El primer DLC de la historia de 'Pokémon' ha llegado con un contenido bastante curioso. La Isla de la Armadura nos deja un episodio nuevo para 'Pokémon Espada' y 'Pokémon Escudo' con más historia, algunos elementos nuevos y, sobre todo, más pokémon.
Sin embargo, y tal y como se iba viendo conforme llegaban los tráilers y la información acerca de su contenido, la sensación de que lo que se nos venía encima era el end-game que siempre hemos tenido en todos los juegos principales de la saga aumentaba.
Finalmente, hemos jugado, lo hemos probado y podemos decir que, aunque tiene entidad propia, La Isla de la Armadura sabe a end-game y no termina de aprovechar todo lo que puede ofrecer.
Vamos a verlo paso por paso.
Un enorme área silvestre
Está bastante claro que el Área Silvestre de 'Pokémon Espada' y 'Pokémon Escudo' es algo que están implementando poco a poco. Una función experimental donde poder hacer que los pokémon corran de un lado a otro libres y darnos la oportunidad de meternos más en ese mundo imaginario que han creado.
Sin embargo, el área que pudimos disfrutar en los juegos originales pecaba de ser bastante simple. Sin eventos, sin vida más allá de los pokémon que salen aleatoriamente y con muy poco aliciente más que pillar a aquellos que se esconden de nosotros.
La Isla de la Armadura intenta ponerle un poco de solución a estos temas, pero no lo termina de conseguir al cien por cien. Para empezar porque todo el DLC es una inmesa área silvestre desde principio a fin. Algo más diversa y enrevesada, eso sí, pero muy parecida a la de los juegos base.
Esto implica que, desde el primer momento del juego estamos metidos en una especie de terreno libre que podremos recorrer como nos dé la gana. Por mar o por tierra, el camino que elijamos será siempre cosa nuestra a menos que queramos terminar la historia.
Por desgracia, esto que parece tan bonito y tan interesante al final queda en algo bastante alejado de ello precisamente por no aportar nada más al mundo "abierto" de pokémon: solo las incursiones y los pokémon.
No hay rastro de misiones secundarias, eventos aleatorios, o búsquedas que puedan ser interesantes. Solo dar vueltas y vueltas para ir de un punto A a otro punto B. Y todo ello sin un mapa que, por cómo está diseñado el escenario, se hace imprescindible.
Es muy posible que la próxima generación Pokémon nos meta de lleno en un escenario como este, más variado y con un componente de "mundo abierto" mucho más amplio. Pero, en esta ocasión, ese mundo sigue vacío, si dejamos los pokémon de lado.
Una historia de relleno
La historia que nos plantea La Isla de la Armadura es una muy simple. No tiene mucho recorrido y se puede completar en apenas unas horas y, como dijimos al principio, tiene un sabor a post-game que no se puede esconder.
Entrenaremos en un dojo para conseguir mejorar nuestras dotes de entrenador pokémon, y gracias a ello conseguiremos un nuevo aliado al que podremos enfocar en un estilo de combate u otro.
El planteamiento es más que interesante sobre todo si tenemos en cuenta que se puede acceder a ella sin haber tenido que terminarse el juego. De hecho, el nivel de la aventura inicial baja hasta rondar el nivel 10-12 al inicio de la isla.
Esto supone una cosa buena y una mala. La primera es que podemos afrontar las pruebas de esta historia con pokémon que no hayamos usado hasta ahora o con aquellos que capturemos durante esta aventura. La mala es que da una sensación de retroceso impresionante.
Solo al principio tenemos un combate contra nuestro nuevo rival y si vamos con el equipo con el que ganamos la Liga Pokémon no hará falta ni que suspiremos. Lo mismo pasa con el maestro del Dojo. Si queremos un reto mínimo tendremos que bajar el nivel de nuestro equipo para ello porque si no acabaremos arrasando con todo (y disfrutando poco).
Por suerte, este "problema" se soluciona cambiando el equipo pokémon que usemos, pero el segundo que nos encontramos en la isla no. Las misiones que nos proponen son simples, anodinas y muy enfocadas en enseñarnos simplemente las nuevas mecánicas del juego sin llegar a profundizar más en otra cosa.
