Pocas franquicias dejan una marca en la historia de los videojuegos como 'Doom' lo ha hecho. La obra magna de id Software dejó tras de sí un legado que jamás podría ser alcanzado por ningún título posterior. Marcó para siempre la dirección hacia la que el género de los FPS, abrió camino a filosofías más desenfadadas a la hora de desarrollar títulos y definió los límites de la violencia quebrantando barreras invisibles que hasta entonces poco se habían planteado.
La leyenda de 'Doom' se ha trasladado tanto a otros videojuegos como a las siguientes entregas de la franquicia. La secuela sumaba y seguía sin innovar en demasiados aspectos; la entrega de Nintendo 64 daba un paso adelante en los gráficos, pero rebajaba muchos elementos como su variedad de enemigos. 'Doom 3' fue muy buen videojuego, pero controvertido por abandonar la velocidad y la acción desencadenada. Y entonces tuvimos el fantástico reboot de 2016, el cual reimaginaba la primera entrega y la llevaba a una dimensión para dar un paso firme en una futura nueva dirección. Todos juegos excelentes, pero ninguno con la capacidad de estar al nivel de la leyenda original.
Eso cambia hoy. 'Doom Eternal' no es sólo una magnífica secuela: es el destino perfecto al que debía dirigirse la saga. Una condena eterna que supera expectativas y se vuelve en un nuevo referente para los juegos de acción.
Bienvenido a casa, gran Slayer
Si 'Doom (2016)' reimaginaba la invasión demoníaca de Marte del primer juego es lógico pensar que el siguiente paso lógico es el Infierno en la Tierra, como hizo 'Doom 2'. En id Software saben lo que esperamos y, con eso en mente, dan un volantazo a la historia tal y como la esperábamos. Nuestro hogar es lo que debemos salvar, pero está lejos de ser el centro de nuestra aventura.
Años después de la invasión demoníaca en Marte el Doom Slayer ha vuelto para encontrarse que la Tierra está plagada de demonios que la reclaman como suya. Como un ángel vengador destrozamos y desgarramos las filas de los ejércitos del enemigo con dos claros objetivos: arrasar el infierno por siempre y, más importante, acabar con aquella que ha planeado la caída de la humanidad y de otros muchos mundos: la Khan Mayker.
La trama no está para nada en el centro del interés del jugador, pero tiene un peso mayor que en anteriores juegos por profundizar en el universo de 'Doom', los mundos que lo componen y los personajes que nos empujan hacia adelante. Por primera vez de verdad podemos estudiar a través de los documentos y las interacciones en escenas en primera y tercera persona quién es el Doom Slayer: no es más una carcasa vacía para representar al jugador, sino un ser completo con un pasado grabado a fuego y una mente difícil de predecir, pero fácil de comprender. También es especial ver cómo otros le ven, pues sus conocidos le tratan como un loco con el que no se puede razonar y los que han oído de él le rezan. El universo gira alrededor de él y los demonios lo saben. Allá adonde vayamos, el Slayer deja huella.
La fuerza dominante de este universo
Nuestra persecución de la Khan Maykr está marcada desde el primer minuto del juego y nos lleva allí donde sea necesario. Tenemos una Tierra que defender, sí, pero tan pronto pasamos por allí como volvemos a viajar al espacio, regresamos al mundo que nos vio nacer como el guerrero legendario, visitamos nuevas civilizaciones lejanas y sí, por supuesto, arrasamos el mismísimo infierno. La variedad de localizaciones hacen que cada uno de los niveles del juego sea memorable y fácilmente reconocible con cualquier captura del juego, todos ellos espectacularmente vistosos. Nos hacen imaginar qué habrá más allá de los límites naturales, cómo sería explorar los mundos al completo.
