Al hablar de estrategia podemos siempre poner varios niveles. Está la sencilla que podemos en encontrar en juegos de gestión más o menos simple, como 'Surviving Mars'. Luego podemos escalar un poco y hablar de juegos de estrategia importantes, como 'Civilization' o 'SimCity'. Y por último, podemos ascender a la cima del Olimpo de los juegos de estrategia y hablar de la saga 'Total War'.
Aquí es donde nos encontramos ahora mismo, en 'Total War: Three Kingdoms'. En ese punto donde la suerte no existe (o aparece esporádicamente) y donde hay que tener en cuenta tantas cosas que un simple turno puede representar horas en la vida real.
Esto es 'Total War' y, por extensión, esto es 'Total War: Three Kingdoms'. Un juego en el que tendremos que mirarlo absolutamente todo para poder salir victorioso de los escenarios más complicados e impredecibles. Porque no siempre se gana solo teniendo más soldados. Un imperio puede caer si no desarrollamos bien nuestros recursos.
Un escenario muy conflictivo
Como siempre que nos ponemos en las manos de un juego de la saga, en esta ocasión nos vamos a encontrar en una China muy revuelta. Levantamientos, guerras, conspiraciones... todo lo que os podáis imaginar, y más, pasan por delante de nuestros ojos nada más empezar.
Nuestra misión será llevar la campaña hasta una unificación total y la eliminación de los enemigos que amenazan con destruir a nuestras familias y legados.
Para ello, Creative Assembly nos pone en nuestras manos un montón de herramientas que son la delicia para los experimentados y la mayor pesadilla para un iniciado. Incluso aún poniéndolo todo en modo fácil.
Nos pondremos al frente de una facción con la que tendremos que ir conquistando territorios, haciendo aliazas, manteniendo ejércitos, forjando matrimonios y evitando conspiraciones palaciegas, entre otras cosas.
La gozada para todo aquel que disfrute con los detalles está en que cada elemento del juego se conecta directamente con otros muchos. Lo que ocurra en una ciudad o en una unidad repercute (y mucho) con lo que ocurre en el otro lado del imperio. Y este es uno de los grandes errores que comenten (cometemos) los más novatos de la saga: pensar que cada cosa va por su lado.
Una mala negociación, atacar a alguien a quien deberíamos proteger, no ayudar al pueblo o no mantener bien a los consejeros puede acabar en guerra civil. Por no hablar si morimos antes de tiempo sin herederos...
La diplomacia, la gran ¿aliada?
Este 'Total War: Three Kingdoms' introduce un elemento que, aunque ha estado siempre presente, se ha renovado por mucho en esta entrega. Hablamos de la diplomacia.
Hasta ahora, el distema de negociación, sin ser pobre, sí que lastraba un poco de engorro. Sin embargo ahora es todo mucho más fluido e intuitivo. Bueno, intuitivo dentro de lo que es 'Total War', claro está.
La diplomacia no solo se basa en ser amigos o enemigos o en llevarnos bien o mal. Poniendo un ejemplo, este sería el caso de 'Civilization'. Pero estamos en otro nivel, en otro escalón. Eso es una nimiedad comparado con lo que nos espera ya que en 'Total War' tendremos muchas, pero que muchas capas de negociaciones.
Podremos establecer alianzas, facciones, tratados, casamientos, vasallajes, liderazgos, contratos y un largo etcétera que os pueden dejar patidifusos si es la primera vez que miráis esta saga. Cada uno de ellos tendrá su nivel de obligación y de aceptación. Y cada uno de ellos tendrá sus repercusiones.
El sistema de honor y de credibilidad es muy importante en 'Total War: Three Kingdoms'. Más si cabe que en otros de la saga ya que hablamos de una cultura donde este elemento es clave. Traicionar una alianza puede hacer que no nos miren con buenos ojos en el futuro, pero también que nuestras tropas renieguen de nosotros.
Podremos establecer intercambios a cambio de créditos a pagar turno a turno, intercambiar aliados, conocimientos o incluso hijos. Y es que casar a nuestros pequeños engendros está muy pero que muy bien visto entre nuestros posibles aliados.
Ahora tendremos lo que se llama también un "tratado rápido". Se trata de pequeñas negociaciones que no entran en detalle y nos permiten acceder a recursos o peticiones de una forma sencilla. No siempre son las mejores pero muchas veces nos ayudarán a tirar hacia adelante sin tener que meternos en el inmenso fangal que son las relaciones diplomáticas.
Porque sí, queridos lectores. En 'Total War' más que en ningún otro sitio, es imposible contentar a todos. Y no podremos ser aliados (o amiguetes) de todos. Más que nada porque no todos se llevan bien, y si estamos en una alianza, hay que votar para poder sacar adelante determinadas propuestas.
Me cansa solo de pensarlo, pero desde luego es una verdadera gozada ver la profundidad a la que se puede llegar solo con la IA.
A gestionar y a luchar
Los demás puntos de 'Total War: Three Kingdoms' son más parecidos a los anteriores que la diplomacia. Como hemos dicho, es ahí donde encontraremos el gran avance en esta entrega de la saga. Pero desde luego, los otros apartados no se quedan atrás.
