ANÁLISIS

'Call of Duty: Advanced Warfare': la franquicia se estrena (de verdad) en la nueva generación

Sledgehammer Games sienta las bases de lo que será la fórmula en las nuevas consolas con una propuesta aunque no rompedora, sí muy sólida.

Por Pedro Herrero 19 de Noviembre 2014 | 15:45

Hay que ver las vueltas que puede dar el género del shooter bélico. El estreno de las nuevas consolas coincidió con la llegada de 'Battlefield 4' y cómo no, una nueva entrega de la franquicia de Activision: 'Call of Duty: Ghosts', cuyo principal reclamo publicitario era... un perro. Vista la debilidad de su rival, el juego de EA y DICE lo tenía todo en su mano para comerle aún más terreno a 'Call of Duty', pero pasó lo que pasó: meses después, 'Battlefield 4' seguía sin funcionar como debía donde realmente se ganan estas guerras: el multijugador competitivo. Así nos llega 'Call of Duty: Advanced Warfare', que cual depredador, ha olido la sangre del aspirante para recordarle a todo el mundo quién es el rey, aún, del género.

Un paso adelante en la narrativa

Siempre me han gustado las campañas de 'Call of Duty'. Sí, son extremadamente lineales y scriptadas, prácticamente poco más que un shooter sobre raíles, pero también son frenéticas y espectaculares, lo que da como resultado un modo para un jugador divertido, pero que no pasa de ser un mero tutorial de cara a las refriegas en línea. Sin embargo, todas tenían un punto en común: la historia me importaba entre poco y nada, bien porque no tenía personajes especialmente carismáticos o bien, porque el papel protagonista se repartía entre varios soldados. Afortunadamente, eso ha cambiado con 'Advanced Warfare'.

Su protagonista es Jack Mitchell, un marine estadounidense que tras los sucesos acontecidos en una operación en Corea del Sur, es reclutado por Jonathan Irons para su causa: Atlas, una corporación privada destinada a resolver los problemas que los ejércitos de cada nación no pueden, pero de una manera distinta: con el más avanzado armamento como exoesqueletos, Goliats (algo así como los titanes de 'Titanfall'), tanques cuadrúpedos, etc... Durante su estancia en Atlas, Mitchell hace buenas migas con otros miembros de la corporación, como Gideon e Ilona, y parece que todo va sobre ruedas en su nueva vida, hasta que...

Hasta que se empiezan a torcer las cosas, evidentemente. Seguramente la trama que narra 'Call of Duty: Advanced Warfare' no sea digna de Oscar, en el caso de que estuviéramos hablando de una producción cinematográfica, pero sí da para que ocurra algo inédito en la franquicia, al menos desde mi propia experiencia: terminar un episodio y hacerlo pensando "¿qué narices va a pasar ahora?". En general, todos los personajes están bien definidos e interpretados, pero hay dos (sí, dos) que sobresalen: uno es, claro, Jonathan Irons, en cuyo papel se ha puesto Kevin Spacey, que como no podía ser de otra manera, borda su rol. Pero el otro es el protagonista principal, Mitchell, interpretado por Troy Baker, al cual algún día habrá que hacerle un monumento (es Joel en 'The Last of Us', Joker en 'Batman: Arkham Origins', Delsin Rowe en 'inFamous: Second Son', Booker en 'Bioshock Infinite' y un largo etcétera), y que consigue que desde el principio no sea nada complicado empatizar con su personaje. Las interpretaciones se redondean con un doblaje al castellano magnífico en todos sus personajes, así que sí, podemos decir sin miedo que por fin, la historia de un 'Call of Duty' importa.

Pero no hay que llevarse a equívocos: la fórmula sigue siendo la misma. Lo que tenemos es una campaña de, como siempre, alrededor de ocho horas (en niveles de dificultad altos), que nos llevará a lo largo y ancho de todo el globo, visitando lugares como Nueva Bagdad, San Francisco, Grecia, Seattle, Detroit... pero cuyo desarrollo sigue el patrón marcado por la franquicia desde sus inicios. Por desgracia, también abusa de niveles en los que el objetivo es seguir a nuestro compañero (Gideon, casi siempe), con lo que la libertad queda reducida a su mínima expresión, pero al mismo tiempo, lo combina con situaciones variadas, como manejar un dron de ataque, ponerse el equipo de un Goliat, fases de conducción o incluso de sigilo (no demasiado bien llevadas)... lo que unido a la ya clásica retahíla de momentazos épicos hace que estemos ante una película de Michel Bay. Ya sabéis: os vais a divertir y vais a ver situaciones absolutamente espectaculares, pero no le pidáis peras al olmo.

Toca hablar de las nuevas características, sobre todo del exoesqueleto. Este nos da, como habilidad más importante, la capacidad de hacer un doble salto para llegar a zonas más elevadas. Además de eso, disponemos de un gancho elevador, un amortiguador para suavizar caídas y otros gagdets que podían llevar a pensar que se iba a ver una revolución en el modo individual, pero nada más lejos. El doble salto es el único aspecto aprovechable, al menos a elección del jugador, ya que el resto de elementos se utilizan de manera demasiado guíada y no deja apenas lugar a la decisión del jugador. Cada una de estas habilidades es mejorable tras cada misión, y es imposible tener todas a tope tras terminar la campaña por primera vez, con lo que se potencia la rejugabilidad, pero creedme: no habría sido necesario esto para que querráis darle una segunda vuelta al juego.

