Cuando la campaña de crowfunding de 'Eiyuden Chronicle: Hundred Heroes' ofrecíó un "companion game" como recompensa por alcanzar uno de los objetivos de financiación, pocos imaginaban que fuera a tratarse de algo más que un pequeño prólogo jugable a la historia del sucesor espiritual de Suikoden. El resultado final, este 'Eiyuden Chronicle: Rising', sorprende a propios y extraños gracias a un planteamiento simple pero que funciona por méritos propios.
Una aventura de cazatesoros, canguros y magos
La historia comienza en la remota ciudad de Nueva Nevaeh, donde un fuerte terremoto ha dejado al descubierto las antiguas ruinas del Túmulo. Numerosos aventureros y mercaderes de todo el mundo se ven atraídos por las lentes rúnicas y demás objetos valiosos que hayan podido quedar al descubierto, y entre ellos se encuentra nuestra primera protagonista: JC, que quiere hacerse con una lente rúnica colosal para ser digna de regresar a su aldea natal. Esta premisa argumental, aunque acaba guardando algunas sorpresas, bastante ligera y en todo momento su principal función será el incitarnos a explorar mazmorras y mejorar la ciudad.
Porque 'Eiyuden Chronicle: Rising' mezcla dos mecánicas de forma muy equilibrada: la gestión de la ciudad y el mazmorreo. En primer lugar, deberemos atender las peticiones de los ciudadanos de Nueva Nevaeh, que muchas veces nos exigirán recoger materiales de las mazmorras, y otras podremos completar simplemente hablando con otros habitantes de la ciudad. Al completar estas peticiones conseguiremos dinero, experiencia, y lo que es más importante, cada encargo nos otorga un sello para nuestra tarjeta de aventurero, que eventualmente podremos intercambiar por recompensas.
Además, estos encargos a menudo sirven para construir y reformar una gran variedad de instalaciones que harán nuestra vida de cazatesoros más fácil. En la taberna, por ejemplo, se servirán comidas para recuperar salud y obtener pequeñas ventajas; en la posada podremos descansar para recibir bonificaciones a parámetros como el ataque o la defensa obtenida; en las armerías podremos fabricar armas y armaduras que a su vez se podrán ir mejorando en la herrería... pero es que más adelante tendremos nuestra disposición una casa de empeños en la que vender los materiales que no necesitamos o una tienda en la que adquirir componentes varios, entre otros establecimientos que irán instalándose en Nueva Nevaeh conforme vayamos cumpliendo los requisitos pertinentes.
Por otro lado, es en las mazmorras donde transcurren las partes de exploración y acción propiamente dichas: podremos recolectar materiales como mineral o madera, poner trampas y pescar, así como pelear contra distintos enemigos para llenar nuestros bolsillos de todo tipo de tesoros y materiales a la vez que nuestros personajes consiguen experiencia y suben de nivel, y después volver a la ciudad e invertirlos en completar los encargos y la construcción de la ciudad. El loop jugable recuerda un poco a juegos como Monster Hunter, donde un proceso iterativo compuesto por farmeo de recursos y mejora de equipo conforma el núcleo del juego.
La sensación de exploración resulta muy gratificante gracias a un plataformeo muy cuidado y unos escenarios interconectados en los que el backtracking será constante, y como si de un metroidvania se tratase, muchos caminos estarán cerrados inicialmente y solo podremos desbloquearlos cuando tengamos acceso a ataques de elementos específicos. Además, cada una de las localizaciones tiene su correspondiente jefe final que, eso sí, no resultará demasiado complicado derrotar.
Dentro de las mazmorras podremos alternar en cualquier momento entre cada uno de los tres miembros del equipo, cuyos ataques y movimientos son diferentes y además tienen habilidades específicas, como dash, doble salto, bloqueo, ataque cargado o levitación; que nos empujarán a cambiar de personaje según la situación lo requiera. Además, si realizamos el cambio de manera precisa después de un ataque, activaremos una cadena de golpes con la que causar graves daños a los enemigos, cadena que será imprescindible dominar si queremos salir victoriosos de los enfrentamientos más duros y cuyo límite se irá incrementando según avancemos en el juego.
Cada personaje tendrá su propio equipo, donde destacan los accesorios que mejoran sus atributos o las habilidades de recolección, y las runas elementales que nos permiten imbuir de fuego, viento, hielo y tierra nuestros ataques para abrir los caminos bloqueados por cristales elementales, causar daño extra a enemigos con debilidades específicas, y también defendernos de estos ataques.
Todo el juego se desarrolla en scroll lateral con un 2,5D de sprites muy detallados, especialmente los del trío protagonista, y unos fondos bastante atractivos que junto a su cuidada iluminación hacen que la estética recuerde mucho a algunos de los títulos más preciosistas de Vanillaware. Las animaciones rayan a buen nivel y los efectos como las magias y otros ataques ayudan a darle espectacularidad a los combates.
En cuanto a la banda sonora, esta funciona acompañando perfectamente a la acción, con las típicas melodías para el pueblo, para las mazmorras, para el jefe final... y pese a que muchas de ellas son realmente pegadizas, se echa en falta alguna variación más para romper la monotonía.
El principal problema que tiene el juego es de falta de contenido... o indirectamente, de un exceso de duración para su propuesta. El bucle jugable que comentábamos funciona bien durante las primeras horas, pero al cabo de un tiempo acaba cansando el recorrer los mismos mapas una y otra vez. Hay cinco mazmorras que tampoco son extremadamente largas, y completar el juego requiere unas doce horas durante las cuales recorreremos los mismos mapas una y otra vez haciendo de recadero. Esto puede ser un defecto más o menos grave según la tolerancia que cada uno tenga a la repetición, pero en cualquier caso habría sido un juego más redondo si se hubiera optado por recortar la cantidad de visitas que tenemos que hacer a cada mazmorra, al menos para superar la historia principal.
Tras completar la aventura, el juego nos permite seguir completando tareas para maximizar a los personajes y las instalaciones de la ciudad, y también nos abre la opción de subir la dificultad consiguiendo así una experiencia más desafiante. Hubiera sido de agradecer que fuera configurable desde el inicio de la partida ya que en general el desarrollo del juego es bastante facilón, y como hemos dicho ni siquiera los jefes llegan a resultar excesivamente complicados.
Lo cierto es que 'Eiyuden Chronicle: Rising' cuenta con virtudes suficientes como para aconsejar la experiencia. La mezcla entre el desarrollo de Nueva Nevaeh y el mazmorreo resulta adictiva, el combate es fluido y gratificante, estéticamente es precioso y es el aperitivo perfecto para sumergirnos en el mundo de 'Eiyuden Chronicle: Hundred Heroes' y conocer a alguno de sus personajes. Pero da la sensación de que si hubiera sido un poco más comedido en cuanto a su duración habría quedado un título mucho más redondo. La falta de variedad en enemigos, escenarios y secundarias pide a gritos una experiencia más condensada. Con todo, el juego resulta divertido e interesante, su progresión está muy medida y el equilibrio entre la mejora de la ciudad y la parte de combate podrá resultar de lo más adictivo.