Hace unos días visité a alguien que tenía puesto en la televisión el 24 horas de Gran Hermano, justo en el momento en el que una de las concursantes iba en bikini se echaba crema por todo el cuerpo y durante mucho más tiempo de lo esperable lo único que había en emisión eran unos primeros planos verdaderamente vergonzosos de dicha concursante. En el videojuego 'The Crush House' de Nerial y Devolver Digital una de las concursantes te pide que durante un día entero grabes el programa sin enfocar los culos de los miembros de la casa. Es una de las misiones más difíciles del juego y desde luego es intencionado.
EL OJO QUE TODO LO VE
Lo anterior es solo una muestra de lo fino que ha hilado Nerial para representar en 'The Crush House' lo que son los programas de telerrealidad. Al jugador nos ponen en primer plano, pues interpretaremos el papel de Jae, la productora del programa, teniendo que grabar todo lo que pasa en la casa cumpliendo los más retorcidos deseos de los espectadores.
El juego podría limitarse a ser un simulador superficial de cámara dentro de un reality show y ya sería una experiencia bastante desagradable por lo que este fenómeno de las televisiones de medio mundo supone, pero huelga decir que la cosa no acaba ahí y hay muchos misterios que desentrañar en las profundidades de la casa. Esto, lejos de ser un destripe de la trama del juego, es algo más que esperable de los autores de juegos como 'Card Shark' o 'Reigns', obras que brillan por sus fantásticas mecánicas, pero también por su fina escritura.
En esta nueva IP el estudio vuelve a demostrar tener talento para la originalidad. Mediante un sistema de satisfacción de los espectadores deberemos superar diversas ediciones del programa explorando la casa, conociendo los planos más efectivos para agradar a los segmentos que están viendo el programa cada día, explotando las relaciones de los participantes y colocando publicidad de forma estratégica para conseguir beneficios.
El bucle jugable puede parecerle aburrido a muchos jugadores, pues lo único que haremos durante todo el juego es levantar y bajar la cámara, no hay más. Sin embargo el desafío de conocer los mejores planos para cada segmento de espectadores, comprar nuevo atrezo para que cada día sea un poco más fácil conseguir planos efectivos, encontrar espacio para colocar la publicidad y superar las peticiones que nos harán los participantes (no sin romper las normas de la casa antes, claro); es algo que personalmente me ha resultado muy satisfactorio y no me he cansado de hacerlo en las 7-8 horas que ha durado mi partida.
La guinda del pastel son lo bien escritos que están los personajes, lo mucho que se disfrutan sus personalidades conscientemente cliché gracias a un trabajo de traducción al castellano sobresaliente y, por supuesto, la forma en la que Nerial ha querido representar los programas de telerrealidad como auténticas trituradores de carne, programas donde se sirven en bandeja un puñado de personas para que los espectadores juzguen su forma de hablar, la manera en la que se relacionan, su aspecto físico, su acento y, en definitiva, cada rincón de su ser. En esta ocasión vamos a ser la persona encargada de satisfacer los deseos de todos estos caníbales y la experiencia, aunque cómica por momentos, no está pensada para ser agradable en absoluto.
Nerial vuelve a acertar con otra obra original y en esta ocasión han ido con todo, contando con una gran campaña de marketing repleta de misterios, un blog con entrevistas a los participantes, información adicional y huevos de pascua relacionados con el juego, así como la suficiente maña para generar discusión entre los jugadores, que llevan generando teorías sobre la historia y el final desde que el juego salió a la venta.