Por otro lado, los obsesionados con las cifras y los aspectos técnicos pueden estar más que tranquilos: por primera vez, un 'Call of Duty' es desarrollado específicamente para la nueva generación, en lugar de ser el port vitaminado que supuso 'Ghosts'. Esto se nota y mucho, ofreciendo unos efectos de iluminación espectaculares, excelentes en partículas como el polvo o la nieve, y texturas más que solventes sea cual sea el entorno en el que nos movamos. El resultado del buen trabajo con el IW Engine son 1080p y 60 frames por segundo a una tasa constante tanto en campaña como multijugador. Sin embargo, el punto más algido lo representan las recreaciones faciales durante las escenas cinemáticas: altamente expresivas y casi fotorrealistas. Realmente asombroso, de veras.

Un doble salto también en el multijugador

Valga el chiste fácil para describir lo que supone la implementación del exoesqueleto en el modo competitivo. Sin llegar a revolucionar la propuesta ya sobradamente conocida, las nuevas habilidades otorgan al online un elemento del que carecía hasta ahora: los distintos niveles desde los que podemos atacar o ser atacados, y otras posibilidades como el movimiento de evasión hacia los lados (aunque realmente complicado de ejecutar teniendo en cuenta el ritmo al que transcurren las partidas) o hacia delante si estamos esprintando. Además, todos los jugadores poseen por defecto un "efecto armadura", lo que hace que no caigamos con solo un par de disparos, a no ser que sean en la cabeza. Como consecuencia, podemos durar algo más en la batalla y no caer tan fácilmente en el bucle "salir-matar-morir" contínuo que siempre ha sido este modo.

El multijugador de 'Call of Duty' siempre ha sido frenético, y en 'Advanced Warfare' no es una excepción, todo lo contrario. El añadido de las nuevas habilidades provistas por el exo convierten cada partida en auténticas ensaladas de tiros sea cual sea el modo al que estemos jugando, lo que también significa que se tiene muy poca piedad con el jugador que empieza. Esta franquicia lleva muchos años y ya hay "unos cuantos" jugadores que se las saben todas, y por desgracia, también algún que otro campero, con lo que si hay alguien que va a empezar en este mundillo de los shooters online con esta entrega, más vale que le eche un buen puñado de paciencia.

Pero en realidad, ese es el único aspecto negativo del multijugador, porque incluso los niveles están diseñados brillantemente. Con la característica de siempre de facilitar el enfrentamiento directo, 'Advanced Warfare' incorpora mapas especialmente creados para aprovechar las posibilidades del exo a tope, lo que da como resultado partidas muy divertidas y agradecidas de jugar, aún habiendo salido escaldados de la misma.

En cuanto a modos, a los ya clásicos Dominación, Baja confirmada, etc... se suman esta vez Inicativa y Enlace. Iniciativa es una especie de toma de punto caliente que según transcurre la partida se va reduciendo. Además, al ser solo una zona la que hay que tomar, hace que alrededor de ella se monten verdaderas matanzas en las que sumar bajas (y muertes, claro) rápidamente. Por su parte, Enlace es una especie de partido de rugby en el que el jugador que porta el dron (a modo de pelota) no puede disparar y son sus compañeros los que le dan cobertura hasta llegar a la línea de meta. Un modo sin duda poco hortodoxo, pero sí muy original y divertido.

A todo este se une la tremenda capacidad de personalización de nuestro soldado, desde el sexo, la indumentaria, pasando por la clase (personalizable también), las rachas... Es muy complicado ver dos soldados iguales, no solo en su apariencia física, sino también en sus funciones y preferencias a la hora de utilizar un arma o un perk. A colación de esto, vuelve el sistema Pick 13, que nos permite repartir 13 puntos entre accesorios para armas, habilidades, rachas, etc... y que nos obligan a pensarnos bien cómo distribuirlos. Si a esto le sumamos los cofres con contenido aleatorio cada vez que llegamos a cierto nivel o cumplimos algún desafío, la emoción aumenta. Estos cofres pueden contener minucias, como una gorra, o codiciadas armas de categoría Elite, y como digo, lo que contienen es una absoluta incógnita hasta que los abrimos.

El rey recupera su trono

'Call of Duty: Advanced Warfare' no es una entrega revolucionaria, ni hará que aquel que reniega de esta franquicia consiga engancharse, pero seguro que hay muchos jugadores que terminaron hastiados de ella y estaban esperando algo que les volviera a hacer creer. Bueno, ese "algo" ha llegado, porque bajo la misma fórmula de toda la vida, se esconde una campaña más ambiciosa en todos los sentidos y un multijugador que funciona exactamente igual que siempre: como la seda. 'Call of Duty' vuelve a ser el rey de los shooters bélicos y tiene toda la pinta de que por este camino, no va a ser fácil hacerle siquiera temblar.