Mientras nos dedicamos a lidiar políticamente con nuestros adversarios o aliados, tendremos que estar muy pendientes de lo que pasa también en nuestras tierras. Habrá que desarrollar los asentamientos, tanto los de las ciudades como los que nos proporcionan recursos. Y esto es importante porque no solo el oro hará que nuestas tropas salgan adelante. La comida es muy importante.
Deberemos controlar la producción, la población, los recursos, el dinero y nuestras tropas. Más o menos podríamos resumir nuestra gestión en ese (y me quedo muy corto).
Para todo lo que no sean las batallas, dispondremos de un mapa táctico muy detallado y que nos dará toda la información que necesitamos. Sí que es cierto que al principio puede ser un poco engorroso entender cómo va todo. Pero tendremos nuestro botón de ayuda que nos sacará de más de un atolladero.
Mira bien todo lo que hay porque por suerte, todo el texto y todas las voces del juego están en castellano. Y eso es una gran ventaja a la hora de entender los pequeños detalles que pueden hacer que todo cambie.Y es que a la gente no se le contenta con dinero o comida. Habrá que seguir un código ético, demostrar que nos preocupamos por ellos y saber imponernos a los demás. Bueno, todo eso y también tendremos que intentar que nuestro general no muera, porque si no la guerra de sucesión puede ser bastante chunga y destructuva para nosotros.
El honor, los asesores, los tratados que hagamos y las políticas interiores que hagamos para desarrollar nuestro pequeño reinado serán fundamentales para que todo vaya bien y esté equilibrado. De nosotros será la decisión de si queremos, por ejemplo, dejar la producción para centrarnos en el comercio y conseguir víveres a través de negocios.
De la misma forma, la gestión de las batallas es de lo más importante y preciso que nos podremos echar a la cara. Sí que es cierto que podremos decidir que sean nuestros generales los que combatan. Pero si sois amantes de la estrategia de guerra, este es vuestro momento álgido.
Cada tropa, cada unidad, cada personita que veamos en el mapa tiene sus atributos y características. Y cada una funciona por su cuenta. Esto hace que la batalla pueda tirar por derroteros que no nos esperábamos. Una mala decisión o una mala combinación puede hacer que todo se vaya al garete.
Así que léelo todo bien. Míralo con atención. Y sobre todo, no hagas como 'Juego de Tronos' y desperdicies una oportunidad de oro haciendo el gamba. ¡Ah! Y tampoco te pienses que los generales son inmortales. Son una unidad individual más, y aunque ganan honor enfrentándose a líderes de otros ejércitos en combates singulares, pueden caer fácilmente.
Un apartado técnico espectacular
Para disfrutar al cien por cien del apartado técnico de 'Total War: Three Kingdoms' hay que tener un buen ordenador. No os puedo engañar en este sentido. Sí que es cierto que podemos jugar con uno de gama media sin problemas, pero los gráficos se resentirán.
Como he dicho anteriormente, cada unidad es individual y se mueve por sí sola, lo que hace que cuando las batallas son enormes la cosa se vuelva un poco inestable.
El mapa general, el táctico, también es realmente espectacular a pleno rendimiento. Contiene muchos detalles que afectarán, no solo a nuestro amor por lo bonito, sino también al cómo se desarrollan las batallas y cómo explotamos el terreno.
Por su parte, la banda sonora es una verdadera delicia. Nos mete de lleno en el juego y muy pocas veces desentona. Cosa que, por desgracia, sí que hace bastantes veces la narradora. Es muy maja y desde luego tiene una voz que le pega al juego. Pero a veces habla demasiado. Y mira que me gusta cómo hablan los personajes. Eso sí, cuando se ponen a charlar en chino da la sensación de que eres el amigo nuevo del grupo que no sabe en qué jerga hablan los demás.
Por suerte la traducción está tan cuidada como todo lo demás y los diálogos, las recomendaciones y las explicaciones son algo que merece disfrutar con tranquilidad. Como todo el juego en sí.
Conclusiones del análisis de 'Total War: Three Kingdoms'
He intentado expresar en el análisis lo que he disfrutado (y sigo disfrutando) con el juego. Es complicado como ninguno, pero es algo a lo que los amigos de SEGA no tienen acostumbrados. Si no, que se lo pregunten a 'Football Manager', el otro que está a un nivel por encima de cualquier simulador de fúbtol.
La saga 'Total War' es compleja. Mucho. Y es aquí donde radica tanto su punto más fuerte como el más débil.
Si eres un jugador al que le gustan los retos y la complejidad, no sé a qué esperas para probarla. Si, por el contrario, buscas algo que sea complejo aunque no tanto, tira más por 'Civilization' o juegos de ese estilo.
Y si eres novato y no sabes lo que quieres, dale un tiento. Este 'Total War' incluye una campaña muy entretenida y un multi que es una gozada. Y si vas poco a poco, no tardarás en entender los entresijos del juego.
Una recomendación, si me la permitís. Poneros la banda sonora de Juego de Tronos cuando hagáis alguna batalla épica. Gana muchos enteros.