MINECRAFT A LA JAPONESA

Análisis de 'Dragon Quest Builders' para Nintendo Switch: un port bien construido

El spin-off de la popular licencia JRPG aterriza en Nintendo Switch como uno de los grandes de la eShop.

Por Marco Gonzálvez 14 de Febrero 2018 | 23:55

'Dragon Quest Builders' es un juego hecho casi para todos los públicos. En lo personal diré que he intentado abordar los videojuegos que basan su atractivo en la creación de estructuras y niveles desde los tiempos de 'Little Big Planet' hasta 'Minecraft' y las varias docenas de sucedáneos que vinieron después tras convertirse el trabajo de Mojang en el juego más popular de la historia del medio. Hasta la fecha ninguno había conseguido retenerme más de dos horas. Hasta que ha llegado este spin-off de Square Enix a Nintendo Switch. Eso sí, la cosa tiene truco.

Lo mejor de cada casa

No voy a darle muchas vueltas a cómo es y cómo se juega a 'Dragon Quest Builders' porque este análisis de Juanpe Prat sigue tan vigente ahora como cuando se escribió. Me limitaré a detallar qué tiene que ofrecer este título a un jugador sin interés en construir una ciudad por el mero placer de jugar a ser arquitecto y cómo se mueve la versión de Nintendo Switch.

De entrada mencionar a 'Minecraft' se torna necesario porque sin él jamás habría existido 'Dragon Quest Builders', eso que quede bien claro. Al margen de ese tema poco más es necesario rescatar del rey de los "editores de historias". Lo que ofrece este híbrido de géneros es mucho menos denso y a la vez va mucho más allá que el juego de Notch.

Hay que tener muy presente que en 'Dragon Quest Builders' la cosa no va a de empezar en mitad de la nada y generarte tus propias tareas con las materias primas que te da la tierra. En este título hay un factor de juego de aventuras lineal que se alimenta del JRPG y, por supuesto, de las mecánicas de obtención de recursos y elaboración de objetos, armas, alimentos, armaduras, consumibles y, cómo no, materiales para construcción y decoración.

La historia se divide en múltiples capítulos que tienen lugar en localizaciones distintas. Completar uno de estos capítulos requiere de acabar misiones principales que nos van dando NPCs que acuden a nuestro campamento base. La presencia de estas misiones principales (también las hay secundarias y secretos varios ocultos en cada capítulo) es lo que me ha mantenido realmente enganchado al juego durante más horas de las que dediqué en el pasado a propuestas como 'Lego WORLDS' y 'Portal Knights', juegos que tienen mucho en común con el que aquí nos atañe dado que intentaron aplicar mecanismos de recolección y construcción a una estructura de juego de aventuras tradicional, ambos con una ejecución bastante pobre.

Mucho mejor lo ha hecho, sin duda alguna, Square Enix con una licencia que sale del JRPG para brillar en el musou o en el que género en el que se suponga que se enmarca 'Builders', que ni lo sé ni me parece relevante. Lo realmente interesante es que esta obra brilla por saber equilibrar con soltura una narrativa muy sencilla pero justificable, un número de misiones principales divertidas de completar y una tanda de secretos y desafíos secundarios que rara vez nos importará completar.

Pocos peros

No está exento de problemas, claro. El combate mismamente es aburrido en el mejor de los casos y un auténtico infierno en el peor. No existe gran variedad de armas a utilizar (si diferentes modelos, pero no variedad como tal) por tanto nos pasaremos todo el juego dando mandobles con una única animación y sin posibilidad de recurrir a la magia o movimientos más interesantes que bien casarían con 'Dragon Quest' como licencia a utilizar.

También encuentro problemático el modo creativo, el clásico modo de construcción libre sin estorbos narrativos o momentos de acción donde los más manitas quieren pasar horas y horas explotando todas y cada una de las herramientas que los desarrolladores hayan dejado sobre la mesa. El problema de este modo no me afecta a mí, pues no podría interesarme menos, pero no me cuesta imaginar que alguien especialmente interesado en esto quiera pasar del modo historia por completo y de hacerlo perderá gran parte de las recetas necesarias para sacarle todo el partido a la creación de escenarios. Esto es habitual en juegos que fusionan estos géneros, obligar a tragar con un modo historia aunque tu único objetivo sea construir sin complicaciones. Si esto es un problema o no dependerá de qué tipo de jugadores seáis.

Al margen de esas pegas, lo que aquí tenéis es un juego de aventuras con detalles de otros géneros realmente bien aplicados. Es realmente satisfactorio ver cómo reaccionan los NPCs a las distintas salas que podemos construir, cambiándose de ropa si hacemos un vestidor, cogiendo mejores armas si construimos una armería, cocinando si hacemos una cocina y así sucesivamente. Además en cada capítulo los personajes que nos visitan y sus historias cambian drásticamente y llegamos a vivir situaciones realmente crudas que por momentos nos hacen pensar que quizás no sea un juego para niños. Por ejemplo en el segundo capítulo he encontrado que hay diálogos realmente gráficos sobre síntomas de una enfermedad que sufren los habitantes de la zona y no me imagino a niños pasándolo bien ahí. Esto también es un detalle de que no se ha descuidado el guión del juego, sin pretender brillar en ningún momento tampoco se permite caer en lo anodino y resultar irrelevante.

Un detalle que si puede resultar molesto para según qué jugador es la progresión. No quiero revelar qué sucede tras cada capítulo para no chafar la "sorpresa" a nadie, pero en ocasiones el avance se nos puede hacer pesado y cumplir determinadas misiones que requieren de explorar y recolectar ciertos materiales se nos puede volver en contra. La solución más sencilla a todo esto habría sido una opción multijugador para sobrellevar estos momentos y disfrutar más de la experiencia en general. Por suerte esto es algo que ya estará solucionado en la anunciada y (y muy esperada por mi parte) secuela.

Respecto al rendimiento en Nintendo Switch hay poco que relatar. Tanto en modo sobremesa como en modo portátil el juego se ve y se mueve de fantasía. Es cierto que en lo puramente técnico se queda ajado en tema de texturas y parafernalia visual, pero tampoco hay que olvidar que se trata de un juego lanzado en PS3 y Vita. Si sobrevive al paso de los años es gracias a esa identidad artística que siempre va asociada a Dragon Quest y que se debe a la mano de Toriyama, también presente en este videojuego.

Ni que sea una línea de texto merece la banda sonora, la cual nos lanza una metralleta de grandes temas melódicos que cambian dependiendo de nuestra situación y la localización en la que nos encontramos. No es de esos juegos que se deban jugar con el volumen silenciado ya que la banda sonora realmente aporta mucha magia a la ambientación.

Conclusión

A la hora de definir lo que me ha parecido 'Dragon Quest Builders' se me ocurre que el ejemplo más claro es aquella serie de vídeos de 'Super Mario Maker' en los que nintendo invitaba a diseñadores legendarios a crear sus propios niveles y todos aplicaban su experiencia e identidad a sus creaciones. Curiosamente el diseñador de 'Builders' es Kazuya Niinou, quien no ha trabajado nunca en 'Dragon Quest' pero sí que es un desarrollador japonés curtido en la idiosincrasia del desarrollo nipón, por tanto lo que vemos su obra es lo que haría un desarrollador japonés tradicional si le das un servidor de 'Minecraft' y le pides que te lo convierta en un videojuego completo. Ojalá todos los spin-offs así de dignos.