El 19 de October 2015 | 15:33
Decía Square Enix hace no mucho que eran conscientes de que en occidente queremos que lleguen las entregas de 'Dragon Quest'. La última tentativa de la compañía en nuestro territorio con un juego de la saga es arriesgada, un spin-off siempre lo es, pero a la vez logra tener un resultado bastante redondo. Este lanzamiento es 'Dragon Quest Heroes', un juego que surge de la colaboración entre la empresa de 'Final Fantasy' y Omega Force (Koei Tecmo), el estudio que desde hace décadas viene trabajando en la fórmula de los 'Dynasty Warriors'. Así, al igual que en el pasado pudimos ver 'Hyrule Warriors', el 'Warriors' de 'Zelda', y antes la saga 'One Piece: Pirate Warriors' con la licencia de Bandai Namco, ahora llega el turno de meter en la batidora la iconografía de 'Dragon Quest' junto al musou de primer nivel de Omega Force. ¿El resultado?, sorprendente.
Me gustan los musou, es uno de esos géneros a los que les dedico muchas horas. Cada año tengo la suerte de que Koei Tecmo trae e nuestras tiendas prácticamente todas las entregas importantes de sus sagas. A donde quiero ir a parar, es a que conozco muy bien la fórmula, y en 'Dragon Quest Heroes' me encuentro algo verdaderamente diferente. Algo novedoso. 'Dragon Quest Heroes' tiene marcado en su ADN de una manera clara los rasgos de ambos progenitores: un golpe de vista es más que suficiente para darse cuenta de que esto es 'Dragon Quest', y un enfrentamiento en batalla lo mismo para suponer que esto sale de los estudios de Omega Force. Podríamos decir, y aquí comenzamos a entrar en las profundidades del videojuego, que este es el primer musou de rol acción.
La acción japonesa de nuevo
Un musou, para los profanos en el género, es una propuesta de acción típicamente japonesa en la que un solo personaje se enfrenta a auténticas oleadas de enemigos. Cientos de adversarios a los que pasamos por nuestra espada a base de un sistema de control basado en combos, normalmente de dos botones. Esta premisa básica es la que mantiene 'Dragon Quest Heroes' en su sistema de combate, pero la llena de matices. Por un lado, las batallas en este caso no son tan multitudinarias: hay menos enemigos, más duros, más variados y además los enfrentamientos suelen desarrollarse en áreas más pequeñas. El propio sistema de manejo del personaje también es mucho más profundo.
Tomando el componente rolero de la saga 'Dragon Quest' nuestro personaje tiene puntos de vida y puntos mágicos, por lo que el esquema básico de dos botones se combina con habilidades mágicas que consumen PM, además de una barra de límite. Lo más sorprendente, un sistema de monedas que aporta aún más profundidad al combate. Ciertos enemigos al morir dejan caer una moneda que nosotros adoptamos e incluimos en una serie de ranuras disponibles. Estos son nuestros esbirros, que podemos invocar para que nos sirvan de soporte. Al final, entre los cuatro personajes jugables que podemos llevar a la vez en nuestro equipo y los tres o cuatro esbirros de apoyo, un total de siete personajes aliados para plantar cara a las oleadas de villanos.
El RPG conoce al musou
Un 'Dynasty Warriors' convencional centra su juego prácticamente en torno al combate, este no es el caso de 'Dragon Quest Heroes', que basándose en el componente JRPG, intenta exprimir la faceta relacionada con la parte argumental y la evolución de personajes. La premisa de la que parte la narración de 'Dragon Quest' es clásica y básica, y de hecho la historia es simple y directa, sin embargo está poblada de escenas cinemáticas y diálogos, lo que nos sirve para conocer a cada uno de los personajes que forman el grupo principal. Personajes con el inconfundible diseño de Akira Toriyama ('Dragon Ball') al que nunca se le puede decir que no. Así, apoyado sobre ese componente historia, el juego invita a seguir jugando para descubrir los giros que esconde la trama. A la vez, esta cantidad de diálogo hace reconocibles a los personajes, elemento que en muchos musou queda difuminado. Cada personaje, además de un carácter diferenciado tiene un sistema de combate bastante marcado, podemos jugar con todo el elenco principal, de hecho en batalla saltamos de uno en otro a golpe de L2, por lo que es divertido masterizar y adaptarnos a cada sistema de juego.
