El hecho de que Nintendo DS y Nintendo Wii acerquen el videojuego a un público que de otra forma no habría tocado una consola en su vida ni se habría interesado por juegos de otra manera gracias a su pantalla táctil ha provocado que numerosas empresas quieran hacer juegos para ese público que no sigue día a día la actualidad del mundillo. Hay un público que simplemente quiere juegos sencillos con los que pasar el rato, con un desafío más bien mínimo, con el que pasar el tiempo de forma desenfadada y no hay nada malo en ello. 'Wii Sports' nos demostró que podemos pasarlo bien con los deportes más sencillos, 'Brain Training' que es divertido ejercitar nuestro córtex prefrontal, los juegos de 'Nintendogs' nos hicieron querer perritos durante unas semanas para luego demostrarnos que no estábamos preparados para cuidar de ellos en la vida real... Muchos juegos que podíamos calificar como "casual", pero que simplemente son juegos para un público diferente al que se estableció en los noventa.
De esa época nació la franquicia 'Cooking Mama', una de las pocas series que no fueron creadas específicamente por Nintendo, pero que se ha quedado como un nombre casi fijo de sus consolas. Estos juegos saben atraer al público menos experimentado con minijuegos de cocina de todo tipo con su primera entrega en 2006, y sigue al pie del cañón con numerosas secuelas y spin-offs en los que hemos hecho jardinería, manualidades, y hasta cuidar un bebé acompañado de un muñeco. Hay quien puede considerar sexista y que perpetúa los estereotipos de género que ya no deberían existir en el mundo actual, pero el juego no está directamente enfocado a las niñas ni dice que no pueden disfrutar de él los niños ni verse representados a diferencia de juegos como 'Nintendo presenta New Style Boutique' que no permite tener un avatar masculino. Pero ese es otro debate porque aquí analizamos un juego de hacer dulces según nos cuenta una cocinera que nada tiene que enviar a Eva Arguiñano, con diferentes minijuegos basados en los laboriosos pasos de crear un pastel o una tortita con forma de oso que podemos decorar a nuestro gusto.
Ahora estamos con 'Cooking Mama: Sweet Shop', otro spin-off de la mamá más cocinera del mundo de los videojuegos en el que esta vez nos pone a cocinar dulces de todo tipo, con lo que este juego no es apto para los diabéticos ni para los golosos sin autocontrol. No es nuevo este título, puesto que estamos ante la localización de un juego aparecido en 2014, que habrán traído a occidente porque tenían un espacio en su agenda de lanzamientos.
Para quien no haya jugado a ningún título de 'Cooking Mama', se lo explicamos rápido: Mama nos pone un plato y nosotros debemos cocinar siguiendo sus instrucciones en diferentes minijuegos, y al terminar nos califica con diferentes medallas según el tiempo que hemos tardado y los errores que hemos cometido. Ya, eso es todo. No es el juego más complicado del mundo y ese es parte de su atractivo: diversión sencilla, directa y con un envoltorio de caramelo apto para todos los públicos.
Hemos de admitir que el juego intenta que las diferentes pruebas basadas en los diferentes pasos para cocinar un dulce postre sean diferentes entre sí y originales, puesto que de base no puedes hacer mucho más aparte de cortar ingredientes, mezclar con batidora, montar, amasar, mezclar y poner el horno a cierta temperatura y tiempo. Al principio la cantidad de minijuegos es interesante, imaginativa y te sorprende de cómo han gamificado los repetitivos procesos de la creación de una tarta. Pero al terminar la décima receta se nota que repiten mucho los procesos entre los diferentes dulces y lo único que los llega a diferenciar es la duración de los mismos o aspectos meramente estéticos.
Pero eso no es malo, puesto que nosotros lo hemos jugado de forma intensa y enseguida se nota que está pensado para jugar en varias sesiones de unos pocos minutos cada día por alguien menos versado en el mundo del videojuego. Claramente no somos el público objetivo, y hay que saber ponerse en su lugar siempre que se pueda.
Los minijuegos de cocina tratan de ofrecer variedad ante todo, porque de alguna forma tienen que mantenernos ocupados con las decenas de recetas, pero el hecho de que los pasos se vayan repitiendo, el ritmo sea muy lento y que el juego es especialmente condescendiente y laxo a la hora de calificarnos estropea en cierta medida la diversión. Todos los problemas de ritmo se lo podemos achacar a la frase "Caramba, incluso mejor que Mama" que nos repite todas las veces que terminamos uno de los pasos.
A esa frase le pasa lo mismo que a la frase "Rayos y retruécanos, Radiactivo Man" en su película: se dice tanto que pierde todo su significado y valor como recompensa al jugador cuando Mama nos dice esa frase por trigésima vez. Que lo diga solamente en calificación final de la receta habría mejorado el impacto y la recompensa. Por culpa de esa frase se ve afectado el ritmo de juego, que se empeña en alargar la creación de las recetas con la repetición de la frase favorita de Mama.
En esta entrega le han añadido componentes de gestión de tienda de forma que todos los platos que creamos estarán disponibles para ser vendidos en nuestra tienda. Pero esto es totalmente opcional y la única recompensa que nos dan son marcos y pegatinas para hacer fotos y demás elementos decorativos que no ofrecen ninguna variedad al juego y solamente están para añadir coleccionables. En el resto de aspectos técnicos, el juego cumple con un apartado gráfico que no se complica demasiado la existencia más allá de hacer que todo funcione, y lo mismo se puede decir de la música, compuesta de unos pocos temas funcionales que se repiten constantemente.
Como pasa con el resto de la serie, 'Cooking Mama: Sweet Shop' es otro juego sencillo pensado para el público más joven y menos exigente. No hay un gran desafío en los minijuegos, los coleccionables son escasos y felicita al jugador por cada uno de sus pasos en vez de por el resultado final. Pero a su favor se puede decir que hace que sea accesible y artísticamente, para ser un juego directo al público infantil y familiar, es visualmente reconocible y distintivo frente a los otros muchos juegos que intentan apelar a este público casual y eso tiene mérito.
En resumen: 'Cooking Mama: Sweet Shop' es como cualquier otra entrega 'Cooking Mama', no se arriesga con nada especialmente nuevo ni rompedor que pudiera echar a su público potencial pero al menos sabe dirigirse a él y no es nocivo para el medio de los videojuegos. Todos los jugadores necesitan vías de entrada y si estos juegos de cocina logran que jugadores casuales que en la vida han tenido experiencia con videojuegos entren al mundo y vayan expandiendo sus horizontes, bienvenido sea. Incluso alguien con años a sus espaldas puede cogerle gusto y disfrutar de debido a su naturaleza desenfadada, poco seria, colorida y sencilla que ha hecho que la serie 'Cooking Mama' siga teniendo nuevas entregas.