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Análisis de 'Bayonetta 1+2' para Nintendo Switch, un baile perfecto

FLY ME TO THE MOON

Análisis de 'Bayonetta 1+2' para Nintendo Switch, un baile perfecto

Daniel G. Astarloa Por Daniel G. Astarloa

El 23 de Febrero 2018 | 13:00

Inspeccionamos de cerca el port de las dos aventuras de la bruja más pícara en las versiones definitivas de sus juegos.

Ritmo es igual a poder. Diferentes pueblos han adquirido maneras distintas de bailar para marcar su identidad cultural, prueba del poder que ocultan a primera vista. La gente no suele valorar la influencia del baile, el cómo afecta a la atracción de las personas y el choque de sentimientos que se dan a exponer en los movimientos de los brazos, la expresión, la energía de cada paso decidido. Conoces a alguien de verdad cuando logras que te dedique un baile personal en el que se exprese sin vergüenza, con el potencial de su expresión carnal contado a través de cortes en el aire y su deseo hacia la música.

Bayonetta no es sexy por su exagerada sexualización, la cual se toma como una parodia de sí misma hasta el límite de lo aceptable en una generación que no acepta críticas. Tampoco lo es por su cuerpo voluptuoso y en muchas ocasiones desnudo y obsceno, el cual recuerda más a una mujer madura que el atractivo colectivo hacia la juventud. No, Bayonetta guarda el secreto de su atracción en su baile, sus pasos, su fuerza en cada esquive. Y lo hace no limitándose a hacerte disfrutarlo como espectador, sino atrayéndote para que tú mismo des esos pasos: ese es el secreto de 'Bayonetta' y 'Bayonetta 2'.

El glamour de la batalla

Llévame a la luna

Jugar a la saga 'Bayonetta' es como aprender a bailar. Tomamos el control de la bruja más pícara de la historia de los videojuegos para enfrentarnos a ángeles que desean exterminarnos con el objetivo de servir a sus amos y dioses; estos seres, lejos de ser bellos y amables, intentarán masacrarnos con ataques de poder masivo y destruyendo poblaciones enteras si es necesario. Y nosotros no somos más que una humana de pequeño tamaño en tacones y con pistolitas.

El error de nuestros enemigos es subestimar nuestro poder. Es coger el mando por primera vez y comenzar a atacar torpemente, machacando botones, sin ritmo ni orden. Los golpes más simples nos alcanzan con daños preocupantes y nosotros, inocentes como niños pequeños, continuamos atacando de forma ciega. Nuestro instinto es movernos como podamos, ir con fuerza bruta.

Pero en cuanto aprendemos de las mecánicas logramos captar que hay un ritmo importante que seguir en el progreso de la batalla. Nuestro movimiento de puñetazos y patadas se vuelve algo metódico, calculado, experimental incluso. Aprendermos a esquivar con gracia en los momentos más apropiados no por memorizar los ataques de los enemigos, sino por la propia velocidad marcada por el combate en el que estamos sumergidos.

Al igual que nosotros aprendemos del ritmo, Bayonetta baila con él. Todos sus ataques, sus movimientos calculados, sus burlas y fintas; todo es parte de un gran baile que nunca se detiene. Por eso tenemos un multiplicador de combos que nos anima a seguir aumentándolo, para nunca interrumpir nuestros movimientos maestros: cuanto más aumenta, mayor satisfacción nos dan esos pasos potentes que nuestra heroína da.

Jefes impresionantes

El mañana le pertenece

Las dos entregas que componen 'Bayonetta' no se diferencian entre sí en exceso. Mientras que el primer juego era innovador y hacía evolucionar el género del hack 'n slash hacia una nueva dirección, el segundo se limita a ser conformista y ampliar lo que ya conocíamos a una extensión mayor. No está fuera de lugar llamar a 'Bayonetta 2' como una expansión glorificada a la que se ha puesto mucho mimo a través de sus lujosos escenarios, increíbles nuevas clases de enemigos y armas diferentes a las conocidas; magnífico, sí, pero una expansión.

