El 31 de Marzo 2018 | 19:15
En la última década hemos asistido a una mutación en los múltiples estudios de Ubisoft propiciada sin lugar a dudas por la proliferación de videojuegos de autor gracias a las facilidades del desarrollo independiente. La multinacional de origen francés no ha sido nunca alergia a la innovación, pero es indiscutible que durante unos aciagos años su reputación cayó en picado por una serie de decisiones comerciales que la situaban entre las empresas más odiadas de este medio. Por suerte, un cambio de dirección bastó para volver a estar entre los sellos de calidad a la hora de confianza a la hora de poner nuevos productos en el mercado.
Actualmente los videojuegos de Ubisoft no destacan únicamente por ser producciones millonarias producidas por uno de los estandartes del AAA, ahora no vemos un nuevo producto de este conglomerado de estudios que no cuente con una idea original atractiva o una serie de mensajes en sus propuestas que rara vez llegan a permeabilizar hasta el mainstream.
Una fórmula añeja y fresca a la vez
'Far Cry 5' es ni más ni menos que una quinta entrega numerada de una franquicia eminentemente monojugador. Justificar cinco videojuegos principales y un par de spin-off es algo realmente difícil si no apelas a comunidades multijugador masivas, meses de horas de juego y un goteo de contenido constante. Pero no en vano esta licencia está en manos de Ubisoft Montreal, quienes han sido capaces de reconducir licencias como 'Rainbow Six' para convertir su última entrega en un juego vigente y en continuo crecimiento durante años. También son los responsables de llevar 'Assassin's Creed' al Caribe con 'Assassin's Creed IV: Black Flag' y experimentar con algunos de los activos con mayor valor de Ubisoft.
Por todo lo mencionado 'Far Cry 5' es una quinta entrega capaz de aportar frescura al género de la acción en primera persona y a su propia licencia. El principal culpable de que esto no huela a caduco es una ambientación que golpea con brutalidad a la actualidad política y social de Estados Unidos en concreto y de medio planeta en general. Este estreno ambienta su acción en el condado ficticio de Hope County situado en el estado de Montana, de este modo se nos ofrece una radiografía de la sociedad del sur de norteamérica en los parajes de la frontera con Canadá.
Hope County es el personaje más importante de 'Far Cry 5' y eso tiene un mérito destacable cuando hablamos del título de la franquicia que más se ha preocupado en darle identidad a cada personaje no jugable que aparece en pantalla. Si algo gusta de Ubisoft es el partido que sacan a esa red de estudios que tienen repartidos por todo el planeta haciendo un poco de todo. Juegos deportivos, de carreras, mundos abiertos, lucha, experimentos independientes y un largo etcétera. Gracias a esta filosofía multidisciplinar podemos ver siempre una pequeña evolución incluso en sus franquicias más conservadoras. Con el estreno de 'Assassin's Creed Origins' vimos, sin lugar a dudas, el mundo abierto más detallado, cuidado y vivo que jamás haya firmado un estudio de Ubisoft. En el caso de 'Far Cry 5' vemos mucho de esa odisea egipcia en este condado lleno de paletos y libertadores.
Este condado ficticio, que bien podría representar a muchos de los que componen los Estados Unidos de América, cuenta una pequeña historia a cada paso que damos. Podríamos hablar de otro caso de historia principal que flojea por momentos y que siempre se ve superada por las pequeñas historias que nutren el territorio en el que tienen lugar. Lo que nos cuenta Hope County en su conjunto es la lucha entre las múltiples caras del patriotismo. La publicidad del título nos ha vendido el lado más superficial del arco argumental principal. Un grupo de sectarios religiosos obsesionados con la inminente llegada del fin del mundo se ha adueñado de todo un condado y campa a sus anchas asesinando a los infieles, acaparando potencia de fuego y aumentando su influencia para expandir su doctrina. Con esta sinopsis inicial cabe esperar que nosotros encarnemos al héroe o heroína de turno que traerá libertad a esta sagrada tierra estadounidense poseídos por el espíritu de las barras y las estrellas. Pues no. No del todo.