También la progresión de nuestros personajes es una parte rolera importante que sujeta el juego. Cada uno de los principales tiene un árbol de atributos y habilidades a ir rellenando, y podemos mejorar nuestro equipo comprando armas o crafteando ítems.
Todo este envoltorio le sienta estupendamente a la fórmula Warriors. Tiene la suficiente profundidad para dar empaque al juego, y es lo suficientemente simple para no abrumar en base a opciones. La combinación de elementos JRPG con la acción japonesa conjuga perfectamente. Las misiones tienen los típicos objetivos de los musou 'Warriors' (mata esta oleada, protege esta estructura, avanza aquí...), pero la distribución de misiones se sujeta con un componente de narración entre sí. De esta manera, lo que en un Warriors es un nivel con varios objetivos, aquí nos sitúan ante áreas más pequeñas y entre cada objetivo hay una parte de narrativa y un paseo por nuestro centro de mando donde comprar y vender armas y equipo.
El componente 'Dragon Quest'
'Dragon Quest' aporta carisma a toda esta fórmula, con unos valores de producción bastante más elevados a lo que nos acostumbra el género, el juego hace alarde de un acabado gráfico más que aceptable. No es aquel que va a poner a rodar los tornillos de tu PlayStation 4, pero teniendo en cuenta que en terreno japonés este título es transgeneracional PS3/PS4 me esperaba un resultado sustancialmente más pobre del que finalmente tenemos. Muy colorido, muy vistoso, muy luminoso, repito que el diseño de personajes viene de Akira Toriyama, y los enemigos son reconocibles de los más de 20 años de historia que tiene la saga 'Dragon Quest': Limos, gólems, dragones...
El mayor problema que esconde 'Dragon Quest Heroes' seguramente sea el de la repetitividad, que es algo que lleva persiguiendo a Omega Force desde sus primeros pasos. Al final, las misiones suelen ser muy parecidas entre sí, y este es un pecado que también comete este juego. Muy conscientes de ello, lo que han intentado es paliarlo a base de dosificar la inclusión de nuevos elementos. Prácticamente a lo largo de toda la aventura iremos descubriendo novedades jugables que van proponiendo paulatinamente para tratar de generar una sensación continua de novedad. Esto se agradece y funciona, pero no acaba de borrar el aire de repetición entre los objetivos de las misiones.
Conclusión
En último término 'Dragon Quest Heroes' es un juego a tener en cuenta, no es top a nivel técnico, no logra zafarse del problema de la repetitivadad que persigue a Omega Force, pero es la innovación más grande y acertada que nunca ha visto la fórmula 'Warrriors'. Un spin-off, para ser interesante, tiene que ser lo suficientemente diferente al original, a la vez que lo suficientemente respetuoso para ganarse al fan. Como spin-off 'Dragon Quest Heroes' funciona francamente bien. Llevo días haciéndome la pregunta de si ante esta premisa un juego como 'Dragon Quest Heroes' puede gustar a alguien a quien no le guste el musou de Omega Force, y la respuesta es que si te gusta 'Dragon Quest' es tu juego, sabe recuperar no sólo el fan service y el diseño, sino también el tono shonen desenfadado de la saga de Enix. Si no eres un fan particularmente acérrimo de 'Dragon Quest' ni de los Warriors, aun así te llegará a sorprender y probablemente te enganches. En su día me gustó mucho 'Hyrule Warriors', pero la vinculación y adaptación de las sagas es mucho más profunda en 'Dragon Quest Heroes'. En este caso, ambas franquicias ('Dragon Quest' y 'Warriors') han llegado a una fusión para crear un tercer elemento con una entidad propia, del que ya tenemos secuela en camino.
Lo mejor:
- Los componentes RPG encajan como un guante en la fórmula 'Warriors'. ? Fanservice muy divertido para los fans de 'Dragon Quest'. - Una buena cantidad de escenas de vídeo.
Lo peor:
- Cierta repetitividad en misiones. - El apartado gráfico no exprime el hardware. - La historia es simple, pero funcional.