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Análisis del segundo episodio de 'Baobabs Mausoleum' en Switch, continúa la locura

Analizamos 'Baobabs Mausoleum Ep. 2: 1313 Barnabas Dead End Drive' en Nintendo Switch. La locura comienza de nuevo.

Por Roberto Pineda 29 de Junio 2019 | 19:30

Apenas un año después de la llegada del excéntrico 'Baobabs Mausoleum Ep.1: Ovnifagos Don't Eat Flamingos', el segundo episodio, titulado '1313 Barnabas Dead End Drive' ya es una realidad. Una vez más, el equipo madrileño Celery Emblem —con Jacob Jazz a la cabeza— sorprende con la continuación de una aventura capaz de hacer las delicias de todos aquellos que disfrutan con las obras de creativos inconfundibles como David Lynch. Volvemos a encarnar a Watracio Walpurgis; volvemos a explorar Flamingo's Creek y a relacionarnos con sus pintorescos habitantes. Os contamos qué nos ha parecido.

Me llamo Watracio, ¿qué hago aquí?

Despertamos en un hotel poco después de sufrir una pesadilla a medio camino entre lo futurista y lo psicodélico. No sabemos muy bien qué hacemos ahí, más allá de que no vamos a irnos sin pagar la estancia y nuestro inconfundible nombre, Watracio Walpurgis. Lo primero que vemos —a través de un agujero en la pared— es un alto cargo de la política del pueblo... entreteniéndose un rato. Alertado por nuestra presencia, prefiere pagar a cambio de que mantengamos la boca cerrada (vaya, ¡qué extraño!). Unos primeros compases en lo que el juego nos deja claro que esta vez quiere ser más aventura gráfica que nunca, y hay que decir que lo consigue y es capaz de mantenerlo de inicio a fin.

Apenas unos minutos después de una escueta pero convincente puesta en escena, la policía del pueblo nos informa de que una chica se halla en paradero desconocido y nosotros somos el principal sospechoso. Qué cosas. A pesar de las sospechas, nos piden colaborar en la investigación junto a otros integrantes —a cada cual más extraño— del cuerpo de seguridad. Para más inri, la chica desaparecida es ¡nuestra pareja! Por un momento, la búsqueda del enigmático habitante 64 queda completamente relegada a un segundo plano; tenemos cosas más importantes que hacer, por ahora.

Es curioso, porque a pesar de estar ante el segundo capítulo de la obra, la realidad es que por un momento llega a sentirse prácticamente independiente. Hay conexiones y a largo plazo hacer justicia a sus orígenes, pero durante un tramo importante del título nos encontramos con una historia inédita y una premisa jugable diferente en cuanto a enfoque. Y es que, en esta ocasión, las mecánicas que conforman el conjunto se acercan mucho más a la aventura gráfica tradicional que su predecesor. Tenemos más libertad, pero también más obstáculos que presentan una forma muy definida de ser solventados: recoge este objeto aquí, accede a los deseos de ese personaje allí, usa un elemento del entorno para despistar a este enemigo... La propuesta es clásica y, por momentos, algo previsible, pero funciona.

El conjunto funciona con solvencia y en esta ocasión, la extensión del entorno y la libertad para explorarlo hacen de los coleccionables algo mucho más atractivo que en el título original, ya que ahora sí que debemos sacar a relucir nuestro ingenio si pretendemos encontrar todo lo que se oculta en los confines de Flamingo's Creek. Este elemento, sumado a la variedad de mecánicas (mini juegos de memorización, secciones con diferentes perspectivas e incluso algún que otro puzle) terminan dando forma a una experiencia equilibrada, en la que más allá de los problemas técnicos que comentaremos un poco más abajo, podemos decir que todo funciona.

