filo más potente del título: la duración. Mínimo serán necesarias unas 40 o 50 horas para superar la aventura -dependiendo de vuestra pericia y paciencia-, pero hay que entender que cuando has jugado 10 o 15 ya has visto todo lo que te va a ofrecer la experiencia.
Es decir, que la repetitividad hará mella antes o después, en función de si lo que estás buscando es realmente un reto exigente y constante, o un juego más guiado y definido. Desde mi punto de vista, 'EOV' hace bien lo que realmente busca. Contentará al público que quiera mejorar al personaje constantemente, conocedor de que le servirá para medir sus fuerzas con un nuevo enemigo implacable. También contentará a aquellos que quieran explorar cada rincón de una mazmorra, marcando los puntos en el mapa, y tomándose cada viaje de forma pausada y tranquila. Además, tiene algunas ideas que hacen del género algo más divertido y menos arcaico: como que cada paso nuestro también implique uno de los F.O.E.s, teniendo cada uno de ellos u patrón distinto (si queremos evitar las batallas, será complicado esquivarlos).
Visualmente no me parece un juego especialmente rompedor, porque además la variedad de escenarios dentro de la mazmorra es más bien nula. Pero hay que admitir que el diseño de los enemigos es precioso, y que el colorido de la aventura, así como la atmósfera del ambiente -a lo que contribuyen también la fantástica banda sonora y los efectos sonoros- le dan un toque muy personal. Seguramente algunos seguirán viendo el género como algo anticuado, debido a la limitación de movimientos que implica ese apartado visual pensado como un mapa por casillas, pero es imposible no recomendar este título a los auténticos fans del género. Es, seguramente, el mejor que podéis encontrar ahora mismo en el mercado.
Conclusiones
No podemos pasar por alto algunas pegas, como la ya mencionada historia intrascendente o la falta de accesibilidad a un público mayor, pero tampoco el hecho rotundo de que estamos ante una experiencia realmente completa y delante de un producto muy serio. Un título muy de nicho, que hará las delicias de todos aquellos que siguen pensando que las batallas por turnos pueden ser épicas, y sobre todo un juego que volverá locos a los amantes de los Dungeon Crawler. Más que nada, por el hecho de que estamos, muy probablemente, ante el mejor exponente de la actualidad. Un juego largo, exigente, con muchas opciones de personalización y una curva de dificultad exquisita. Muy recomendable.
Lo mejor:
- Sus combates por turnos, a la altura de la época dorada del género.
- La curva de dificultad es exquisita para aquellos que le dediquen tiempo.
- El diseño de los F.O.E.s y su concepto jugable, dispuestos por el escenario de un modo original.
- La banda sonora es una delicia.
- Largo, largo, largo...
- Muchas clases y posibilidades de personalización.
Lo peor:
- No tiene novedades de peso.
- A veces puede resultar agobiante jugar horas y horas y avanzar tan poco.
- Muy poca variedad visual en las mazmorras.
- Historia intrascendente y profundidad narrativa nula.
- No es un producto accesible, y a veces incluso es frustrante.