Si su aspecto visual no fuera suficiente, estos niveles son muy difíciles de olvidar gracias a un diseño y serie de desafíos como ningún otro en la saga. Se nota la influencia de anteriores entregas, pero las lleva a un plano superior. Tenemos secretos por todas partes, botones ocultos que podemos activar de muchas formas, pequeños premios por atrevernos a saltar y volar por donde sea. El movimiento es más que satisfactorio gracias a las habilidades de doble salto e impulso aéreo del Slayer, a lo que podemos sumar su capacidad de escalar paredes al puto estilo de Hulk o aprovechar runas para por ejemplo ralentizar el tiempo mientras nos mantenemos por encima del suelo, desbloqueando todo un nuevo estilo de juego. Y no hablemos de la magia que podemos hacer con el gancho de la superescopeta, que nos lanzará hacia un enemigo por lejos que esté,
Todo esto contribuye en una misma dirección: 'Doom Eternal' sabe que es un videojuego y lo disfruta. No hay un ápice de realismo en sus enemigos demoníacos ni en las habilidades del Slayer, así que los escenarios responden a eso. La munición, paquetes de vida y armadura son muy vistosos con colores brillantes difíciles de pasar por alto, y las vidas extra no son para nada naturales pero ahí están, atrayéndonos como un caramelo a un niño. Las necesitaremos: el juego es difícil, exigente y requiere que pienses rápido en cada situación. Tenemos más clases de enemigos que nunca, y la aparición de cada uno de ellos requiere un cálculo rápido de cómo debemos actuar y luchar en consecuencia. Tenemos más armas y herramientas que nunca, pero la munición es escasa y exige administrarla... Aunque siempre podemos saltarnos algunos procesos con el Crisol o la magnífica BFG, salvavidas para la mayoría de situaciones pero de recursos mucho más limitados. Este planteamiento a modo de puzle es algo que tenemos que tener en cuenta constantemente: el combate evoluciona, se adapta introduciendo cada vez más elementos y nunca se vuelve aburrido.
Un futuro brillante e infernal
Todos y cada uno de los niveles ya disponibles en la campaña del juego son una maravilla por sí mismos, pero el legado del 'Doom' original ha venido marcado por todo lo que se ha expandido con los años gracias al trabajo oficial de sus desarrolladores y otros tantos fans. En el segundo aspecto teníamos el fantástico modo SnapMap en 'Doom (2016)', y para esta entrega id Software ha apostado por ofrecer sus propios desafíos con los Niveles Maestros: remixes de los niveles de la campaña con desafíos diferentes, combates inesperados y una dificultad brutal incluso para los expertos. En el momento de publicación de este artículo sólo hemos tenido acceso a un número limitado de estos, pero seguirá actualizándose gratuitamente con más fases que ofrecernos durante los próximos meses o años.
Lo vamos a disfrutar mucho, porque si algo es 'Doom Eternal' es rejugable hasta la saciedad. No sólo por sus múltiples modos de dificultad, sino porque tenemos tantas opciones con nosotros que cada partida puede volverse una experiencia memorable en la que aprendemos a combatir mejor que nunca, desbloqueamos secretos antes ocultos y probamos otros estilos de juego con las runas y modificaciones de las armas. A esto sumemos el hecho de que tenemos un sistema de progresión en línea que nos permite desbloquear trajes, skins para las armas y muchas más novedades aún sin revelar. Y si jugamos sin conexión a Internet, tranquilidad: hay una gran cantidad de desbloqueables dentro del juego, como el magnífico traje de 'Doom (2016)' al alcance de nuestros dedos.
Por desgracia no hemos podido probar el modo multijugador Battlemode a tiempo para este análisis, ya que la apertura de sus servidores se espera para el lanzamiento del título al mercado. Publicaremos un análisis aparte de él, así como el futuro modo Invasión, más adelante.
Conclusiones
Era difícil creer a los desarrolladores de id Software cuando decían que se habían superado a sí mismos y que no sería fácil volver a los anteriores juegos después de esto, pero nos quitamos el sombrero. 'Doom Eternal' consigue todo lo que se proponía y más con un diseño de niveles absolutamente brillante, una caracterización de su protagonista que lo alzará a muchos tops de mejores personajes en el medio y hace uso de sus herramientas y armas mejor que ningún otro título en todo el género. Otros juegos aprenderán de lo satisfactorio que es moverse en el aire y arrasar enemigos sin que sea fácil a la par.
No puedes no jugar 'Doom Eternal'. Es uno de los imprescindibles de esta generación y un título que alza la leyenda de su franquicia más allá de los límites que ya había marcado. Absolutamente imprescindible.