La historia se desarrolla a buen ritmo y siempre hay tiempo para pequeños eventos que se suceden en función de la hora del día, algo que aporta variedad a una experiencia interesante, que probablemente podría haber dado algo más de sí. Además, el sentido del humor se mantiene intacto y se convierte de nuevo en una de las grandes señas de identidad del juego. En Celery Emblem saben muy bien lo que quieren, y nos lo muestran con una infinidad de clichés y guiños de diversas obras que todos conocemos —ojo al tributo a 'The Legend of Zelda: Link's Awakening—. En este sentido, el nuevo episodio de una historia que todavía no ha sido completada apuesta por mantener lo que hizo del primero algo que, mejor o peor, no dejaba indiferente a nadie.

'1313 Barnabas Dead End Drive' no es perfecto, ya que sufre algunos problemas más acentuados que en el capítulo antecesor. Para empezar, hay ocasiones en la que las transiciones entre zonas dan lugar a un molesto tiempo de carga y no sabemos a qué corresponde, ya que parece algo aleatorio que ni tiene por qué suceder siempre, pero puede hacerlo en cualquier momento sin previo aviso. Además, abrir el mapa puede convertirse en un auténtico quebradero de cabeza debido a que no siempre se despliega como debería, mostrándose en blanco y superpuesto sobre la acción, ya que el juego no deja de funcionar mientras ¿visualizamos? la fallida puesta en escena del mapa del mundo. No son problemas demasiado graves, pero, debido a los caprichos del azar a la hora de manifestarse, sí que pueden resultar bastante molestos en alguna que otra ocasión.

La cara de la moneda es, sin lugar a dudas, la dirección de arte y el apartado sonoro. 'Baobabs Mausoleum' tiene una personalidad arrolladora, ya quedó vigente en el primer episodio. Esos aires inconfundibles de la década de los ochenta, en combinación con un ambiente que perfectamente podríamos haber vivido en 'Twin Peaks' o en el apacible pueblo de Greenvale ('Deadly Premonition') da lugar a la principal seña de identidad del juego: eso que no sabemos muy bien cómo definir, pero, asimismo, nos invita a pensar que estamos ante algo especial; algo único en su especie. La banda sonora se complementa a la perfección con la atmósfera de Flamingo's Creek, junto con los particulares sonidos emitidos por sus habitantes y otros efectos que nos conquistan a través de los oídos conforme progresamos en la historia y accedemos a lugares especiales.

En definitiva: la locura continúa

'Baobabs Mausoleum Ep.2: 1313 Barnabas Dead End Drive' no solo es una cita obligada para todos aquellos que disfrutaron del episodio original; también es una oportunidad de descubrir la obra completa gracias a su atractivo precio, que se sitúa por debajo de los diez euros. En este segundo capítulo, el juego es más sincero con su propuesta y hacer lo que mejor saber hacer: combinar su excéntrico ambiente y sus pintorescos personajes con un enfoque mucho más centrado en la aventura gráfica tradicional, pero sin renunciar a ofrecer una experiencia muy amigable incluso con los que no tienen demasiada experiencia en el género.

'Baobabs Mausoleum' tiene cuerda para rato —confiamos en no tener que esperar demasiado para tener entre manos el tercer episodio— y por segunda vez demuestra que es ideal para cualquier amante de obras como 'Twin Peaks' (David Lynch) o 'Deadly Premonition' (Hidetaka Suehiro «SWERY65»). La enésima muestra de que no debemos buscar fuera de nuestro país para encontrar talento y creatividad. A pesar de algún que otro inconveniente técnico, en líneas generales volvemos a encontrarnos ante una propuesta interesante y única en su especie.

No sabemos cuáles son los planes del estudio de cara al próximo episodio, pero los nuevos frentes que abre el que tenemos entre manos, que no terminan de poner punto y final a la búsqueda del primero, hacen de un hipotético tercer episodio un proyecto ilusionante. Y es que, al igual que Watracio, nosotros también necesitamos poner cara al famoso —y desconocido— habitante 64.