La presencia del videojuego nacional es, por suerte para el medio y para todos, un factor exponencial. Cada vez nos abrimos más paso a través de una industria compleja y repleta de novedades para hacernos con un pequeño sitio que, para más inri, se encuentra cargado de obras notables y particulares que, más allá de aumentar la variedad de la marca nacional, también la hacen destacar con su calidad.
Así, como no podría ser de otra manera, estudios como Chibig se abren paso ahora a través de una de las mayores minas para el componente independiente, asaltando Nintendo Switch no por primera vez pero si con fuerzas renovadas. Y es que 'Deiland', el título que nos acogió con dulzura el pasado 2018, vuelve a la carga con una versión que, incluso sin muchas novedades, sabe como adaptarse a la consola híbrida de la gente de Kioto.
Un esperado regreso
Chibig nos ha demostrado antes su habilidad y cariño por los títulos de simulación. Lo hacía años atrás con el ya citado —y, además, protagonista de estas líneas— 'Deiland', pero también lo hacía, más recientemente, con 'Summer in Mara'.
Un género con una amplia atención desarrollar los espacios más inexplorados del videojuego y que sabe valorar, en contra de lo que es habitual en el medio, los silencios, la calma y el bienestar personal. De nuevo, un concepto atrayente del estudio valenciano que busca con sus títulos algo más que lo predominante en el videojuego y que, como suele ser costumbre con estos ideales, encaja a la perfección con la mecánica que ofrece la consola de Nintendo.
Y es que su llegada a Nintendo Switch no será, quizás, una sorpresa, pero sin duda es una excelente noticia tanto para el panorama nacional como para los entusiastas del género, que van a encontrar un pequeño remanso de calma y fantasía en un título con influencias de clásicos como 'Harvest Moon' pero con la suficiente pericia y personalidad como para resultar una experiencia propia sin necesidad de caer en remarcadas influencias.
Volvemos al pequeño planeta
Volver a 'Deiland' supone, por lo tanto, volver al pequeño planeta. Y es que esta 'Pocket Planet Edition' no trae nada nuevo consigo más que la oportunidad de jugar a este pequeño título o descubrirlo en la plataforma de Nintendo. Una ventaja más que considerable, especialmente si no lo habéis jugado todavía.
Por lo tanto, es hora de volver a ponerse en la piel de Arco, un pequeño chico de 10 años que vive a solas en el diminuto planeta y se encarga de su gestión, sobreviviendo y subsistiendo con los productos que recoge de sus cultivos y estanques. Una vida tranquila y apacible —aunque alejada de cualquier resquicio de sociabilidad— que cambia cuando recibe la visita de Mûn, una joven piloto espacial.
Un pequeño cambio que se convierte también en parte del nucleo del título del estudio español, ya que abrirá las puertas a que otros personajes, tan variopintos como es posible, vayan apareciendo en Deiland, dando nuevas posibilidades a su narrativa pero también aumentando nuestras opciones en términos jugables. Es, sin duda, su punto más interesante, y también el más funcional.
Y es que la llegada de estos personajes —con la adición, en esta nueva versión, de poder ver a estos personajes llegar al propio planeta y no solo en su momento de interacción— supondrá un constante punto de inflexión en el juego, ofreciendo diferentes puntos de vista por cada nuevo avatar y ayudándonos a ocupar un tiempo que sin su ayuda puede acabar resultando especialmente monótono con toda una ristra de misiones que cumplir y encargos que realizar.
Por supuesto, el aliciente no es simplemente ayudar a estos personajes a solucionar sus problemas sino que, como ya vimos también en el desarrollo de 'Summer in Mara', toda ayuda que ofrezcamos tendrá su propia recompensa, incluyendo algunas tan interesantes como nuevas herramientas o recetas de cocina que podremos usar libremente una vez hayamos aprendido — siempre y cuando contemos con los materiales necesarios, por supuesto. Algo que, además, se encuentra fuertemente relacionado con el carisma de cada uno de ellos y como lo muestran en sus diálogos e interacciones. No solo con Arco, que consigue mantener su protagonismo a lo largo de la breve obra, sino también entre ellos mismos. Es un valor tierno e importante que una obra de carácter tan personal tenga interacciones tan valiosas.
Un remanso de calma
Como decíamos, 'Deiland' es una obra que bebe de la simulación y la gestión y, por lo tanto, el 90% de la aventura la viviremos cuidando del pequeño planeta. Una cuestión que abraza los ideales ya citados pero que, en ocasiones, también puede resultar demasiado reiterativo. Los días pasan demasiado rápido y las tareas se repiten una y otra vez sin ofrecer nada demasiado nuevo, por lo que es un título que —incluso más con este nuevo formato— se disfruta más y mejor en espacios de tiempo breves.
Con todo, contar con Mûn también nos ofrece poder viajar a otros planetas y aunque las localizaciones disponibles son escasas, es una soplo de aire fresco que aporta cierto dinamismo al título y que, una vez más, nos ofrece ciertas mejoras para nuestro propio planeta. Un concepto que introduce el combate y que, por desgracia, se siente poco cuidado. Incluso con diferentes variaciones de las que hacer uso no puede evitar sentirse torpe y, quizás innecesario. La calma que transpira el título no necesita del combate para funcionar.
Y es que el espacio más orientado al RPG no acaba de funcionar en 'Deiland' e, insistimos, acaba ganando muchos puntos en sus sistemas de gestión y simulación y perdiendo fuelle en el momento en que tenemos que ocuparnos de potenciar nuestras estadísticas. Un factor que denota la inexperiencia del equipo pero que también ofrece cierta sensación de descubrimiento del estudio a través de su trabajo. Un pequeño tropiezo con el que hay que lidiar para disfrutar de una obra que, con todo, se siente siempre original y fiel a sí misma. Casi mágica.
Pequeña pero satisfactoria
Han pasado los años y volver a 'Deiland' en Nintendo Switch no ha supuesto ningún cambio más allá de esos pequeños arreglos que el estudio valenciano ha incluido con el tiempo. Como decíamos, 'Pocket Planet' no es una versión mejorada, sino una nueva oportunidad de introducirse en sus líneas. Unas que incluso casan más con el aire que transmite la obra en todo momento, con la posibilidad de jugarlo en la portátil y aprovechando todo el potencial de esa calma que respira 'Deiland'.
Tiene sus errores y se nota la inexperiencia, pero también partimos de una experiencia tierna y joven, con un importante cariño en su desarrollo y en sus pequeños detalles. Apenas hemos encontrado errores y nunca lo suficientemente notables como para entorpercer la experiencia y aunque su interfaz pueda resultar poco práctica en algunos momentos y su factor RPG no brille con toda la luz posible, no debemos olvidar que 'Deiland' es una obra breve, de no más de diez o quince horas, y que todos sus sistemas son un apoyo a su desarrollo.
Por mucho que sus influencias apunten a la gestión de granja y recursos y el RPG asome la cabeza en sus líneas, estos no dejan de ser añadidos que nos acompañan a lo largo de una historia con mucho carisma y una ternura entrañable. Siempre es un buen día para volver a ella.