Más de dos largos años han pasado desde que Fictiorama debutase con 'Dead Synchronicity: Tomorrow Comes Today' en ordenadores. En abril de 2015 el equipo formado por los hermanos Mario, Alberto y Luis Oliván, además del artista Martín Martínez, se estrenaba en el desarrollo independiente con la que sin duda es una de las aventuras gráficas más desgarradoras a nivel emocional que hayamos visto en muchos años. Ahora gracias a la publicación de BadLand Games y la conversión de Stage Clear Studios (estudio madrileño especializado en realizar conversiones de desarrollos independientes para distintas plataformas) el juego llega a Nintendo Switch.
El fin de la humanidad y los humanos
La manida premisa de un apocalipsis que estalla sin previo aviso servía para sentar las bases de un mundo al borde de la desaparición, donde lo verdaderamente importante eran las emociones que despertaban los diversos personajes con los que nos encontrábamos en las 4-5 horas de duración de este primer episodio de una saga pensada para ser completada en dos partes. Debido a esta focalización de la narrativa en contarnos las historias personales de todo tipo de supervivientes podíamos llegar a sentir una amplia gama de emociones en las muchas situaciones de la historia, la capacidad para hacernos pasar del odio a la tristeza más absoluta es uno de los principales atractivos de esta aventura gráfica que ni innova, ni desafía más que cualquier compañero de género básico.
Los fundamentos del juego los explicaron muy bien mis compañeros en las críticas de las versiones de PC y PS4. Por ello no me detendré en detallar cómo funciona la resolución de puzles, la exploración y la interacción con el mundo. Primero porque tenéis dos textos donde podéis leer todo eso, segundo porque con haber jugado a cualquier aventura gráfica clásica basada en la gestión de inventario ya sabéis cómo va en el primer minuto de juego.
Personalmente lo que me hará recomendar una y mil veces esta obra es su fijación por las emociones. La importancia que se da a presentar un amplio pantone de supervivientes entre los que se encuentran personalidades típicas de cualquier distopía postapocalíptica: tenemos depredadores; los reyes de la cadena alimentaria, dispuestos a extorsionar, matar y pasar por encima de quien sea para proclamarse reyes del Nuevo Mundo, tenemos sobrevivientes; personas que sólo buscan vivir en paz los últimos días que les quedan sobre La Tierra y tenemos héroes; personajes que como nuestro protagonista, Michael, buscan hacer algo para combatir el mal que asola el mundo, un mal que en este caso afecta a las leyes espacio-temporales y al futuro de todo un universo.
No se trata esta historia de una de esas basadas en decisiones, no es esto 'This War of Mine' con su representación del civil envuelto en un infierno que no ha pedido. Es la de los Oliván una historia de ciencia ficción catastrófica en la que tan importante son las emociones como el trasfondo de una amenaza sobrenatural y la cruzada épica por combatirla.
Y precisamente la épica es clave en este juego. O más bien la ausencia de ella. Cada puzle que resolvemos, cada paso que damos para alcanzar el final del capítulo consigue sentirse más como una derrota que como una victoria. Por el camino alguien muere, una familia desaparece, un ser querido es consumido por el Nuevo Mundo. 'Dead Synchronicity' es uno de esos pocos juegos que consiguen que jugar sea por momentos insoportable a nivel emocional. Este año solo juegos como 'Hellblade: Senua's Sacrifice' y 'This War of Mine' me han hecho sentir así. No me ha servido de nada conocerme el juego de arriba a abajo tras haber jugado a las versiones de PC y PS4, llegar a determinadas zonas de la aventura me ha cortado la respiración de la misma forma que lo hizo en 2015.
Al arte deprimente de Martín con esas referencias a Guayasamín, Kirchner, Breccia y Robert Valley se le suman las composiciones de Kovalski, el grupo del que forman parte 2 de los 3 Oliván. Hay localizaciones de la aventura que visualmente son descorazonadoras, pero que con las melodías adjuntas a ellas son directamente opresivas, de forma que intentaremos pasar por ahí lo menos posible.
Conseguir despertar este tipo de emociones y sentimientos en un juego tan breve y con un presupuesto muy limitado está al alcance de unos pocos y otorga a la licencia un valor añadido que es capaz de sustentar la obra a pesar de notables carencias y defectos, que los hay.
Vuelvo unos párrafos más arriba para recordar que hablamos de una saga pensada para ser contada en dos partes, lo que significa que el final de esta primera parte nos dejará con un final abierto que además tiene los ingredientes necesarios para que esta primera toma de contacto pueda ser calificada de prólogo. En diciembre de 2016 se anunció que el estudio había recibido ayuda de un programa de financiación para proyectos creativos de la Unión Europea, destinado a desarrollar 'The Underground Highways'. A día de hoy seguimos sin noticias, por tanto es importante que si os planteáis comprar este lanzamiento en Nintendo Switch (o cualquier otra plataforma) tengáis en cuenta que encontraréis un muy buen inicio de una historia que no tenemos claro que vaya a continuar en un futuro.
También debo destacar que la versión analizada en esta ocasión es la de Nintendo Switch y en la consola he encontrado un problema visual que se manifiesta como un temblor de la pantalla en algunas zonas concretas del juego y que molesta mucho. Curiosamente este problema se da en el modo sobremesa y no en el portátil, por lo que parece un error de la adaptación a esta consola concreta.
Y otro problema que en realidad es más una oportunidad perdida es la ausencia de control táctil. La presencia de esta funcionalidad fue uno de los puntos que más me gustaron cuando hablé de 'Thimbleweed Park' para Nintendo Switch y existiendo versiones para móviles de 'Dead Synchronicity' cuesta creer que Stage Clear Studios haya dejado pasar esta ocasión. El juego no se juega mal con los Joy-Con, pero desde luego se jugaría mucho mejor sin ellos.
Conclusiones
'Dead Synchronicity: Tomorrow Comes Today' es un videojuego que hay que jugar por múltiples razones. Es un sobresaliente desarrollo nacional que consigue exactamente lo que sus creadores se propusieron hacer a la hora de lanzarse a desarrollar esta opera prima. Es una oda a la narrativa en videojuegos y a la capacidad que estos tienen para hacernos sentir emociones muy intensas. Cuenta con una trama de ciencia ficción que engancha tal y como lo hacían series como 'Perdidos' o 'Fringe' (en las primeras temporadas). Al mismo tiempo la versión de Nintendo Switch cuenta con un control que podría haber sido mucho mejor y un único error que yo haya podido detectar. Está, además, el hecho de que es una historia incompleta que no sabemos si continuará en un futuro cercano. Con esta información en vuestro poder determinad si merece vuestro tiempo y vuestro dinero. Yo le doy un sí.
Cierro con dos recomendaciones ineludibles: Primero jugad a la precuela 'Dead Synchronicity: The Longest Night' que se puede descargar aquí para Linux, Mac y PC y segundo escuchad la banda sonora gratis en Spotify o compradla en Steam (solo si no vais a comprar el juego, ni se os ocurra escucharla si pensáis jugar pronto).