Solamente hacia el final de la trama la cosa se pone medianamente interesante. Pero hasta entonces la historia será hacer "entrenamientos" de un lado a otro para salir del paso.
Es un contenido que aporta bien poco a lo que nos cuentan en 'Pokémon Espada' y 'Pokémon Escudo' aunque, al menos, se agradece que haya un hilo argumental del que tirar en la Isla de la Armadura.
Montones de Pokémon nuevo
Entrar en la Isla de la Armadura es exactamente lo mism que entrar por primera vez en el área silvestre del juego base. Se te iluminan los ojos viendo la cantidad de pokémon nuevos que va a poder capturar en un momento.
Además, en esta ocasión, puedes llevar la mitad del equipo a corde con el nivel de la zona (10-15 inicialmente) y la otra mitad con tu equipo rompedor. De esta forma, si te encuentras con algún pokémon evolucionado o subido de nivel (que suelen estar en el mar persiguiéndote) puedes echarle el guante iguamente.
De la misma forma que antes, esto supone algo bueno y algo malo. La parte buena es que no hace falta que nos entretengamos mucho después de habernos pasado el juego. Podemos ir directamente a capturar pokémon y a entrenarlos. La mala es que, por desgracia, rápidamente pierde la gracia ya que no vamos a encontrar muchos retos interesantes en este "mundo abierto" más allá de la historia final.
Con ello, seguramente veréis que el interés de explorar el área silvestre decae rápidamente. Los puntos de control y las zonas de mayor nivel o bloqueadas inicialmente no nos ponen barreras o retos atractivos para explorarlos una y otra vez.
Se nota que a este mundo le falta de todo. Bueno, de todo menos pokémon porque la verdad es que salen incluso más que en el juego base.
Al menos, aquellos que se centren en el competitivo encontrarán un nuevo reto de cara a cambiar sus estrategias ya que los nuevos movimientos, pokémon Gigamax y formas de alimentación pokémon van a hacer que haya que darle muchas vueltas al nuevo equipo que hagan.
Pero si estás fuera de la esfera competitiva, este DLC sabe bastante a poco.
Un añadido end-game que se queda corto
Toda la isla de la Armadura tiene un envoltorio de end-game que se ve a la legua. Anteriormente, cuando acabábamos un juego de 'Pokémon', se nos abrían algunas zonas y nuevos retos para entrenar duro con nuestro equipo y prepararlo de cara al competitivo.
Nuevos legendarios, nuevos retos, torres de combate, misiones del Detective, acceso a zonas de cría exclusivas e, incluso en 'Pokémon Sol' y 'Pokémon Luna' la defensa de nuestro título de Mejor Entrenador Pokémon de la liga.
En 'Pokémon Espada' y 'Pokémon Escudo'este contenido está muy ausente. No hay ningún reto nuevo interesante una vez nos acabamos la historia del juego más allá de ir a la zona silvestre y ponernos a cazar pokémon como locos.
La Isla de la Armadura apuntaba a ser ese contenido extra que le faltaba, junto con Las Nieves de la Corona, pero en esta ocasión se ha quedado muy por debajo.
Como hemos dicho, el nivel de la trama baja radicalmente, por lo que el mero hecho de intentar entrenar a nuestros pokémon en esa zona puede ser un suplicio. Al menos en las más básicas y cercanas. Y aunque el nivel luego suba, no llega a ser el que uno desearía para poder alcanzar los estadíos más altos de sus pokémon.
Las misiones de trama son sencillamente para enseñarnos algún que otro elemento y para presentarnos al nuevo pokémon de tipo lucha y la llegada de los nuevos pokémon a Galar se mete sin ningún tipo de calzador.
No hay retos interesantes que aporten duración al juego si no vas a por el competitivo y, como digo, el nivel de desafío solo sube al final del mismo.
Sería un grandísimo añadido al juego si hubiese llegado antes ya que, dada la corta duración del mismo, muchos de los jugadores desconectaron del título cuando se acabaron la historia principal.
Habría sido incluso mejor si no hubiese llegado por DLC, pero parece que hoy día todo esto hay que hacerlo así para sacarle el máximo partido posible.
Esperemos que Las Nieves de la Corona aporte mucho más contenido al juego porque seis meses de desarrollo para un DLC no justifican para nada lo que hemos visto hasta ahora.