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Análisis de la Razer Kiyo Pro; una cámara todoterreno

Razer lanza al mercado la cámara más ambiciosa que han puesto a la venta hasta el momento.

Por Marco Gonzálvez 12 de Marzo 2021 | 11:40

Hace unos días Razer puso en el mercado la Razer Kiyo Pro, evolución de la Razer Kiyo, la cámara más potente que la marca ha puesto en el mercado hasta la fecha con un precio de unos 200 € que habrá que ver si consigue justificar con las prestaciones que ofrece y el rendimiento que demuestra una vez que la conectamos.

Ojo adaptable

Estamos ante una cámara Full HD pensada para quienes crean contenido desde casa y para quienes necesitan una cámara por temas de productividad para videollamadas. Tras nuestra experiencia podemos deciros que solo consigue satisfacer una de estas dos necesidades, iremos viendo cuál es y por qué no consigue ser muy útil para la otra.

Puede parecer que una cámara que alcanza una resolución de 1920x1080 es una broma por un precio tan elevado, pero siendo realistas no hay ninguna necesidad en tener una resolución 4K en un dispositivo como este y prescindir de esta resolución permite tener otras prestaciones más interesantes. La calidad de imagen que ofrecer la Kiyo Pro a 1080p es más que suficiente para grabar vídeos para YouTube o hacer directos en plataformas como Twitch, una mayor resolución no iba a ser aprovechada por la gran mayoría de los usuarios del producto.

Debemos tener en cuenta también que estos 1080p son posibles a 60 fotogramas por segundo, lo que sí nos resulta muy útil para que se nos vea fluidos en las emisiones y con una tasa de refresco acorde a los juegos que estamos emitiendo si es que es ese el tipo de contenido que creamos. Esta tasa de refresco baja hasta los 30 fotogramas por segundo si decidimos activar el HDR, una funcionalidad que reconocemos que no hemos aprovechado mucho porque no notamos una gran diferencia entre activarlo y dejarlo desactivado, prefiriendo así no sacrificar fluidez por una potencial mejora de los colores en la imagen. Ciertamente este modo ayuda a hacer que la imagen general tenga unos tonos más reales, pudiendo así eliminar brillos muy irreales o negros que no están donde corresponden, pero es decisión de cada uno ganar este punto extra de calidad de imagen sacrificando fluidez, siendo esto, claro, muy poco importante para quienes limitan la imagen de su cámara a una pequeña parte de la pantalla de su emisión, importando poco si va a 30 FPS o 60 FPS en ese caso.

Lo que sí nos ha gustado mucho de nuestra experiencia emitiendo con la cámara es la fantástica definición de la imagen, no hay detalle que se le escape a su lente gran angular y sorprende lo todoterreno que es. Apagando todas las luces de la habitación y teniendo únicamente la iluminación de nuestro monitor conseguimos que nuestra cara se siga viendo con todo detalle, porque la cámara es capaz de adaptarse a cualquier cambio en la iluminación rápidamente. En condiciones de luz muy escasa se puede generar cierto ruido en el fondo, pero el usuario siempre permanecerá enfocado y se verá con claridad su rostro en todo momento. Incluso es posible activar la opción de compensación de poca luz para que se vea bien cuando no hay casi fuentes de iluminación.

La cámara no solo es todoterreno por lo que hace con la imagen, también lo es porque la podemos colocar donde queremos gracias a lo versátil de su base, que se puede colocar en diferentes posturas para agarrarse de forma segura ala parte superior de un monitor, ser acoplada a un trípode o puesta sobre una superficie plana. El cristal cuenta con protección Gorilla Glass 3, por lo que, en principio, no os debería preocupar que un tirón del cable (un cable trenzado de 1,5 metros muy robusto) o un movimiento brusco en el escritorio tire la cámara desde el monitor hasta la mesa.

La construcción de la cámara es verdaderamente robusta y tiene un buen peso, prescinde de cualquier tipo de iluminación RGB y solo cuenta con un pequeño LED que nos indica que está en funcionamiento. Esto la hace ideal tanto para configuración de jugadores como para quienes quieren usarla en entornos más sobrios con otros fines.

En el caso de que se os esté pasando la cabeza comprar esta cámara para videollamadas y ese tipo de utilidades. Os recomendamos que no lo hagáis. El primer motivo es que hay opciones muchísimo mejores por precios muy inferiores. El segundo es que el micro de la cámara es prácticamente inútil. Cuenta con él, pero a la distancia a la que suele estar nuestra boca de una cámara colocada sobre un monitor el audio que se capta es demasiado bajo y con más eco del que nos gustaría. No supone un problema para emisiones en directo o grabación de vídeos porque el 99% de los usuarios tendrán ya un micro de su elección bien sobre la mesa o en los auriculares. Pero entendemos que quienes quieren una cámara para llamadas en vídeo prefieren contar con el micrófono de la cámara para ahorrarse más dispositivos y en este caso aquí hay un punto débil muy claro.

En general la Kiyo Pro es un dispositivo muy sólido, totalmente recomendable para emisiones en directo y en ciertas condiciones incluso para grabar algún que otro vídeo. Su problema es que tiene que justificar un doloroso desembolso de 200 € y hay cámaras considerablemente más baratas que pierden funcionalidades poco aprovechadas como el HDR a cambio de ofrecer una calidad de imagen muy similar o en algunos casos superior. Es uno de esos dispositivos para quienes quieren tenerlo un poco todo sin darle muchas vueltas a la compra y no les importa el desembolso que sea necesario.