Casi por accidente, en la actualización de la eShop de Wii U esta semana nos topamos con un nuevo juego indie al sorprendente precio de 2 euros. La eShop de Wii U está cargada de títulos independientes normalmente a precios asequibles, pero los 2 euros de 'Abyss', lo último publicado por EnjoyUp Games, son ya, de mano, un reclamo suficiente para levantar la curiosidad dentro del catálogo. Antes de comenzar, cabe recordar que 'Abyss' no es un nuevo juego, ya que estamos ante el lavado de cara de un título que vio su paso por los ciclos digitales de Nintendo DS años atrás, también de la mano de EnjoyUp.
Tras una descarga de poco más de 100 MB nos topamos con un juego de habilidad que, según podemos leer en la descripción, nos traslada al año 3027. Como suele habituar en los saltos temporales, la Tierra está al borde del apocalipsis y la subsistencia del planeta se halla en la cuerda floja. A fin de tratar de aprovechar los escasos recursos energéticos que quedan en el planeta, se ha diseñado un robot llamado Nep2no, que hemos de manejar a través de los lugares más recónditos del océano en busca de orbes energéticos. A través de 12 fases hemos de jugar con la gravedad en pasillos laberínticos para recoger seis de estos orbes en cada trazado, mientras tanto el contrarreloj alzará nuestro pulso bajo la presión de marcar los mejores tiempos.
Indies en Wii U
A fin de cuentas, 'Abyss' es un juego tremendamente sencillo, un título pequeñito, lo indie en el sentido más íntimo que se os pueda ocurrir. La fórmula que pone sobre la mesa es la de los primeros indies de moda, como 'VVVVVV': una mecánica jugable muy sencilla, lo manejamos solo con un botón, pero muy adictiva. Con un desarrollo lateral, pone sobre la mesa un estilo visual muy oscuro, de ahí que se me viniese 'VVVVVV' a la cabeza. Para dibujar los niveles aprovecha las siluetas y los contornos, y da riqueza al escenario sin necesidad de buscar profundizar en los detalles. En este sentido 'Abyss' no busca el impacto visual, sino que se vuelca del lado del acabado gráfico práctico para sujetar una experiencia totalmente volcada a lo jugable.
La gracia de 'Abyss' está en lo jugable, y la gracia de la mecánica jugable que propone la encontramos en el sistema de físicas. Como os decía, manejamos un robot en el fondo del océano, lo que implica que estemos jugando constantemente con la flotación y gravedad de nuestra nave, que al principio, os advierto, veremos explosionar una y otra vez hasta que nos familiaricemos con el exigente sistema de control.
Una mecánica sencilla pero adictiva
La mecánica que nos proponen funciona, maldita sea, es un juego divertido y adictivo. Una experiencia muy simple, pero desafiante. Lo malo es que es demasiado corto. Solo son 12 mapas que podremos hacernos casi al vuelo. Una vez los hemos recorrido todos en el modo "historia", se desbloquea el modo Arcade, que nos hará mirar y quemar tiempos, y el Modo Dark con un grupo de niveles en mayo dificultad. Los modos de juego terminan por completarse con un apartado multijugador en local en el que competiremos con otro amigo para ver quien recoge antes los 6 orbes.
La mayor pega del juego es la escasez de niveles. Sin necesidad de buscar nuevas mecánicas, con lo que el juego ya ofrece ahora mismo, un puñado de niveles más hubiese sido muy deseable. De otra parte, no deja de ser un juego de corte muy menor que cuesta tan solo 2 euros. ¿A dónde quiero llegar? A que si te gustan los juegos de plataformas, lo títulos de habilidad que disparan la tasa de pulsaciones, jugar a 'Abyss' en función off-tv en el Gamepad de Wii U por el precio de lanzamiento que tiene me parece que ofrece una experiencia más divertida que juegos más complejos a precios más elevados.
Conclusión
En conclusión, 'Abyss' pide a gritos un parche con más niveles, porque pone sobre la mesa una mecánica basada en físicas acuáticas lo suficientemente interesante como para que me haya dejado con ganas de más. La propuesta de EnjoyUp termina siendo como el sorbete en un banquete, algo fugaz y satisfactorio que agradeceremos para desatascar en esos momentos muertos en los que cogemos el mando de la consola y no sabemos a qué podríamos jugar.