El 5 de Junio 2019 | 16:00
Corres por las calles de un pueblo desolado. Demasiado rápido; apenas se pueden discernir las elevaciones del suelo empedrado por el que se mueven tus pies. El miedo se agolpa, el corazón late y es difícil sentir algo más que pavor. Incluso los gritos y las amenazas parecen sonar lejanas ante el peligro. Ante la idea de la desesperación, el frío abrazo de la muerte que te acoge.
'A Plague Tale: Innocence' es un título desgarrador. Un cuento que juega con la dualidad de la inocencia y la muerte. De la esperanza y el terror más absoluto. Tanto es así que una mecánica tan simple como echar a correr mientras huyes de un pueblo enloquecido por los efectos de la plaga de peste del siglo XIV se convierte en una odisea tan inmersiva que casi parece que puedas sentirlo en tu propia piel.
La odisea del título medio
'A Plague Tale' es una de las grandes muestras de cómo el medio evoluciona. Un título que indudablemente recuerda al éxito de Ninja Theory y su 'Hellblade: Senua's Sacrifice'. Y es que Asobo Studio logra producir un título que se mueve entre el índice y la producción triple A para ofrecer esta experiencia que suele pasar desapercibida entre los grandes lanzamientos del año sin que nadie repare demasiado en ellos.
Una aventura tan personal como, insisto, aterradora, que nos llevará a la Francia del siglo XIV para ponernos en la piel de Amicia e Hugo. Ambos hermanos de una pequeña familia noble que verá su fin ante las garras de la demencia de la Inquisición, que buscará al pequeño Hugo a causa de la enfermedad contra la que lidia el chico.
Una excusa perfecta de la que su narrativa toma la mano para enfocarse en muchos de esos temas de los que, quizás, no esperamos que hable el videojuego en sus mayores exponentes. Política, religión, orfandad... 'A Plague Tale: Innocence' es una obra de grandes contrastes y que golpea duro con una implacable historia que no teme en enmarcar la crueldad de una tierra asolada por la Guerra de los Cien Años, una enfermedad que se llevaba a miles a su paso y la locura de aquellos que mataban por petición de un Dios. Todo eso y más es parte de una de las grandes sorpresas de 2019.
Esperanza ante la desolación
Que el jugador se ponga en la piel de Amicia es un juego interesante por parte de la gente de Asobo. Y es que lejos quedan las mecánicas a las que el videojuego suele tenernos acostumbrados cuando nuestra misión no es acabar con la amenaza, sino situar millas entre la misma y nuestra propia vida. Cuando los soldados campan a tu alrededor y tu única preocupación es cómo salir del lugar mientras el pequeño Hugo coge tu mano y pregunta cual es el motivo del que una serie de lunáticos armados le busquen.
Y es que la narrativa de 'A Plague Tale' se erige como la columna vertebral de la obra, pero no lo es todo. Sus mecánicas toman forma a su alrededor, haciendo de músculo de un fuerte esqueleto para centrarse en la pura supervivencia y el sigilo. Para conseguir meternos en la psique de sus actores y actrices mientras pasamos a puntillas entre un grupo de soldados y nuestro próximo escondite. Entre la vida y la muerte.
Algo que se vuelve aún más crudo —si es que puede— cuando descubres que la Inquisición no es toda la amenaza. Y es que una horrible plaga de ratas asola la región entera, dando nombre al juego y suponiendo también una parte importante del mismo en un giro tanto narrativo como jugable sin precedentes en el medio que nos obligará a escapar de escenarios donde se agrupan cientos de ratas clamando por nuestra vida — su merienda. Sin duda, uno de los puntos más fuertes del título a nivel psicológico y que, quizás, no sea apto para todos.
