El 8 de Enero 2018 | 22:53
¿Qué es la identidad? No pretendo entrar en un debate filosófico, pero no puedo evitar preguntarme algunas cosas sobre este aspecto si se trata de videojuegos. ¿Se puede definir el alma de un producto por el cariño puesto en él? ¿Cómo se mide el valor creativo a la par que el consumista? Y lo más importante: ¿tienen los juegos identidad? Porque en ocasiones puede resultar difícil distinguir a unos de otros. Ese ha sido mi problema con 'Brawlout', uno de los títulos de lucha más sonados últimamente para Nintendo Switch.
Cualquiera puede decir qué es 'Brawlout': un título perteneciente al género de lucha en el que diferentes y variopintos personajes combaten entre sí en un terreno de dos a cuatro luchadores, donde se pierden vidas cuando eres expulsado del área de visión; para medir la distancia recorrida que un golpe provoca se utiliza un medidor por porcentaje de daño. Incluso hay personajes invitados de otros videojuegos. Y aquí está el problema: ¿qué tiene que lo haga único con respecto a otros juegos semejantes?
Semejanzas y errores
Nadie puede esconderlo: la propuesta de 'Brawlout' se asemeja demasiado a 'Super Smash Bros.', una de las franquicias más destacadas y mimadas de Nintendo. La comparación es inevitable, ya que ha servido como fuente de inspiración en mucho más de un aspecto. El estilo de combate, el planteamiento de forma de luchar, porcentajes de daño... Que no es el único juego en seguir los esquemas planteados por el crossover nintendero, por supuesto. Podríamos casi declararlo como un nuevo género al que llamaremos smashlike.
El problema está en que otros smashlike intentan buscar su identidad en aspectos diferentes, propuestas frescas. Pueden cambiar el porcentaje por puntos de salud, plantear los escenarios como algo cerrado, centrarse en combates de menor duración pero gran intensidad; hay algo en ellos que los hace lo suficientemente atractivos y ayudan a que el género crezca y evolucione.
Pero 'Brawlout' no. Cuando entro en una partida del juego me pregunto cuál es la intención. No hay ningún elemento que lo haga particular y único, algo con lo que se encienda esa bombilla y diga que lo que estoy experimentando es algo nuevo y particular. Sólo hay uno en todo el título, algo que lo diferencia de otros títulos: el medidor de rabia, el cual permite al luchador romper un combo en caso de ser golpeado demasiadas veces o liberar el modo rabia, que aumenta la fuerza y defensa de nuestro personaje durante unos escasos segundos. Una mecánica interesante que puede aportar algo de justicia al aspecto competitivo, pero por sí solo no consigue que destaque por todos los demás puntos.
Luchadores, ¡reuníos!
Quizás debamos buscar en otros apartados lo que le hace particular y único a este título, como la historia. Esta puede rascarse a partir de dos elementos: las biografías de los personajes y las interacciones que tienen con otros luchadores en el modo arcade, las cuales se resumen en tres líneas. Si terminamos este modo con un personaje se nos compensa con un final vistoso, pero tampoco demasiado informativo. Si exploramos lo suficiente descubriremos que no hay nada demasiado sustancioso que contar acerca de los protagonistas, ni un trasfondo psicológico que nos lleve a plantearnos su existencia o un humor tan fuerte que nos saque una sonrisa. Nada.
Pero es un juego de lucha, quizás lo importante de los personajes esté en sus mecánicas. Por desgracia encuentro este aspecto algo más escaso si cabe. La gran mayoría de movimientos y ataques de los luchadores disponibles son muy similares, si no idénticos, a los ataques de otros personajes en juegos de lucha smashlike. No hay nada por lo que destaquen y con lo que creas que estás jugando algo nuevo. De hecho, para bien o para mal, los controles y movimientos recuerdan tanto a otros títulos que es sumamente sencillo entrar y tomar el control sobre cualquiera de los luchadores: los hemos visto antes.