Nuestro avatar en el juego no es nadie, literalmente. Tenemos entre manos un caso de protagonista mudo que poco tiene que opinar sobre lo que pasa a su alrededor, su único propósito es convertirnos en la mano ejecutora de una venganza ideada por los habitantes de Hope County que desean librarse de esos a los que llaman "santitos". Somo la furia de Estados Unidos y los estadounidenses rellena de dinamita y dirigida hacia quienes amenazan la libertad. Y no, no somos héroes, no nos parecemos ni un poco. Si antes decía que la trama de este juego es la lucha entre las diversas caras del patriotismo es porque en esta aventura ninguno de los dos bandos reniega del fascismo al que se llega mediante ese falso orgullo que te brinda una historia escrita por los ganadores y la falsa unidad una bandera que aparece en cada balcón de tu ciudad.
Crisis de identidad
No puedes decir que eres de los buenos cuando algunos de los principales efectivos de tu bando son unos paletos racistas, adoradores de las armas y tan fanáticos de sus propias ideologías como los enemigos contra los que nos levantamos. El mismo bando que nos pedirá que destruyamos una granja donde los enemigos administran a los animales salvajes una droga que los vuelve locos para convertirlos en soldados también nos pedirá que atropellemos a un toro con una trilladora de trigo, o que matemos a otro mientras copula con una vaca para servir sus testículos en un festín tradicional del condado. Los mismos que nos pedirán que salvemos a unos cuantos rehenes también nos pedirán que matemos a unos cuantos alborotadores para poder rodar una película. Al final todo se reduce a una guerra entre fanáticos patriotas y fanáticos religiosos, dos facetas de buena parte de la sociedad moderna que aquí se representan caricaturizadas para justificar una sucesión de tiroteos y explosiones bastante descabellada.
Si cuento todo esto es porque es importante que si quieres acercarte a 'Far Cry 5' por algo más que el esquema de mundo abierto habitual en la franquicia sepas que hay una muy buena intención de ridiculizar y atacar al fascismo más rancio y peligroso de norteamérica al mismo tiempo que no hay capacidad para hacer una crítica social seria en un juego como este.
Una de las principales novedades del juego es la presencia de acompañantes controlados por la inteligencia artificial. Tenemos la oportunidad de fichar a tres mercenarios a elegir entre docenas de NPCs genéricos y luego nueve personajes con nombre propio que cuentan con habilidades únicas y que sorprenden por estar construidos con un mínimo de mimo. Si os digo que penséis en el nombre de un secundario de anteriores 'Far Cry' sin contar a los villanos no vais a ser capaces de decir ni uno, por el sencillo hecho de que nunca han importado lo más mínimo. Aquí nos llevará tiempo olvidar a animales de compañía salvajes y adorables al mismo tiempo como el puma Peaches, el perro Boomer o el oso Cheeseburger. Además hay otros seis acompañantes humanos que tienen su pasado y su anécdotas para amenizarnos las horas de juego. Obviamente se vuelven repetitivos con el paso del tiempo, pero se agradece muchísimo que en Ubisoft Montreal se hayan tomado la molestia de crear cientos de diálogos para que los dos mercenarios que pueden acompañarnos en todo momento interactúen entre ellos y que reaccionen a las zonas en las que estamos, las situaciones en las que nos encontramos e incluso ante las misiones que estamos cumpliendo. Es una rareza que acompañantes en un juego de acción tengan más de una docena de frases genéricas que hacen que queramos asesinarlos con el paso de las horas.
