El 8 de Octubre 2013 | 12:53
Si hablamos de Runewaker estamos hablando de los creadores de 'Runes of Magic', la alternativa histórica dentro del ámbito del free-to-play a 'World of Warcraft'. 'Dragon's Prophet' es su nuevo proyecto, en el cual hallamos paralelismos evidentes con 'Runes of Magic' y, por tanto, con los patrones característicos de casi cualquier MMO, pero además viene cargado de un par de novedades que tratarán de seducirnos.
A la hora hacer una crítica de un juego parece que existe la idea extendida de que comparar no es un buen criterio, cuando de manera más o menos velada cada análisis y cada juicio no deja de ser un proceso de comparación del título que tenemos ante nosotros con lanzamientos previos o contemporáneos. En el caso de 'Dragon's Prophet' el único camino para la crítica es la comparación, ya que bajo los dragones y los combos que marcan la personalidad del juego encontramos los hilos que tejen el MMORPG desde que Blizzard tuviese a bien lanzar un juego de rol masivo de fantasía épica hace ya casi 10 años.
No hace falta estar muy atento al ámbito del free to play en PC para comprobar que cada día hay más y más propuestas disponibles en descarga, y si nos ceñimos al plano de los MMORPG, encontramos unos hilos que tejen de manera evidente cada juego, alejándose más o menos de estas pautas clásicas. 'Dragon's Prophet' está del lado de los arquetípicos.
Clásico MMORPG
Lo nuevo de Runewaker es un MMORPG clásico, y no lo esconde en ningún momento. A los diez minutos de comenzar la aventura, y tras crear un personaje de entre cuatro clases convencionales, y solo raza humana, nos sumerge en una pequeña villa plagada de NPCs con exclamaciones e interrogaciones en su cocorota.
Desde ese punto, nuestro paso por Auratia, así se llama el universo que da vida a la aventura, se convierte por enésima vez en el día a día del chico de los recados realizando quest tipo: "vete a A para matar a B, tráeme X" o "Vete a C para recolectar X". Hay un hilo principal, pero entre que el juego está en perfecto inglés, que no tiene mayor interés, y que se pierde entre cientos de pequeñas side quest, pasa completamente desapercibido.
Sin embargo, si el juego se limitase a replicar lo ya visto cientos de veces no estaríamos hablando de él, ¿qué ofrece entonces 'Dragon's Prophet'?
Las claves: Combos y dragones
Dos cosas: de un lado, dragones, de otro un sistema de combates basado en combos. Estos son los dos elementos que os pueden animar a echarle unas horas a esta aventura F2P.
Los dragones son el buque insignia del juego, casi desde el principio nos hacemos con nuestro primer dragón, y a partir de ese momento hemos de entrenarlo. Nos hará las veces de soporte en las batallas y también de montura para desplazarnos (algunos volando, otros a pie, depende de la raza del dragón). La relación con los dragones, en concepto, es similar a la fórmula 'Pokémon'. Por medio de un pequeño minijuego tenemos que lograr domar a la criatura, y dependiendo de nuestro nivel y el suyo será un proceso más o menos sencillo. Una vez la tengamos domada pasará a nuestra ranura de dragón, tendrá su propia hoja de progreso y habilidades, lo que convierte en una parte fundamental en el juego a la crianza de dragones con el fin de mejorar sus cualidades.
Según podemos leer en la web del título hay, por ahora, más de 300 razas. Sin embargo, si no pasamos por caja solo podremos tener bajo nuestro poder un dragón de manera simultánea.
Se echan en falta los enfrentamientos a lomos de dragones, eso podría ser verdaderamente épico. El simple hecho de hacer de los dragones el núcleo de la aventura es un plus, el principal plus del juego que Runewaker remarca en cada uno de los cortes y tráilers del juego desde que lo viésemos anunciado.
Jugable
El segundo punto fuerte, aunque con su lado oscuro, es el sistema de combate. Para no limitar los enfrentamientos al mero golpe de clic, 'Dragon's Prophet' ofrece un sistema de combos tipo hack and slash que ejecuta combinaciones de teclas de teclado y ratón. Además de habilidades programables del 1 al 9, nuestro progreso implicará también desbloquear y entrenar nuevos combos. Todo configura un sistema de combate con un elemento activo, que en cierta manera puede recordar a 'Age of Conan', por ejemplo.
El lado oscuro del que os hablaba viene de la mano del targeting de enemigos. Funciona realmente mal, y en parte echa por tierra las buenas ideas que plantea.
A nivel técnico luce bien, sin alardes de ninguna clase, pero es un juego que al primer vistazo es bonito. Sin embargo tiene un rendimiento completamente nefasto, lleno de tirones y ralentizaciones, sobre todo al cambiar de zona o cuando se juntan varios jugadores en pantalla, no cesan de aparecer y desaparecer de manera intermitente.
Cierto es que cada pocos días están llegando parches de peso importante, pero igual de cierto es que para este análisis comenzamos a jugar con la beta terminada, y, durante el par de semanas que llevamos embarcados, muchos errores técnicos importantes siguen apareciendo en cada sesión de juego.
Las melodías épicas, lógicamente, son las que nos acompañarán en la partida, pero en muchas ocasiones la música desaparece y el juego queda vacío.
En conclusión
En conclusión, 'Dragon's Prophet' no deja de ser un MMORPG más entre un enorme montón. Hoy día hay una oferta suficiente como para encontrar mejores juegos dentro del género a los cuales echar horas. Aún así, al analizar un título de mundo persistente lo hacemos en un momento muy concreto, en este caso a pocas semanas de su lanzamiento, con el paso del tiempo y las actualizaciones quizá nuestra visión cambie radicalmente y nos tengamos que rendir ante él. Sin embargo, a día de hoy, mirando más allá de la espectacularidad de los dragones y el interesante sistema de combos, nos encontramos con una experiencia demasiado prototípica y errores técnicos muy frecuentes.
Lo mejor:
- El sistema de combos. - La variedad de dragones. - La caza y el entrenamiento de dragones. - Los eventos públicos.
Lo peor:
- Los errores técnicos. - Poca innovación respecto a las pautas clásicas del género. - Pobre rendimiento gráfico.