Esta falta de novedad también se lleva a los dos personajes invitados, quizás uno de los aspectos más llamativos de 'Brawlout'. Además de los luchadores propios y de aspecto animal el juego nos trae a Juan, del juego independiente 'Guacamelee!'; y el Drifter, del título también independiente 'Hyper Light Drifter'. Ambos tienen sus propios movimientos en base a lo visto en sus juegos, pero en vez de ser originales en este aspecto y aprovechar las características de sus títulos hacen uso de movimientos genéricos y de sobra usados en otros juegos de lucha. Destacan sobre los demás luchadores, pero no por originalidad.
Lo hacen especialmente por el aspecto competitivo, porque tienden a ser mucho más poderosos que otros personajes del juego base. El balance de fuerza y habilidades no está lo suficientemente equilibrado entre los luchadores como para hacer los combates lo suficientemente justos, y se trata de un problema al ser un juego volcado en su aspecto competitivo. Algunos de los combatientes sufrirán mucho más en mitad del combate que Drifter o Pepe porque sus ataques son más veloces, más fuertes. Y si no funciona el balance en un juego de lucha es que hay un problema de raíz importante.
Horas de entrenamiento
Al final del día quizás nada de esto importe. No hay ningún juego semejante en Nintendo Switch a 'Brawlout', por lo que como sustituto podría servir para matar el tiempo. Este argumento es uno que muchos han dicho desde su lanzamiento, pero es insuficiente y algo débil: en efecto, es un sustituto, pero uno que es incapaz de satisfacer a los fans de la manera correcta.
La ausencia de suficientes modos para un jugador hacen que el título entero se tenga que volcar en el online, el cual no funciona lo bien que debería. Los problemas de conexión y la lentitud de algunos combates al encontrarnos con rivales perjudican la experiencia de forma grave, algo difícil de asumir cuando existen juegos como 'ARMS' que han encontrado la forma de evitar en gran medida esta clase de problemas. Jugar en competitivo en línea puede resultar una pesadilla para los jugadores que quieran sumergirse en profundidad en el juego... O sencillamente desbloquearlo todo.
Las herramientas que se nos ofrecen para desbloquear el contenido adicional del juego son casi exclusivamente relacionadas con el online, y es un problema grave. Sólo contamos con tres escenarios y ocho luchadores al principio: si queremos más lugares donde combatir toca farmear y probar suerte con piñatas virtuales. Lootboxes. No hay elementos de pago con dinero real, pero la frustración y las excesivas horas de entrenar para conseguir recursos están ahí. Hay que sumar, además, que ninguno de los personajes extra desbloqueables nos traerá la diversidad que esperamos: son todos clones de otros luchadores ya existentes, tanto visual como mecánicamente. Desbloqueamos elementos por, sencillamente, el placer de abrir una caja aleatoria que nos puede dar lo que queremos o no.
Conclusiones
'Brawlout' no tiene identidad. Se asemeja demasiado a otros juegos del género hasta casi imitarlo sin pudor alguno; su carencia de contenido y novedades echan lo suficiente atrás a cualquier jugador lo suficientemente interesado en el juego; y para colmo, su sistema para desbloquear contenido es poco satisfactorio, exigente con las horas invertidas y no ofrece las compensaciones que deberíamos merecernos. Es cierto que no hay ningún juego parecido en la actualidad en Nintendo Switch, pero eso no debería valer como excusa. 'Brawlout' necesita una identidad propia.
Lo mejor:
- Cuenta con personajes de otros juegos independientes.
- Multijugador hasta cuatro personajes en una sola consola.
Lo peor:
- Excesivamente similar a otros juegos.
- Pocos modos de juegos.
- Personajes clónicos entre sí, visual y mecánicamente.
- Exceso de horas necesarias para desbloquear el contenido adicional.
- Uso innecesario de lootboxes, incluso gratuitos.