Evolucionando la fórmula modestamente
Ya, ya sé que a 'Far Cry 5' se viene a pegar tiros, que queréis saber cuántas misiones hay, qué actividades podéis realizar en el mundo abierto, las horas que dura y esas cuestiones que justifican los 60 euros de rigor. El caso es que aquí 'Far Cry 5' también sigue muy fresco. Las bases están prácticamente intactas, el feeling de las armas es idéntica al de anteriores entregas numeradas, los momentos de acción por tierra, mar y por primera vez aire (de una forma seria al menos) siguen estando en lo más alto del género y siguen ofreciendo una de las experiencias para un jugador más sólidas del mercado. Se añade además la opción de completar el juego al 100% con la presencia de un amigo (que solo conseguirá dinero y experiencia si se une a nuestra partida) y eso obviamente potencia la diversión de una fórmula más que testada por dos.
Hope County es mucho menos exótico que las montañas nevadas de 'Far Cry 4' y la selva tropical de 'Far Cry 3', pero que está a varios años luz de estas ubicaciones en cuestión de posibilidades y construcción del mundo es un hecho que no da pie a debate. Las primeras horas de juego resultan desoladoras porque el juego usa una herramienta narrativa atroz que es la explotación de la acción constante para hacernos saber que esta tierra está conquistada por mucha gente peligrosa que no va a dejarnos respirar. Durante estos primeros pasos es fácil querer dejar de jugar para siempre porque la aparición de enemigos está muy mal medida y prácticamente no nos deja jugar con soltura. Pronto esto se soluciona y todo se pone en su sitio. Cuando eso sucede descubrimos que en Hope County hay una cantidad de tareas para llevar a cabo insana. Junto a las conocidas misiones principales y secundarias tenemos actividades como la caza y la pesca como novedad (con un minijuego sencilla y muy adictivo, a decir verdad), los recurrentes puestos que liberar (por lo general mucho más fáciles que los de anteriores entregas) y un nuevo tipo de ubicaciones donde se esconden tesoros para acelerar la progresión de nuestro personajes y la adquisición de armas y vehículos. Estos lugares hacen de micromazmorras donde tendremos que superar trampas, resolver un pequeño rompecabezas o pasar por un poco de plataformeo, todas las ubicaciones las resolveremos en un par o tres de minutos pero son bastantes y todas con un diseño diferente (como si fueran pequeños ecos de las tumbas de 'Rise of the Tomb Raider') que ayuda a que la nefasta tarea de conseguir mejoras para nuestro personaje y dinero para nuestras compras no se vuelva un auténtico calvario.
Este último detalle es muy importante, pues igual que estos escondites de tesoros son una fantástica idea para repensar la forma de mejorar al personaje, la presencia de eventos y la forma de descubrir los puntos de interés también ha sido diseñada desde cero para ser mucho más orgánica que en otros juegos de mundo abierto. Aquí decimos adiós a las atalayas (el juego incluso se permite bromear con ellas al principio del juego para hacernos saber que ese tiempo ya pasó) y decimos hola a los eventos aleatorios. Mediante el rescate de rehenes en la carreteras, la liberación de puestos o la exploración del entorno vamos a encontrar a personajes con información sobre las zonas de interés cercanas. Esto es muy importante porque aporta un empaque muy especial al juego ya que podemos creernos que los habitantes de un lugar conozcan lo que sucede en el mismo tanto como podíamos no creernos que por mirar desde lo alto de una antena a nuestros alrededores ya conocíamos todos los secretos que escondía el entorno.
Conclusión
El conjunto global de la campaña es de notable. Consigue aunar una historia que puede llegar a interesarnos (más por lo que representa que por lo que es, ciertamente) y la acción de siempre con pequeños giros de tuerca que nos posibilitan el volver a descubrirnos jugando a un 'Far Cry' con ilusión. Flaquean unos villanos principales que no dicen gran cosa a pesar de no parar de hablar durante todo el tiempo que pasamos en sus regiones. Al mismo tiempo es de halagar que de nuevo un AAA de Ubisoft se haya atrevido a ponerse de actualidad con críticas sociales más o menos elaboradas, pero que al menos asoman la cabeza como leit motiv argumental. Cierto es que nunca se representa a eso que ahora llaman "supremacistas blancos" de una forma literal, pues en ningún momento los enemigos muestran actitudes racistas, homófobas o incluso políticas. Estamos ante un culto religioso que apela a Dios (tampoco se menciona en ningún momento el dios en cuestión aunque se dé por hecho por la simbología) para justificar un alzamiento paramilitar propiciado por un psicópata que, personalmente, me gusta más que Vass y Min aún sin ser este Joseph Seed ningún prodigio en lo argumental.
