Con tanto juegos exitosos y triple A en el mercado, a veces es difícil enfrentarse al análisis de un juego indie que, a primera vista, puede chocar debido a unas imágenes y texturas que podrían haber sacado de épocas previas de nuestras nostálgicas SNES o Mega Drive. Es por eso que a veces nos perdemos verdaderas joyas simplemente porque, en el contexto actual, quedan sepultadas por los títulos de grandes presupuestos y equipos con centenares de programadores y diseñadores detrás. 'Defender's Quest: Valley of the Forgotten' resulta, a mi opinión, uno de estos casos. No hubiera sido un juego que, incluso estando en oferta en Steam -aprovechando que ha sido traducido a castellano hace pooc- hubiera comprado tras haber visto su tráiler. No ayudaba ni lo que veía, ni lo que leía sobre su planteamiento: un rpg clásico -con su historia y desarrollo de personajes- que sustituía los combates por turnos por el ya clásico Tower Defense.
Pero he de reconocer que me equivoqué al juzgarlo simplemente porque he pasado las últimas semanas con algunos juegos de más renombre y es que, tras leer un poco más sobre Level Up Labs y su creador, me sorprendió muchísimo no solo la nota que recibía de los distintos críticos si no que, por lo que se ve, el padre de esta criaturita indie está colaborando en el Project Phoenix junto a Nobuo Uematsu. Entonces me pregunté, ¿Qué tiene este juego? Y comencé a jugarlo. Y no me arrepiento.
Pero lo primero es lo primero. 'Defender's Quest' es, ante todo, un Tower Defense. Utiliza la mecánica de estos para desarrollar el avance del juego y es en este donde se centra toda su jugabilidad. Pero, y para destacar sobre sus competidores, le dieron una vuelta de tuerca y lo convirtieron en un RPG. Se eliminan los elementos estáticos del mapa para situar a los personajes como armas de asedio y estos no solo se desarrollan a nivel de estadísticas si no que, junto al paso de la historia, estos maduran como entes individuales. Deciden dotar de historia a un género que, hasta ahora, había sobrevivido sin una trama de fondo más que la de masacrar hordas de enemigos. ¡Y oye, eso es divertido también! Pero todo hay que decirlo, acertaron con esta mezcla.
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La historia
Conseguir crear una historia convincente para un juego de este género puede ser difícil. Pero, sin complicarse demasiado, lograron los elementos necesarios para que el asesinato de huestes de enemigos pudiera encajar. Es sólido. No es compleja, pero no deja de ser suficiente para poder narrar la vida de los protagonistas. Así, comenzamos la aventura despertando en la Fosa, donde nos abandonaron creyéndonos muertos. Todos ellos viven en una tierra devastada por una terrible plaga que convierte a los seres vivos en unas bestias terribles que cazan -como si de zombies se trataran- bajo el liderazgo de un poderoso ser que los controla como una colmena. Utilizando la capacidad de viajar a un plano intermedio entre el mundo de los vivos y el más allá -los niveles Tower Defense- los protagonistas son capaces de combatir y eliminar a estas temibles criaturas que, luchando de otro modo, serían inmortales. Fuera de los combates, eso sí, sigues moviéndote y avanzando por el juego como cualquier otro rpg y así es como, entre escaramuza y escaramuza, vamos avanzando en esta trama de fantasía épica.
Jugabilidad
Obviamente, una historia decente no es suficiente para que, per se, un juego pueda ser catalogado como bueno. La jugabilidad y la posibilidad del jugador de intervenir en el desarrollo de esta importa e influye. Teniendo en cuenta que en otros puntos como la música y los gráficos -que notan una ligera falta de madurez al ser un juego de tan bajo presupuesto- la jugabilidad iba a ser determinante en su éxito. Y lo es. Lo primero de todo, y el punto más positivo dentro de este campo: el desarrollo de los personajes.
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Como cualquier RPG clásico, nuestros personajes irán ganando experiencia que les hará subir de niveles y que, dentro de los seis arquetipos que tenemos disponibles en nuestro equipo, hará desarrollar sus habilidades a través de árboles de habilidades y del tedioso sistema de mejora de equipo. Esto convierte la especialización de los personajes en un punto muy importante a la hora de montar nuestra propia estrategia: ¿qué es lo que queremos que haga el personaje mejor y qué es lo que vamos a relegar para otros?. El modo de juego de cada jugador influirá mucho a la hora de tomar unas decisiones u otras y, llegados a cierto punto, estas decisiones podrán costarnos más de un sufrimiento si no hemos sido lo suficientemente inteligentes. Y es que la dificultad del juego se aprovechará de esto para ir elevándose a cada pantalla que superemos para que tengamos que pensar más y mejor cada vez. De todos modos, por suerte, podremos rejugar cualquier nivel ya superado aumentado su dificultad para, no solo como reto personal, obtener mejores recompensas que nos ayuden a superar aquellos niveles en los que nos atasquemos. Y sí. El juego puede volverse bastante difícil. Aunque por suerte tendremos un control total sobre la velocidad del juego, pues se nos permitirá reducir y aumentar esta o, incluso, pausarla. Así podremos tomarnos el tiempo necesario para poder decidir nuestro siguiente movimiento.
Longitud del juego
30 escenarios que, con su posibilidad a ser rejugados entre sus cuatro niveles de dificultad, y la existencia de una nueva partida+ que nos permitirá volver a revivir todo el juego con todo lo que obtuvimos al acabar la partida nos da para pasar suficientes horas jugando a este título. Que sí, en realidad con apenas 5-6 horas puedes pasarte el juego en Normal, pero si te gusta el género... tienes que probar aumentando la dificultad al menos un nivel. Aunque no es frustrante al máximo, ofrece un reto mucho más interesante en este juego que ha sabido jugar muy bien las cartas de los Tower Defense para convertirse en un éxito. Y así, podría llegar a durar entre las 12 y 20 horas. Nada mal para un título que, en realidad, podría llegar a costarnos menos de 5 euros si sabemos donde buscar.
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En global
'Defender's Quest' es un juego indie. Eso no se lo podemos quitar. Tiene sus taras y puede que visualmente no sea para nada atractivo, de hecho es lo que, destacablemente, es lo peor del título en realidad. Pero todo lo demás lo hace un juego increiblemente bueno y que, sobre todo para los amantes del género, lo convierten en una joya infravalorada. Su banda sonora, de estética retro, me hizo sonreir más de una vez con sus ritmos pegadizos. Y la variedad en la personalización y la posibilidad de rejugar una y otra vez los niveles con aquella mecánica que ha sabido innovar lo suficiente en el género lo hacen muy entretenido. Quizás su mayor problema, a pesar de lo divertido que resulta jugarlo, es la poca variedad de mapas y enemigos. Algo normal por otro lado debido al escenario de desarrollo que le sigue de fondo: la escena independiente de bajo presupuesto. Pero con un poco de lustre podría convertirse en un juego genial que, si han aprendido de este, convertirán a su secuela en un éxito inmediato.