Yo no era más que un adolescente cuando me puse por primera vez a los mandos de un 'Carmageddon', o mejor dicho, al teclado. Fue en casa de un amigo en aquellos tiernos años 90 cuando descubrí, seguramente por primera vez, la violencia gratuita en un videojuego, mucho antes de que otros como 'GTA' o 'Manhunt' ofrecieran la posibilidad de hacer verdaderas barrabasadas. El que fuera el pionero del atropello y las acrobacias no pasa hoy por su mejor momento, y una vez tras otra, se intenta apelar al deseo de los jugadores por el gamberrismo para volver a situarlo en una posición de cierto prestigio, pero con los productos lanzados últimamente, es complicado. También con este 'Carmageddon: Max Damage', como evidentemente nos temíamos.
Mira que es este un juego que lo tiene todo para ser tremendamente divertido, y es difícil que logre el efecto contario, pero maldita sea, lo consigue. La teoría dice que 'Carmageddon: Max Damage' cuenta con lo necesario para ofrecer diversión directa, sin ninguna complicación y mucho sentido del humor gamberro, pero en la práctica se comprueba que hace aguas por varios agujeros, y el técnico es el menos grave.
La carta de presentación difícilmente puede ser más pobre, porque a las texturas de sus poco detallados escenarios y peatones se suman bugs de físicas que van a llenar vídeos recopilatorios de disparates. Es habitual ver un choque no excesivamente fuerte y salir disparado por los aires nuestro vehículo, emprendiendo un viaje espacio-tiempo sin final aparente, lo que al fin y al cabo, no deja de ser gracioso. Sinceramente, los bugs y el sistema de daños -por el cual sigues disputando la carrera sin chasis y... sin piloto incluso- son con lo que mejor me lo he pasado de este juego, lo que dice bastante de él, y no demasiado bueno, obviamente.
El apartado técnico no es el mayor problema de 'Carmageddon: Max Damage', ya que con los poco más de 600.000 dólares recaudados en Kickstarter -para tres versiones, PS4, Xbox One y PC, donde toma el nombre de 'Carmageddon Reincarnation'- no se puede hacer mucho más. Incluso logra otorgarle ese aire, 50% vetusto y 50% casposo, que le da cierto encanto, porque... ¿qué es un juego gamberro sin ese toque rancio? Lamentablemente, es a la hora de jugar cuando las carencias se agravan.
'Carmageddon: Max Damage' tiene una oferta de pruebas que sí se puede calificar como variada, pero a la larga, no dejan de ser repetitivas. Desde algunas donde el objetivo es simplemente quedar primero, a las clásicas en las que hay que destrozar el resto de oponentes, a otras donde hay que pasar por puntos de control aleatorios o atropellar peatones en concreto. No está mal, ciertamente, pero no sé si tienen fallos de diseño o simplemente es que aspectos como el control del coche las hacen parecer más tediosas de lo que realmente son.
Porque el control es terriblemente malo. No es problema de las físicas, que desafían cualquier teoría científica, sino probablemente la sensibilidad a la hora de girar el coche la que genera una grandísima frustración. Es ahí donde reside la mayor dificultad del juego: en dominar un miura de cuatro ruedas, más que en lidiar con los otros cinco rivales que nos encontramos en la pista. Llamar inteligencia artificial al comportamiento de los individuos que están al volante de nuestros rivales es ser demasiado generoso, lo que insisto, no quita para que sea un juego desafiante a ciertos niveles. Pero que quede claro: por un control ingobernable.
Tampoco hay que cebarse con este título, ya que tiene cosas buenas. Por ejemplo, no va mal provisto de contenido, con muchos desbloqueables en forma de nuevos coches, armas y habilidades extra, lo que puede (PUEDE) lograr mantener al jugador enganchado durante cierto tiempo. Este tiempo no va a ser mucho, porque por su propio concepto, 'Carmageddon: Max Damage' está diseñado para "disfrutar" en dosis pequeñas. Sesiones de juego mayores de una hora pueden provocar somnolencia y muchas otras cosas más, casi ninguna positiva.
La oferta de modos de juego tampoco va mucho más allá. Además del -extenso, eso sí- Modo Carrera, el modo libre ofrece la posibilidad de hacer el cabra sin restricciones, ideal para un rato en el que no queramos más que eso. Aparte, el modo multijugador no despunta por unos previsibles problemas a la hora de encontrar partida y dentro de ella, cierto lag que enturbia la experiencia.
Una franquicia de otra época
'Carmageddon' es una licencia que tenía cierto sentido hace 20 años, cuando pocos juegos más ofrecían la violencia y el sentido del humor vulgar de esta, pero ahora las posibilidades para esto son múltiples, y probablemente, más divertidas. Se busque un arcade de conducción o un juego para, sencillamente, hacer barrabasadas, seguro que debajo de una piedra hay decenas de juegos más propicios. 'Carmageddon: Max Damage' no es lo que necesita esta franquicia, porque puestos a lanzar un juego técnicamente justito hay que arriesgar, presentar mecánicas, modos o lo que sea, ciertamente rompedores. Y este juego no lo intenta siquiera. Una lástima.