El 31 de Enero 2019 | 20:10
Por algún motivo no solemos hablar mucho de los juegos más pequeños. Algunas experiencias que nos cuentan sólo una décima parte de lo que un gran lanzamiento puede ser mucho más grande que ese juego del momento incluso sin pretenderlo. Hablo de los títulos más ligeros, aquellos que suelen categorizarse como casual y que muchos jugadores repudian con la excusa de que si deben ser baratos será porque no merecen nuestro tiempo. Como jugador me siento obligado a destacar que algunos de estos títulos son algo que consumo con constancia, y una de las más gratas sorpresas que me he llevado es con el ligero 'Bleep Bloop'.
Esta obra editada por Zerouno Games está desarrollada por un grupo realmente pequeño que se hace conocer como Ludipe and Friends. No pretenden hacer una aventura gigantesca, ni tampoco otorgarnos una narrativa que nos deje fascinados y llegue a nuestro corazón. El juego deja que hable a través de sus mecánicas, sus niveles y el buen espíritu de pasar el mando a quien nos mira jugar en cualquier momento. Da igual quién sea o qué edad tenga: podrá pasar un buen rato contigo. Su simpleza es su punto fuerte. Algo fantástico debe hacer para lograrlo.
Conoce a Bleep y a Bloop
No hay trama alguna en todo 'Bleep Bloop', y la verdad es que este es un elemento que juega a favor del título a la larga. Tenemos frente a nosotros a dos bloques de colores, uno amarillo y otro rojo, que deben ayudarse mutuamente para llegar al final de cada nivel. Su forma de funcionar es semejante a los puzles en terreno helado en muchos juegos de vista aérea: movernos en una dirección provocará de inmediato que el personaje sobre el que tenemos control se deslice hasta chocar con un elemento que lo obstaculice, dejando tras de sí un rastro de partículas para decorar el entorno.
Es tan fácil como suena. El control no se vuelve más complejo que esos cuatro botones direccionales: arriba, abajo, izquierda y derecha. No hay que controlar botones analógicos, pulsar combinaciones de botones o tener un gran control de reflejos. Es increíblemente accesible, animándonos a mantener el movimiento y el flow del momento con sólo pulsar la dirección contrario para volver a moverte y distraerte mientras el otro bloque piensa en cómo actuar a continuación.
No debes recorrer estas coloridas tierras en solitario. Puedes hacerlo, por supuesto, y de hecho encontrarás que 'Bleep Bloop' funciona bien para ratos cortos en los que sólo quieras desconectar. Pero de esta manera puedes cansarte muy rápido tras unos pocos niveles: lo ideal es que mires a tu alrededor, desconectes uno de los Joy Con y te acerques a alguien cercano para que se apunte a una partida con unas risas rápidas. No hace falta que siquiera sea un jugador ávido, pues los sencillísimos controles invitan a cualquiera a unirse a la fiesta. No existe ningún muro, ni siquiera en idiomas. Os podéis conectar compartiendo el mando.
Ese es el espíritu con el que nació Nintendo Switch y que sabe encapsular 'Bleep Bloop' a través de sus cortas fases. En modo portátil te encierras en un mundo pequeño y solitario, incluso estando rodeado de gente en el metro. De repente puedes romper las barreras de tu alrededor y hacer sonreír a alguien con sólo un rato compartido por la pequeña pantalla de la híbrida. Ya no estás solo.
Dos mentes piensan mejor que una
Ese es el espíritu con el que nació Nintendo Switch y que sabe encapsular 'Bleep Bloop' a través de sus cortas fases. En modo portátil te encierras en un mundo pequeño y solitario, incluso estando rodeado de gente en el metro. De repente puedes romper las barreras de tu alrededor y hacer sonreír a alguien con sólo un rato compartido por la pequeña pantalla de la híbrida. Ya no estás solo.
Esta filosofía se lleva también al diseño de niveles, el cual suele ser concentrado y sencillo. Todo lo que vemos en la pantalla es a lo que vamos a tener que enfrentarnos durante los siguientes segundos, sin trampa ni cartón. Debemos calcular nuestros pasos, pensar para salir victoriosos de diferentes situaciones con mecánicas que se agregan cada cierto número de fases. Veo aquí una oportunidad perdida al no agregar un contador de movimientos o retos y desafíos inheridos a diferentes fases, lo que alargaría la experiencia de juego y animaría mucho a la rejugabilidad para seguir experimentando y animarnos a mejorarnos a nosotros mismos.
Estas mecánicas no son muchas, pero nos invitan a experimentar y redescubrir cómo jugar de vez en cuando. Se dividen en chicles que se extienden al colocarnos encima, botones que activan y desactivan bloques que puedan impedirnos y abrirnos nuevos caminos... Son cosas realmente básicas que no se mezclan y nos complican la existencia, sólo nos invitan a repensar cada puzle y los pasos que daremos para evitar quedarnos atascados. Lo cual podrá ser muy sencillo, todo hay que decirlo: como es habitual en el género de puzles a veces nos quedaremos atrapados mentalmente y no sabremos cómo salir de algunas situaciones, lo que nos obliga a pensar fuera del bloque en más de una ocasión. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que en multijugador? Está claro que si uno de nosotros no ve las cosas claras quizás el otro pueda otorgar una nueva perspectiva.
Para bien o para mal, 'Bleep Bloop' es directo y sincero en su planteamiento. Su treintena de niveles nos dará a duras penas para dos o tres horas de juego, y una vez acabado no tendremos mucho más para experimentar o alargar la experiencia de forma activa. Podemos volver al comienzo con una persona diferente, pero no ganaremos nada nuevo. La experiencia termina tan rápido como ha empezado, y podría haberse añadido alguna funcionalidad extra para poder alargar la experiencia de forma opcional. Al menos tenemos música agradable y sorprendentemente relajante para acompañarnos en el viaje, y quizás merezca la pena de vez en cuando dejar la consola encendida para que suene mientras trabajamos y nos concentramos.
Conclusiones
'Bleep Bloop' es uno de los juegos más pequeños que podremos encontrar en Nintendo Switch, pero eso lo hace muy grande. No os dejéis engañar por su portada, la cual puede parecer infantil e incluso algo aburrida la primera vez que ponemos los ojos sobre estos amables bloques de colores: es un juego con un espíritu mucho más grande que otras aventuras de decenas de horas de duración. Eso sí, requiere que quieras abrir tus horizontes, que pases tu Joy Con a quien te observa con curiosidad en el metro o que invites a un familiar enfermo a que se una a ti. Cuando hace clic y se derrumban esos muros sabes que hay algo especial en lo que ves en la pantalla. Debemos celebrar ese espíritu más a menudo.
Lo mejor:
- Bueno: treinta niveles con mecánicas e ideas diferentes.
- Bonito: su simpleza permite la accesibilidad a cualquier clase de jugador.
- Barato: su precio es muy bajo.
Lo peor:
- Puede ser muy sencillo quedarse atascado.
- Falta de retos y desafíos para alargar la rejugabilidad.
- No disfrutarás ni la mitad como un jugador.