NI METROID, NI VANIA

Análisis de 'Geltast: Steam & Cinder'; una máquina de vapor que no acaba de arrancar

Este metroidvania de Metamorphosis Games entra rápidamente por los ojos, pero no consigue mantener el tipo a los mandos.

Por Marco Gonzálvez 15 de Julio 2024 | 15:00

Hace ya mucho tiempo que venía siguiendo el desarrollo de 'Geltast: Steam & Cinder' por su atractivo acabado visual y lo que había podido probar en las demos que se han ido lanzando en Steam en los últimos meses. Ahora por fin ha llegado el momento de comprobar cómo es el acabado final de este metroidvania desarrollado por el estudio Metamorphosis Games en colaboración con la distribuidora Fireshine Games.

Descubriendo el pasado para cambiar el futuro

No tiene sentido negarlo, lo primero por lo que uno se siente atraído al cruzarse con este título es su dirección artística, con un trabajo de pixel art detalladísimo y unas animaciones bastante más finas de lo que solemos ver en el género de la acción 2D si quitamos a los principales cabezas de cartel de cada mes. El problema es que cuando van pasando las horas de juego te acostumbras al buen nivel de lo visual y necesitas que lo mecánico tenga lo que hace falta para seguir teniéndote dentro de esta aventura.

Empezando por el principio, aquí nos ponemos en el rol de Aletheia, la mejor espadachina de Irkalia, uno de los muchos lugares en los que se divide la ciudad de vapor, Canaan, pináculo de la civilización y testigo de las atrocidades que la humanidad llega a cometer para acumular cada vez más y más poder.

A la vertiente narrativa del juego le pasa lo mismo que a la mecánica, que ya abordaremos más adelante, tiene todo lo necesario para resultar sobresaliente, pero se desaprovecha casi todo. Hay un gran trasfondo para el mundo del juego, sus personajes tienen un pasado que se va destapando a medida que avanzamos, nuestra protagonista empieza a descubrir quién es realmente a lo largo de la historia y, en general, hay material con el que se podrían disfrutar de buenas historias, giros de guión y dramas varios. Lamentablemente todo lo narrativo se queda a medio cocer y no se acaba sacando el partido que se podría sacar a estos personajes y historias, por lo que la atención pronto se centra en los combates, la exploración y el platformeo.

A la hora de sacar la espada el juego también despliega un potencial tremendo. Tenemos un completo árbol de habilidades repleto de habilidades para usar en combate, todas ellas bastante vistosas y combinables para ejecutar combos interesantes. Tenemos también complementos que equipar para mejorar estadísticas y potenciar estilos de combate a distancia, cuerpo a cuerpo, basados en resistencia o en descargar golpes sin parar. Lamentablemente, nada de esto importa a lo largo de la aventura.

Podemos limitarnos a subir algunas estadísticas para tener más vida o más daño y pasar de todos los movimientos, de todas las habilidades especiales, de todos los complementos. A todos los enemigos del juego se les puede matar fácilmente con los movimientos que tenemos al principio de la aventura, no se ha diseñado ningún combate para tener que usar una habilidad concreta, no hay necesidad de elaborar ninguna estrategia, de conocer las rutinas de ataque de los jefes. Se puede superar cualquier combate a base de fuerza bruta soltando golpes a ciegas sin importar mucho si nos dañan o no. No existen niveles de dificultad, por lo que esta experiencia es la que compartirán todos los jugadores.

Es una auténtica lástima comprobar cómo con el paso de las horas 'Geltast: Steam & Cinder' no arranca y no consigue brillar con la fuerza con la que sin duda podría brillar. Hay cariño y mimo detrás de este desarrollo, eso no se puede negar de ninguna manera. Se ha trabajado mucho en elaborar sistemas que tengan sentido dentro del juego, pero bien por falta de tiempo, presupuesto o experiencia, no se ha conseguido dar un uso efectivo y entretenido a todos ellos.

'Geltast: Steam & Cinder' está lejos de ser un mal juego, se puede disfrutar perfectamente de sus fantásticos escenarios e incluso de su combate, pero pertenece a un género tan saturado y con tantas obras maestras lanzadas cada año que resulta muy difícil destacar o mantener, al menos, el nivel.