El 14 de Diciembre 2017 | 15:11
Cualquiera diría que Playtonic Games es uno de esos estudios que usan el nombre de un estudio antaño legendario como reclamo para vender sus nuevos productos, pero que en realidad tan solo cuenta con los responsables de repartir el café en aquellas oficinas en las que se fabricaba magia décadas atrás. O al menos esa es la sensación que sin duda deja 'Yooka-Laylee' cuando le dedicas unas horas. Sin embargo son nombres como los de Steve Mayles, Chris Sutherland y Gavin Price los que están en los créditos de este sonado proyecto financiado en una campaña de Kickstarter que consiguió amontonar más de dos millones de libras en junio de 2015.
Anclados en el pasado
Los nombres anteriormente mencionados (junto a otros tantos) pertenecen a los padres de leyendas entre el género de las plataformas como 'Donkey Kong Country' y 'Banjo-Kazooie', así como de obras quizás menos reconocidas pero igual de interesantes como 'Viva Piñata' y 'Kameo: Elements of Power', dos exclusivos de Xbox de los que sentirse orgullosos. Por tanto no es la falta de veteranía o de conocimientos lo que hace de 'Yooka-Laylee' un juego flácido, que palidece en cualquier intento de ir más allá de la nostalgia y aportar algo nuevo a las pltaformas tridimensionales en pleno 2017, con ofertas en el mercado de la talla de 'Super Mario Odyssey', el último 'Ratchet & Clank' o incluso, ojo, 'A Hat in Time'. Sin ser los dos últimos ejemplos precisamente revolucionarios, si que se sienten mucho más interesantes que 'Yooka-Laylee' cuando se piensa en el amante de los saltos, las plataformas móviles y los entornos coloridos.
El primer trabajo de Playtonic Games empieza con el capítulo del libro "Plataformas 101", colocar un objeto importante que se fragmenta por las acciones de un villano principal y poner a los protagonistas en este caso tras las piezas desperdigadas por distintas fases estancas con sus propias mecánicas de exploración a través del desbloqueo de habilidades que a su vez se consiguen recogiendo la moneda de turno (plumas en este caso). Hasta aquí sabíamos a lo que veníamos, cero quejas, la innovación en este campo ni está ni se le espera.
Pronto empezamos a hacernos con la nueva pareja de animales formada por Yooka, un camaleón bípedo bien humorado y Laylee, un murciélago hembra que aprovecha sus alas para planear y usa vuelos cortos para extender los ataques de su verdoso compañero. A medida que empezamos a dominar el paso y las físicas de estos dos comenzamos a movernos con soltura por los niveles. Con la consecución de nuevos movimientos la movilidad mejora y empezamos a poder planear, caminar bajo el agua y rodar para ganar velocidad y superar cuestas empinadas, entre otras muchas cosas. A pesar de que el número de habilidades a desbloquear no es necesariamente escasos y el diseño de las mismas aporta variedad al juego, se me antojan realmente arcaicas tras haber jugado hace escasos días con 'A Hat in Time' debido a su estreno en consolas. Considero pertinente la aclaración y la comparación ya que puede surgir la sed de plataformas 3D y en no pocos aspectos es mejor el trabajo de Gears for Breakfast, siendo la movilidad y la navegación por los escenarios el más notable.
Hay un detalle realmente interesante en la progresión de 'Yooka-Laylee' que no conviene pasar por alto. Los coleccionables que nos hacen desbloquear nuevas zonas son páginas de un gran libro cuya obtención sirve como fin último del juego. A medida que obtenemos estas páginas se nos plantean dos opciones, usarlas para ampliar el tamaño de los mundos que ya conocemos abriendo nuevas zonas o desbloquear nuevos mundos. Considero muy acertada esta posibilidad para personalizar un poco más la experiencia de juego y que cada tipo de jugador decida si quiere pasar un rato ameno acabando el juego sin demasiadas complicaciones y sin miedo de haberse dejado algo por el camino o si bien le apetece completar cada rincón del mismo.
