Hay pocos mundos más sensibles dentro del mercado de los periféricos que el de los mandos licenciados. Existen aberraciones de todo tipo en este campo, pero de vez en cuando conseguimos dar con dispositivos que pueden superar incluso a los controles oficiales de nuestras consolas favoritas. Este podría ser el caso del Razer Wolverine V2 Pro, un dispositivo pensado para un público muy específico y que viene lastrado por un precio bastante prohibitivo, algo que intenta compensar con una construcción y unas características fuera de lo común.
No sacrifiques nada a la hora de competir
Este nuevo mando de la marca es uno de esos movimientos que solo en Razer entienden, porque es el sucesor directo de los mandos Razer Wolverine V2 y V2 Chroma, ambos compatibles únicamente con Xbox Series y PC, lo que hace complicado de entender que esta evolución sea exclusiva de PS5 y PC.
Y hablamos de evolución porque los dos mandos anteriormente mencionados para Xbox requerían de cable para funcionar, mientras que el Razer Wolverine V2 Pro es totalmente inalámbrico. Y no es esa la única característica nueva, porque hay ciertas tecnologías que convierten a este mando en un aliado espectacular para quienes quieren competir desde casa o llevarse el mando a torneos.
La primera de las novedades es ya un clasicazo en los periféricos Razer, porque en este mando contamos con un receptor propio que deberemos conectar a la consola o al PC para poder aprovechar la ya conocida tecnología Razer Hyperspeed con conexión inalámbrica de 2,4 GHz. Esto viene a prometer un retraso nulo en la respuesta a las pulsaciones y también pretende evitar cualquier tipo de interferencia. Si aun así no nos fiamos no hay problema, el mando cuenta detrás con dos selectores, uno para elegir si vamos a jugar en PC o PS5 y otro para cambiar entre modo inalámbrico y uso con cable, siendo este último el que más fiabilidad ofrece desde siempre.
Existiendo la posibilidad de jugar con cable, echamos en falta un bloqueo mecánico del cable que pueda evitar desconexiones por tirones accidentales, pues es algo que hemos visto en marcas dedicadas a los periféricos de competición. No es un añadido barato de incorporar, pero estamos hablando de un mando de 300 €.
Otra característica clásica de Razer es la incorporación de botones mecánicos. Este es quizás el aspecto más satisfactorio del mando, que la pulsación de los botones se sienta casi como la de un teclado mecánico o un ratón de gama alta. Resulta mucho más agradable pulsar y escuchar los botones del Wolverine V2 Pro que hacer lo propio con el mismísimo DualSense.
Y precisamente de botones no va escaso este mando, porque además de todos los básicos del DualSense, también cuenta en la parte trasera con dos palancas largas y dos botones justo encima de estas, otros dos botones adicionales en la parte superior, junto a los gatillos; y finalmente un botón configurable y multifunción entre el botón PlayStation y el botón para silenciar el micrófono.
Junto a todo lo anterior hay una configuración pensada para competir en juegos de disparos y se trata de dos bloqueos que recortan el recorrido de los gatillos R2 y L2 considerablemente para que, por ejemplo, disparemos y apuntemos más rápido. La ventaja de estos bloqueos se hace evidente a la que jugamos un par de partidas, pues intuitivamente estamos acostumbrados a hacer el recorrido casi completo de los gatillos al disparar en un FPS y ahorrarnos unas milésimas de segundos en bajar y subir el gatillo se nota mucho.
También vamos a poder intercambiar los sticks del mando, pero con ciertas limitaciones que también nos cuesta comprender. En el mando vienen dos sticks de altura normal y en la caja se incluyen recambios de mayor altura por si necesitamos mayor precisión porque jugamos con armas como rifles de francotirador. No es mal añadido, pero nos apena que el mando se limite a la competición en juegos de disparos, porque sí, la cruceta cuenta con una respuesta mecánica en las ocho direcciones bastante agradable y bien conseguida, pero no es posible hacer algo tan básico como cambiar el stick izquierdo por dicha cruceta como en tantos otros mandos. Esto facilita el acceso a la cruceta y también permite a los jugadores decidir si prefieren la disposición de sticks de los mandos de Xbox (la que tenemos en este mando) o la distribución de PlayStation con ambos sticks en paralelo.
Lo cierto es que hay ciertas carencias que de primeras pueden chocar, pero que hay que contextualizar aclarando frecuentemente que este mando está pensado para competir. Esto lo repetimos porque puede chocar que un mando de 300 € no cuente con, por ejemplo, vibración. Esta utilidad no se suele usar en torneos y molesta mucho más de lo que ayuda, por lo que aquí se ha prescindido de motores de vibración y esta no existe, ni estándar ni háptica. Del mismo modo también nos puede extrañar algo tan básico como que el mando no pueda encender la consola a distancia. Esto no es cosa de Razer, pues es PlayStation la que no permite que dispositivos de terceros enciendan la consola. Aunque esto hoy en día será raramente molesto teniendo en cuenta que la consola se puede configurar para que se encienda al encender la TV o cambiar a la fuente HDMI a la que está conectada. En caso de tener una televisión antigua puede ser molesto tener que encender la consola desde el botón frontal si solo utilizamos el Razer Wolverine V2 Pro para jugar, claro.
Quizás porque el mando está enfocado en la competición, también encontramos que la respuesta del panel táctil, que tanta importancia tiene en juegos de PS5, es bastante menos precisa que la del DualSense y en ocasiones hay que deslizar el dedo varias veces para que haga caso. Independientemente de que esta parte del mando no sea muy importante en juegos competitivos como 'Call of Duty', no costaba nada esforzarse en conseguir el nivel de precisión del DualSense teniendo en cuenta que estamos ante el mando más caro de la consola (por encima incluso del DualSense Edge). En PC sí que es más fácil sacar partido a todos los botones extra para asignarles diferentes acciones en según qué juegos, pero no es algo a lo que vayan a sacar especial partido quienes compiten.
Si pretendemos usar el mando en PS5 y PC hay que tener en cuenta que únicamente es compatible con bluetooth para conectarse a la APP de móviles donde podemos configurar perfiles del mando y los colores de su banda RGB, para jugar vamos a tener que mover el dongle inalámbrico entre dispositivos.
En consola el mando es un poco menos personalizable que en PC por motivos evidentes. Los botones adicionales no los podemos configurar en PS5 para nada que no hagan los botones básicos, es decir, no podemos asignar a una de las palancas una acción que no haga cualquier botón del DualSense, porque no son botones extra, sino réplicas de los que ya tenemos, pero en posiciones más ergonómicas que nos ofrezcan ciertas ventajas.
No podemos negar que a final de cuentas lo que importa para un mando competitivo está más que cubierto en el Razer Wolverine V2 Pro. Los materiales son robustos y se sienten duraderos, los sticks no parece que vayan a sucumbir a los problemas de degradación del DualSense y cuenta con suficientes botones configurables para que podamos optimizar y personalizar nuestra forma de jugar a la perfección.
Las carencias mencionadas deben servir para dejar claro que este mando no es en absoluto recomendable para un uso normal de PS5, porque perdemos funcionalidades como la vibración háptica o los gatillos adaptativos, además de porque al precio de este mando nos hacemos con los DualSense de todos los colores en el mercado. Este es un mando que deben tener más que en cuenta quienes compiten de forma seria y aun así deberán valorar si no hay propuestas más aptas en el mercado. Lo que no podemos negar es que la calidad del mando se corresponde con la gama a la que pertenece.