Coger soldados americanos y empezar a pegar tiros en una ambientación bélica actual es algo que hemos hecho muchas veces en un videojuego. De vez en cuando, viene bien cambiar y explorar mundos completamente nuevos e inesperados. Éste es el caso de 'Clid the Snail', un juego desarrollado por los españoles de Weird Beluga Studio que no deja indiferente a nadie en su propuesta. No controlamos a un veterano de guerra capaz de derrotar a un ejército entero y derrocar al dirigente de un país, sino que nos ponemos en la viscosa piel de Clid, un caracol con forma humanoide y muy malas pulgas. El mundo que nos presentan desde Weird Beluga está plagado de animales de todos tipos (babosas, saltamontes, topos, conejos...), con la misma organización y diferencias entre pueblos que tenemos en la realidad. Es más, los humanos han desaparecido y sólo quedan algunos restos en forma de cadáveres y huesos. No nos podemos olvidar antes de meternos de lleno en lo que ofrece 'Clid the Snail' es que el título ganó la VI Edición de los Premios PlayStation Talents a mejor juego del año. 'Clid' ha conseguido elevar el listón de los proyectos arropados bajo el programa de PlayStation Talents.
'Clid the Snail' comienza en un punto alto gracias a la personalidad de su protagonista. El caracol es un tipo engreído y con mala leche, ganas de bronca y un problema con el alcohol; todo lo contrario a los de su especie (no en vano, todos tienen nombre de filósofos), que nada más empezar le expulsan de la comunidad. Durante toda la aventura vamos acompañados de una luciérnaga de nombre Belu, que actúa como su conciencia e intenta pararle los pies siempre que puede. El choque de personalidades no es nada que no hayamos visto antes, pero resulta muy divertido ver cómo discuten a cada paso que dan. Clid acaba siendo acogido por un grupo de exiliados como él, que son los únicos que están haciendo frente a la amenaza de las babosas mientras el resto de animales se aíslan en sus poblaciones.
En cuanto a su jugabilidad, 'Clid the Snail' es un twin-stick shooter con vista isométrica, es decir, nos movemos con un stick y con el otro apuntamos con una mirilla láser para una mayor precisión. Sin querer caer en la manida comparación con 'Dark Souls', 'Clid' cuenta con una dificultad muy bien ajustada, ni pone las cosas fáciles ni hace imposible avanzar. Los primeros pasos son algo más complicados hasta que nos hacemos con el control. Luego la curva desciende ligeramente al ir adquiriendo mejoras (aumentar la salud máxima o las pociones que podemos llevar, por ejemplo) y mayor destreza. La última hora de juego funciona como un examen final para ver si el jugador ha estado prestando atención y adquirido la habilidad necesaria para superarlo.
La posición de la cámara también ayuda un poco a subir la dificultad, pero no suele hacerlo de una manera injusta. Al tener una visión más limitada, hay que estar todo el tiempo pendiente porque puede venir un enemigo de cualquier sitio o directamente caer un cóctel molotov del cielo. El gunplay requiere más de precisión que de rapidez. Alejarse del enemigo mientras recargamos el disparo para hacer más daño, reventarlo, dar una voltereta para evitar el siguiente ataque (vigilando la barra de resistencia, claro está) y volver a apuntar.
En cuanto a las herramientas con las que contamos para hacer las cosas un poco más fáciles, tenemos varias armas diferentes, como un lanzallamas o una escopeta. El fusil de energía del principio ya es bastante poderoso e incluso puede completarse el juego únicamente con él, pero siempre se agradece mayor potencia de fuego, especialmente en los jefes finales. La concha del caracol se puede modificar, algunas con funciones más defensivas y otras todo lo contrario, como aquélla que dispara misiles por doquier.
Aunque la mayor parte del tiempo la pasamos matando a otros animales, hay una pequeña porción de puzles que aportan algo de variedad al desarrollo. Generalmente son interruptores que debemos accionar con nuestra arma para desactivar láseres que nos impiden avanzar. No es nada del otro mundo ni rompe el ritmo, así que se agradecen estos breves descansos en los que no preocuparnos por dónde van a venir los tiros.
El diseño de escenarios consigue dar una sensación de que el mapa es más grande de lo que verdaderamente es y en ocasiones incluso que hay varios caminos (cuando en realidad no los hay). Cada población tiene personalidad propia, por lo que no hay una sensación de estar todo el tiempo en el mismo sitio en ningún momento. El peor aspecto en este sentido es que hay constantemente una neblina en el juego claramente para disimular defectos gráficos. Junto a la cámara en esa posición tan alejada, se pueden ver muy pocos detalles de los escenarios.
Conclusiones
En definitiva, 'Clid the Snail' ha sido toda una sorpresa. Con unas mecánicas jugables sencillas y sin aportar nada dentro de su subgénero, todos los elementos funcionan muy bien, especialmente gracias a su dificultad tan bien medida. En ningún momento da sensación de ser injusto con el jugador. Además, los checkpoints son relativamente abundantes para no agobiar demasiado. Tan sólo exige un poco más que la media, pero no mucho más. Es un juego pequeño, pero se nota mucho el cariño y el esfuerzo que le han puesto. Habrá que seguir de cerca el próximo proyecto de Weird Beluga Studio.