El caso es que 'Yooka-Laylee' no es en ningún momento un juego malo. Jugando uno se lo pasa bien, los distintos mundos gozan de los ambientes característicos: selváticos, nevados, industriales, etc... los movimientos del dúo protagonista son un collage de mecánicas que llevan muchos años entre nosotros, los muchos coleccionables se encuentran ocultos de formas más o menos ingeniosas y los rompecabezas brillan algo más que los insulsos combates en los que de vez en cuando nos veremos inmersos, bien sea contra grupos de masillas o con jefes finales que no gozan de la inspiración que nos gustaría, pero que tampoco son tan nefastos que hacen que queramos saltarlos por puro hastío.
Cuanto más escribo más claro me está quedando que no estoy dejando claro que 'Yooka-Laylee' es un juego agradable. Es un plataformas que disfrutarás si sabes a lo que vas, pero también uno que al final del día sentirás como algo que te puede haber transportado a los 90 si en esa época estabas ya con esto, pero que no te ha enseñado nada nuevo. No fracasa esta obra en recrear algunas de las sensaciones de aquellos clásicos, pero sí en ir un paso más allá, algo que sin duda necesita hacer. Tras jugar a 'Yooka-Laylee' lo único que siento es que echo de menos un nuevo 'Kameo', que no es precisamente uno de esos "clásicos" que se usaban como reclamo a la hora de presentar esta nueva licencia.
Con motivo del lanzamiento del juego en Nintendo Switch han llegado algunas mejoras globales que también se aplican a otras versiones mediante sus respectivos parches. Entre ellas se encuentra la posibilidad de echar un vistazo a todos los movimientos desbloqueados y los botones que se usan para ejecutarlos, indicaciones que señalan el camino para acceder a cada mundo en el núcleo y la bendita opción de cámara manual que no soluciona por completo los graves problemas de cámara que el juego lleva meses arrastrando, pero que sin duda los suaviza notablemente.
En mis horas de juego debo añadir que he tenido cero problemas con el juego en los modos sobremesa y portátil, donde se ve bastante bien (aunque técnicamente no es ningún portento) y no hay problemas con la tasa de fotogramas por segundo. Eso sí, por lo que más queráis, cambiad la cámara estándar, porque no recordaba unos dolores de cabeza (literales) tan severos desde que jugué al 'Goldeneye 007' de Nintendo 64.
Esta versión cuenta con la posibilidad de jugar a los minijuegos con un JoyCon por jugador y si bien es una opción que se agradece y que ha sido pulida junto al control en general para adaptarse al sistema, palidecen estas pequeñas pruebas competitivas por ser muy parcas en diseño, así que serán una opción a la que recurramos si nos encontramos con el juego instalado y ninguna alternativa de las muchas que ofrece Switch para compartir un JoyCon con amigos o familiares, más que algo que querremos enseñar a la primera oportunidad.
Conclusiones
La sensación que me queda cuando tengo que valorar 'Yooka-Laylee' en conjunto es que no es un juego que desaconsejaría, pero sí uno que aconsejaría bajo circunstancias demasiado concretas, como que no se tenga acceso a otros compañeros de género modernos (o clásicos) de mayor empaque y personalidad o que se vaya a comprar para los pequeños de la casa, quienes sin duda disfrutarán de los adorables personajes de Steve Mayles tanto como disfrutaron generaciones pasadas.
Se echa en falta un golpe de efecto en el género de la mano de quienes un día lo alimentaron con algunos de los productos más memorables de la historia del medio. Se siente en todo momento que lo que podría haber sido uno de los referentes modernos se ha quedado en una oportunidad perdida. Aún así, tenéis aquí un plataformas de los de mundos con secretos que currarse, personajes secundarios con su punto de humor blanco, metareferencias y alguna autocrítica velada. Un título que en Nintendo Switch luce especialmente tentador si se ha superado el contenido de máximo exponente de la consola en el género y se ha quedado uno con ganas de más. Dejad, eso sí, un tiempo prudencial entre ambos porque las comparaciones pueden ser perjudiciales depende de para quién.
Lo mejor:
- Es ameno de completar y resultado divertido.
- Cuenta con alguna idea suelta que le da chispa.
- Los personajes de Mayles son adorables.
- Las referencias al pasado pueden sacar algunas sonrisas treintañeras.
Lo peor:
- Deja demasiada responsabilidad a la pura nostalgia.
- Los minijuegos y los jefes finales son decepcionantes.
- La cámara estándar es horrorosa y la manual no es perfecta tampoco.