El 10 de Septiembre 2019 | 13:00
Recientemente la editora y distribuidora Perfect World Entertainment ha decidido volver a poner de actualidad 'Torchlight II', la secuela del ARPG de Runic Games estrenado en 2009, sucedida por este juego que llega ahora a Nintendo Switch, PS4 y Xbox One y que originalmente se estrenó en ordenadores en 2012.
El mercado que se encuentra 'Torchlight II' es muy distinto al que teníamos hace siete años y donde consiguió plantarle cara al rey del género en aquel momento, 'Diablo III', puede que más por demérito de Blizzard Entertainment que por mérito de los responsables de esta saga claramente inspirada en la icónica licencia. Aunque eso sí, méritos nunca han faltado en Runic Games y pocos podrán negar que 'Torchlight' es ya una saga inherente a la historia del ARPG.
Ahora muchos podrían coincidir en que la corona pertenece a la franquicia 'Destiny' y si no queremos irnos tan lejos dentro de la escuela de 'Diablo' quizás esté en mejor posición el gratuito y abrumador 'Path of Exile' que la ya añeja tercera entrega principal de la franquicia de Blizzard.
Miles de enemigos, pero tú a tu ritmo
¿Qué ofrece entonces 'Torchlight II' a día de hoy? Pues una sencillez en su planteamiento y en sus mecánicas que se agradecen entre lanzamientos de cientos de horas de duración. Y no nos engañemos, aquí se puede ver una porción importante de vida si nos sumergimos a completar el 100%, a potenciar nuestra clase favorita al máximo y a dar caza a las armaduras y armas legendarias de turno, pero la partida estándar a 'Torchlight II' nos supondrá muchos menos dolores de cabeza que la de cualquier otro competidor actual.
Aquí comenzamos la aventura escogiendo una de las cuatro clases disponibles. Durante varias decenas de horas vamos a estar limitados al tipo de arma que sea afín a las habilidades que la clase elegida puede ir aprendiendo y mejorando. Esto, de entrada, es una limitación importante porque no hay tantísimas habilidades por clase y puede acabar resultando un poco monótono recurrir siempre a las mismas porque la flexibilidad de cada clase es nula. Al mismo tiempo esto puede resultar un factor positivo para quienes no disfruten de enrevesados árboles de habilidad y de tener que consultar guías para saber que configuración es más óptima para cada clase.
Una partida en dificultad normal puede transcurrir con suma normalidad y no requerir del jugador entender prácticamente ninguna de las mecánicas más profundas del juego. No hará falta engarzar gemas determinadas en según que armas y piezas de armadura para avanzar sin problemas, bastará con ir completando cada misión que se nos presente para subir de nivel y mantenernos siempre en un equilibrio decente para que el combate no sea ni muy fácil ni muy difícil.
Si decidimos optar por las dificultades más elevadas o incluso por empezar una Nueva Partida+ sí que deberemos medir mucho mejor cada paso, elegir qué armas nos quedamos, cuáles potenciamos, qué combinación de habilidades nos funciona menor en combate. Respecto a esto último, la obtención y mejora de habilidades, conviene ir con mucha cabeza a la hora de gastar puntos de habilidad. Subir de nivel es relativamente complicado a medida que avanza la aventura y no exista la posibilidad de reiniciar los puntos de habilidad para ir probando configuraciones.
Caos controlado
A la hora de explorar el mundo de 'Torchlight II' también resulta de agradecer que la generación procedimental de niveles esté limitada hasta cierto punto. En dos partidas diferentes no encontraremos que un mismo nivel tiene la misma estructura, pero sí que se mantendrá la configuración de ese nivel en nuestra misma partida. Es más, si eliminamos a todos los enemigos del área no volverán a aparecer en todo el juego. Esto resulta especialmente satisfactorio si se disfruta de una sensación de progresión muy visible, algo que ofrece la erradicación de enemigos de una forma total sin posibilidad de que reaparezcan.
Que los enemigos aparezcan una única vez por partida genera un pequeño problema, volver a una zona repetidas veces para subir varios niveles antes de enfrentarnos a un desafío nuevo se torna imposible. Aquí entra el juego el multijugador cooperativo, que nos permite visitar los mundos de otros jugadores y potenciar a nuestro personaje, completar misiones, obtener equipo e intercambiar todo tipo de bienes.
El cooperativo era una herramienta especialmente útil en PC, donde el juego contaba con una comunidad masiva en sus primeros años de vida. La primeras semanas del lanzamiento en consolas también resulta muy fácil encontrar a jugadores con los que compartir unas horas de juego e incluso podemos jugar con amigos. Cómo responderá esta comunidad con el paso del tiempo es algo que resulta difícil de saber, pero no tenemos esperanzas que de que se mantenga activa durante mucho tiempo.
Esta adaptación de 'Torchlight II' para consolas no está exenta de problemas y en nuestra partida principal en la versión de PS4 nos hemos encontrado con algunos leves y otros bastante preocupantes.
Si bien el juego funciona realmente fluido la mayor parte del tiempo, cuando se juntan un par de decenas de enemigos en pantalla y comenzamos a desatar nuestros ataques se resiente considerablemente la estabilidad. Es especialmente acuciante en cooperativo, claro.
Otro de los problemas que hemos encontrado, y que no sabemos determinar si se trata de un bug o de la acción de tramposos, es que al unirnos a la partida de un jugador en línea y eliminar a un enemigo en su mundo subimos repentinamente al nivel máximo del juego sin que pudiéramos hacer nada para revertir la situación. Esto os puede fastidiar por completo una partida si queríais progresar de forma normal y habéis dedicado muchas horas a ese esfuerzo. No es el peor de los problemas porque se puede seguir jugando y hay desafío suficiente más allá de este nivel 100 si de verdad queremos experimentar 'Torchlight II' al máximo, pero no deja de ser un error que hemos contemplado y que no está ni mucho menos solo si nos damos un paseo por los principales foros para ver qué han sufrido otros jugadores que han visto como sus personajes consiguen oro a un ritmo abrumador mientras que se quedan estancados en niveles bajos sin poder progresar.
Conclusiones
No faltan razones a día de hoy para volver a 'Torchlight II', aunque quizás sí para hacerlo con estas nuevas versiones para consolas. El juego no ha sufrido ningún tipo de mejora visual, no se han solucionado algunos problemas que ya existían en PC en 2012, no contamos con soporte para mods y la comunidad corre peligro de apagarse pronto.
A pesar de lo dicho si no se puede acceder al juego mediante la versión de PC (a día de hoy resulta muy fácil jugarla dada su optimización y sus escasos requisitos técnicos) sí que existen algunas razones para hacerse con una de las versiones recién lanzadas. El control con mando es una pasada, como siempre pasa en este género tan concreto, las horas de juego y la diversión en cooperativo son dos valores seguros. Además, por último pero no menos importante, adquirir 'Torchlight II' si nunca se ha jugado a la saga es una forma perfecta de conocer el talento que había en Runic Games, estudio que cerró sus puertas en 2017 por no poder encontrar viabilidad económica (aunque esto no evita que esté en marcha una tercera entrega de esta licencia con muy buena pinta). En su día este estudió dio esperanzas a miles de jugadores desencantados con un 'Diablo III' insuficiente y lo hicieron con algo que era mucho más que una copia de su principal inspiración.
Lo mejor:
- El encanto del juego sigue intacto.
- Es sumamente adictivo.
- Su sencillez se agradece especialmente hoy en día.
Lo peor:
- Problemas técnicos importantes.
- Progresión rota desde el primer día por los tramposos.
- Visualmente no se ha mejorado ni un poco.