La forma en la que 'A Plague Tale' lidia con ello sirve como la guinda a la desolación general del título, generando un importante elemento inmersivo con los estridentes chillidos de las ratas y la necesidad de hacerse con fuego o una distracción para escapar mientras sea posible. Con todo, hay que tener en cuenta que las ramas siempre acabarán por apagarse y que las distracciones nos separan de la muerte por una línea extremadamente fina, por lo que la tensión juega un papel especialmente importante en ello.
Por supuesto, no estaremos desprovistos ante el peligro. Y es que, aunque el título consigue distanciarse de la tónica general con gran acierto, va un paso más allá de títulos como 'Yomawari' y nos permite defendernos. Así lo haremos gracias a la honda de Amicia, que será una gran ayuda durante algunos de los puzzles con los que cuenta el juego así como incluso una herramienta mortal en caso de necesidad. Algo sobre lo que el título siempre se reservará la garantía de hacer pesar sobre ti cualquier muerte que provoques a tu paso.
Y sin embargo, es en este punto donde 'A Plague Tale' muestra algunas de sus asperezas. Y es que, pese a que demuestra esa tendencia general a no optar nunca por los caminos más conocidos del medio, algunas decisiones de diseño resultan demasiado estridentes. Es toda una casualidad que encontremos talleres dónde mejorar nuestra honda, capacidad de carga o sigilo a lo largo de nuestra aventura y, pese a que en lo jugable dota de mucha fuerza al título, resulta un tanto arriesgado el hecho de realizar combinaciones alquímicas para "imbuir" las rocas que lanzamos con ácidos o elementos inflamables.
Un cuento tan desgarrador como inolvidable
Siento que no he dicho tanto como gustaría de la obra de Asobo Studio. Pero es ese tipo de entrega que necesita ser experienciada bajo manos propias, nunca ajena. Una obra repleta de sorpresas, de contrastes y de mecánicas que, pese a rozar la absoluta simpleza, resultan actos cargados de valentía y dirigidos por la propia tensión que da forma a cada una de las escenas del título.
Algo que se ve compensado en todo momento por la fascinante imagen de esta Francia asolada en pleno siglo XIV que tan bien ha conseguido recrear el estudio, haciendo un gran uso de sombras e iluminaciones, logrando una fotografía tan real como elocuente en cada punto del juego. Rompen, en ocasiones, la estética general el comportamiento de las ratas, que llegan a desaparecer cuando no encuentran un agujero o algunas texturas que no logran el excelente nivel del resto del juego, pero nunca consiguen amenazar a su química general. Una que se ve enaltecida por las composiciones de Olivier Deriviere, autor musical del título y uno de los principales culpables de su capacidad inmersiva, con una banda sonora capaz de leer y transmutar cada escena en cada una de las notas que envuelven las dinámicas del juego de forma camaleónica con su psique.
'A Plague Tale: Innocence', insisto, es una de las grandes sorpresas del año. Quizás no lo encontremos este año en la gala de Geoff Keighley. Es posible que incluso pase desapercibido ante una industria demasiado grande. Pero no son pocas sus cualidades, desde esa narrativa sumamente cuidada con elementos tan cohesivos como las conversaciones a tiempo real que tanta vida han dado a otros como 'Life is Strange' o 'Final Fantasy XV' hasta sus picos jugables, repletos de miedo y tensión en cada paso.
Asobo Studio logra desmarcarse de la tónica general para recordarnos que el videojuego individual sigue existiendo. Que las grandes historias siguen ahí. Y lo logra. En prácticamente todos y cada uno de sus puntos. 'A Plague Tale: Innocence' subraya el hecho de que el videojuego es mucho más que un medio creativo.
Lo mejor:
- Su apartado narrativo, siempre a la cabeza del título
- La humanidad y evolución de sus personajes
- Su apartado artístico, tanto en lo visual como en lo sonoro
- Su capacidad y atrevimiento para experimentar con mecánicas simples pero eficientes
Lo peor:
- Algunos elementos se sienten algo fuera de lugar
- Las texturas y el comportamiento de las ratas juegan malas pasadas en algunas ocasiones