Aunque contenga sus errores, el primer 'Bayonetta' es un juego de diez. El momento en el que llegó no podía ser más indicado, con una tendencia a la sobresaturación en el género en el que se asentaba sin que nadie supiera cómo llevar la experiencia de la lucha en la tercera dimensión más allá de los pasos que 'Devil May Cry' había marcado. Tuvo que ser su propio padre, Shinji Mikami, quien revolucionara el hack 'n slash con una creación que, en realidad, parodiaba las aventuras de Dante y compañía llevando al extremo la actitud de su bruja protagonista.

Las claves que elevaron el juego a un nivel de excelencia fueron su capacidad de auto crítica, sus carismáticos personajes, el magnífico sistema de combate y su historia. No porque fuera interesante o innovadora, nada más lejos de la realidad, sino por su constancia de no tomarse a sí misma en serio e interrumpir de forma constante los momentos más aburridos de explicaciones y monólogos con un balazo, una patada, algo que indica el propio deseo del jugador de querer entrar en batalla de una vez por todas.

Y es que son esas batallas donde más brilla el juego original, pues sus jefes finales son memorables, increíbles y de tamaño titánico. Al enfrentarte a ellos por primera vez puedes sentirte pequeña e insignificante, quizás en desventaja por esas kilométricas barras de vida que exponen. Edificios enteros, aeropuertos gigantescos o el mismísimo tamaño de un planeta: todas las amenazas a las que hacemos frente nos superan. Pero nosotros sabemos bailar: ellos no.

Lucha contra los ángeles

Rompe corazones

'Bayonetta 2' mejoraba el baile ampliando los pasos con nuevas canciones. El paso de 'Fly Me to the Moon' de Frank Sinatra a 'Tomorrow is Mine' viene a remarcar esta extensión; el primer tema marca cuál será el ritmo, el segundo arranca con uno ya establecido que no se detiene para explicarte nada de lo que debes hacer. De hecho, el tono está tan marcado que el juego arranca en una explosión de acción desenfrenada en jets de combate atravesando una ciudad mientras toda clase de ángeles intentan cortarnos en trocitos a nosotros y nuestra compañera de armas Jeanne.

No añade mucho a la fórmula que no conociéramos antes. Nuevos niveles, una cantidad mayor de enemigos mortales que desean destrozarnos sobre todas las cosas y, si acaso, una pequeña sección del juego donde manejamos un mecha con el que destrozar los ángeles a nuestro paso. En este caso el foco sí se encuentra en la historia para expandir el lore del mundo angelical y demoníaco de las brujas de Umbra, además de dar un cierre al pasado de Bayonetta y explicar los misterios que quedaron en el aire en la primera entrega. No necesita mayor ambición, pero algunos cambios para hacer evolucionar la fórmula no le habrían hecho daño.

Y ahora Platinum Games nos facilita ambas entregas juntas para su disfrute máximo en Nintendo Switch. Es difícil separar los dos juegos contando con el hecho de que son tan parecidos entre sí, y si además están juntos mejor. Ambas versiones son capaces de correr a gran resolución y gloriosos 60 FPS incluso en modo portátil, además de sumar los trajes adicionales de Nintendo que cambian parcialmente el control sobre nuestra protagonista.

Un beso para ti

Conclusiones

'Bayonetta 1+2' es un juego obligatorio para todos aquellos que tengan una Nintendo Switch. Esta es la obra magna de Platinum Games, la mejor creación con la que pudieron venir en su momento y todavía en la actualidad. Tener la oportunidad de bailar con la bruja más famosa de la Historia de los videojuegos durante el centenar de horas que nos pueden aportar ambos juegos juntos es una oportunidad de oro, especialmente para aquellos que nunca poseyeron una Wii U.

9,5

Lo mejor:

- Nivel de dificultad ajustado a tu experiencia luchando.

- Sistema de batalla profundo y experimental.

- Trajes Nintendo incluidos en ambos juegos.

- Dos por el precio de uno.

Lo peor:

- Falta de innovación en la segunda entrega.

- Jefes finales no tan impresionantes en 'Bayonetta 2'.

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