El 25 de February 2019 | 18:00
Rad y Dusty vuelven a la carga con una nueva versión de sus aventuras plataformeras, esta vez para consolas. Lo hace con 'Rad Rodgers: Radical Edition', la última adaptación del juego que trae varios añadidos con respecto a sus predecesores pero que no cambia ni un ápice el planteamiento original.
Esto significa que nos vamos a encontrar con todas las bondades y todos los defectos del juego que ya pudimos jugar anteriormente. Y esto es bueno y malo a la vez. Así que vamos a contároslo.
Una aventura clásica
'Rad Rogers', y eso incluye a esta versión "radical", es un juego de plataformas clásico. Al más puro estilo de los juegos de antaño en donde nos preocupaba más no caernos de esa plataforma que de si el protagonista era una chica o un chico y si nos sentíamos identificados con él o ella.
Esto significa que nos vamos a encontrar con un título lleno de referencias a antiguos juegos y con una dificulta que, en ocasiones, supera a la media de lo que estamos acostumbrados a ver.
Tendremos que superar trampas, obstáculos, encontrar llaves y piezas para resolver pulzes y todas esas cosas que siempre encontramos en los juegos de este estilo. Pero también iremos intercalando con algunas fases con minijuegos adicionales, como pinballs, juegos de memoria o algo parecido a "Simon dice".
En definitiva, que 'Rad Rodgers: Radical Edition' es un juego que cumple con lo que promete. Nos entretendrá durante unas cuantas horas (tampoco demasiadas pese al nuevo mundo añadido) y nos pondrá en situaciones realmente chungas si queremos conseguir todos los coleccionables.
Nuevos añadidos
La historia de Rad y Dusty no cambia en absoluto. Seguimos siendo ese niño amante de las consolas que acaba siendo absorbido por la suya... y que resulta que luego es la que nos guía a través de los diferentes mundos y puzles que tendremos que superar.
Pero, para meterle un poco más de elementos interesantes, se han añadido unas cuantas cosas. A los personajes que ya teníamos ahora se les unen Lo Wang (de Shadow Warrior) y Duke Nukem.
Este segundo no es extraño que aparezca puesto que la voz de nuestro acompañante, Dusty, es la del doblador que hace de Duke en los juegos de 'Duke Nukem', Jon St John. Por lo que estamos ante un más que bienvenido homenaje.
También tendremos un mundo nuevo con unos cuantos puzles y plataformas nuevas. Por supuesto armas, secretos, coleccionables y un nuevo modo de dos jugadores, tanto en cooperativo como en versus.
Ambos le sientan muy bien al título y vuelven a sentar en la misma pantalla a dos personas jugando juntas. Sé que no tiene nada que ver, ni mucho menos, pero me ha recordado a aquellos años en los que mis hermanos y yo nos sentábamos a jugar al 'World of Illusion' y nos lo pasábamos juntos. 'Rad Rodgers' no tiene nada que ver con ese título, pero la sensación de jugar con y contra alguien que tienes al lado es algo que se echa de menos hoy día. Y un servidor, desde luego, lo agradece.
Igual de forzado que siempre
El problema de 'Rad Rodger: Radical Edition' es, como os he dicho, que tiene las mismas bondades y problemas que el original. Por un lado, nos encontramos con un juego que cambia poco el estilo de las plataformas de un mundo a otro. Sí que es cierto que los diseños, el estilo y la parte visual pueden ir variando de unos a otros, pero desde luego no innovan el género. Y ojo, que no lo pretenden.
Hay fases intercaladas entre los niveles que nos van haciendo la visita al juego un poco más amena. Pinballs, juegos de memoria, de captura, o de saltar se irán metiendo para hacernos un poco menos tedioso el ir de un mundo a otro saltando y disparando. También están las fases del pixelverso, que nos proponen puzles y tareas de habilidad. Pero apenas duran unos segundos y son muy sencillas.
Más allá de eso, los enemigos, las mecánicas y hasta la mayoría de los mini bosses, se repiten bastante.
Tampoco ayuda el hecho de que el juego quiera ser políticamente incorrecto y meternos sangre, vísceras y palabrotas porque sí. Entiendo que, si le pones un trasfondo, puedes ver lógico que un personaje sea soez, que diga palabrotas o que incluso solo hable con improperios. Pero en 'Rad Rodgers' nos encontramos con que todo bicho que pisa la faz de esa consola es un perfecto deslenguado.
Me parece genial que quieran hacer un juego irreverente, pero que cuando hables con un aldeano este te suelte, porque sí, algo como "niño, cómeme la polla", pues no encaja para nada en el juego.
Este tipo de elementos se puede desactivar desde la pantalla de inicio, así que nos encontraremos con personajes algo más amables y menos impertinentes. Pero la sensación de que han forzado demasiado las cosas para que sea así no desaparece. Y es una pena.
Gráficamente precioso, mecánicamente tosco
Otro de los puntos fuertes de 'Rad Rodgers' es el apartado artístico. Tanto visual como sonoramente nos encontramos con un juego mimado. Un título que aprovecha al máximo lo que un plataformas 2D puede ofrecer.
Los escenarios son brillantes, coloridos y, desde luego, originales. La música que los acompaña, sin ser una obra maestra, cumple con su función y ayuda a entender el estilo del juego.
Eso sí, jugando en modo portátil notamos un notable bajón con respecto a la definición del juego en PC. No se ve mal, pero se nota.
Por otra parte, esta saturación en los escenarios a veces puede hacer que nos encontremos con plataformas que no vemos o elementos que no entendemos. Esto pasa, sobre todo, con el agua, que a veces no sabes si está o no o si puedes saltar sobre un palo que hay encima de su superficie o no.
Tampoco están bien definidas algunas mecánicas, como la de las cuerdas. Son raras y poco naturales. Algunas paredes tienen pequeños bugs que nos dejan meternos en ella y las plataformas móviles tampoco son santo de mi devoción.
Pero por suerte, son elementos puntuales que nos sacan del juego pocas veces. En su mayoría, 'Rad Rodgers: Radical Edition' cumple con su cometido.
Conclusiones
'Rad Rodgers: Radical Edition' es la versión definitiva del juego (hasta que saquen otra más definitiva, claro). Incluye más contenido y novedades con respecto a sus versiones anteriores, pero mantiene todo el estilo y la mala baba.
No os vais a encontrar con un juego excesivamente complicado, aunque habrá zonas o elementos que os hagan desear matar a los desarrolladores.
Gráficamente es una delicia jugarlo en Switch pese al bajón gráfico en el modo portátil. Pero como aquí lo importante es la jugabilidad, todo se salva.
Los puntos malos son los que os hemos comentado. Es un título muy forzado, repetitivo y con elementos que a veces fallan. Pero por lo demás, si quieres un plataformas clásico, este es tu juego.
Lo mejor:
- plataformeo clásico, sin complicaciones
- nuevos niveles y personajes muy conocidos
- el apartado artístico es genial
- el modo de dos jugadores le sienta que ni pintado
Lo peor:
- es repetitivo con los enemigos
- las plataformas innovan poco
- es un juego con elementos muy forzados
- algunas mecánicas no están del todo bien implementadas