A todo esto se suma una base jugable que va a seguir vigente al menos unos años más ya que sigue siendo mucho más consistente que la mayoría de competidores del FPS para un jugador (se me ocurren pocos interesantes en los catálogos actuales, la verdad). Resulta sorprendente que los responsables del juego hayan encontrado una forma de aportar un factor de estrategia a los enfrentamientos mediante el sistema de mercenarios. Podemos montarnos un equipo de arqueros para cazar sin dañar las pieles o asaltar campamentos sin levantar sospecha, podemos dejar que las bestias se pasen el juego solas porque son una demencia de muerte y gritos o podemos desatar el infierno en la tierra y pasarlo bomba con los aliados más bestias. Cierto es que estos nuevos amigos hacen el juego demasiado fácil por momentos, pero también notablemente más divertido. Es un sacrificio que podemos hacer porque 'Far Cry' fácil ha sido siempre.
Ayuda también el Dunia Engine a pesar de empezar a quedarse ya muy corto para los tiempos que corren, en la versión de PS4 es habitual que aparezcan elementos del entorno, enemigos y vehículos de la nada debido a los sacrificios que el motor debe hacer para reducir la carga gráfica que no se resientan en ningún momento unos 30fps estables en el 99% de las partidas. También deslucen detalles visuales como una textura plana y sin vida para las masas de agua o texturas algo desfasadas. Por suerte el equipo artístico vuelve a estar a un nivel escandaloso y Hope County es de los entornos abiertos más bonitos de los últimos meses, capaz de mirar a la cara al Egipto de 'Assassin's Creed Origins' en sus mejores momentos. Casas quemadas hasta los cimientos y cuerpos mutilados por los sectarios contrastan con la brillante naturaleza salvaje del norte de América, rica en fauna diversa, con grandes lagos en los que pescar y laderas desde las que dejarse caer para planear con el traje aéreo.
La bola extra en esta ocasión es Far Cry Arcade, sencillamente la razón por la que esta entrega va a valer cada euro que cuesta si disfrutáis del contenido creador por la comunidad. Tuvimos editor de niveles en anteriores entregas pero en esta ocasión el estudio ha querido echar el resto y ahora los jugadores tienen en sus manos herramientas realmente potentes para crear niveles donde podemos competir en clásicas partidas multijugador en todos contra todos o duelo a muerte por equipos, o sencillamente jugar misiones con centenas de modificaciones que llevar a cabo. Contamos no solo con materiales de la franquicia para jugar a editar niveles o crear incluso nuestros pequeños juegos, también hay contenido de otras licencias de Ubisoft para acabar de volvernos locos. Este generador de contenido infinito sumado a las futuras expansiones temáticas ya anunciadas van a hacer que 'Far Cr 5' sea uno de esos juegos que mantienes instalado en tu plataformas meses después de acabarlo, algo que hoy en día pocos pueden decir.
Lo mejor:
- Sigue presente todo lo bueno de 'Far Cry' con añadidos interesantes.
- Se atreve a tocar temas sensibles para el videojuego más comercial.
- El cooperativo en toda la aventura es un gran añadido.
- Hope County es un lugar increíble.
- Far Cry Arcade convierte al juego en infinito.
Lo peor:
- Técnicamente el motor empieza a quedarse viejo.
- Los villanos son muy planos.
- Problemas de ritmo en las primeras horas.